El lenguaje de los políticos siempre funciona un poco encriptado y no estoy seguro de que el expresidente José María Barreda haya sugerido el nombre de la ministra portavoz Isabel Rodríguez para suceder algún día a Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha, pero a mí ha querido parecérmelo. No sé, estamos aún muy lejos. En la gran entrevista de Esther Esteban publicada este domingo, Barreda tiene claro que nadie se plantea hoy la sucesión de Page y que, además, ganará las próximas elecciones autonómicas de 2023 y volverá a ser presidente de la Junta, pero deja un apunte significativo en torno a Isabel Rodríguez: su futuro no está escrito, pero será brillante. Ya sé que suena a frase hecha, aunque me ha dado por pensar en el cartel electoral socialista tras la etapa de Page y, miremos con las luces largas, el nombre de la ministra portavoz de Pedro Sánchez tal vez pueda sonarle bien a mucha gente. Además, parece que en el PSOE ya toca una mujer.

La hipótesis, obviamente, casi es ciencia ficción, pero ya sabemos que los políticos van reorganizando a vista de pájaro su propio rompecabezas y ven el futuro con perspectivas amplias, difusas y siempre llenas de sueños posibles. Barreda y Rodríguez son amigos y viejos conocidos, y su cariño y respeto es muy grande. Las opciones improvisadas de reubicación en una carrera política viable son siempre infinitas y aleatorias, tan cambiantes como el viento de los tiempos y la voluntad caprichosa de las circunstancias, pero Isabel Rodríguez, tan joven e inteligente, tiene ahora mismo abiertos unos caminos que pueden proyectar muy alto su perfil. Ya veremos dónde. El regreso a lo grande a Castilla-La Mancha es una de esas posibilidades que, leyendo a Barreda o interpretando glotonamente sus palabras, pueden quedarse por ahí circulando en el ambiente. Quién sabe.

Cierto es que, tras su paso por el sanchismo en un papel tan marcadamente visible como el de ministra portavoz, Isabel Rodríguez tendrá que reinventarse y soltar lastre para darle una nueva vida a su carrera, pero ya hemos visto que los juegos malabares y la falta de memoria son mecanismos que dan buenos resultados en la política española de los últimos tiempos. Por tanto, la peor cara de Sánchez, que es la que le vemos a diario al presidente del Gobierno, tal vez no será un problema en un futuro que todavía está por escribir. España es diferente y lo de Isabel Rodríguez siempre tendrá nuevas oportunidades. Puede, incluso, que hasta el propio Sánchez sepa cambiar la piel, provocar entre los españoles una amnesia general de su mandato y volver a gobernar tras unas elecciones. Todo es posible en este mundo pusilánime y pueril que nos estamos construyendo. Lo de Isabel, en cualquier caso, es otra cosa, o lo parece.

Así que el futurible que tal vez hiciera a Barreda tan feliz quizás sea posible en unos años, aunque de momento nos quedamos con esta frase del expresidente, y luego ya veremos: “Isabel tiene una madurez política extraordinaria, una gran capacidad de comunicación y un futuro brillante que a mí me llena de orgullo”. Todo lo demás no está escrito, pero nos gusta jugar a imaginarlo. Hoy sanchista, mañana lo que sea. La historia está llena de Isabeles triunfadoras. No pierdan ripio.