Los socios de Forest Bank a las puertas del garaje de Torrecilla (Cuenca) que utilizan como sede de la empresa.

Los socios de Forest Bank a las puertas del garaje de Torrecilla (Cuenca) que utilizan como sede de la empresa.

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Proyecto pionero en un garaje de Cuenca: la empresa que ofrece saldar tu deuda con la naturaleza

Forest Bank se presenta como la primera compañía del mundo que permite a los particulares convertirse en "cero emisiones" plantando árboles en su nombre.

24 septiembre, 2022 08:30

Calentamiento global, fenómenos meteorológicos extremos, sequías, desertificación y veranos tan insoportables como el que hemos padecido este año en España, el más caluroso desde que hay registros. Son solo algunas de las devastadoras consecuencias que acarrea el cambio climático, un problema global contra el que cada vez más gobiernos y grandes compañías están dispuestos a luchar comprometiéndose a reducir las emisiones de efecto invernadero que lanzan a la atmósfera. ¿Pero es posible salvar al planeta sin el compromiso de los ciudadanos de a pie?

Vicente Cano, un filósofo madrileño de 46 años que hasta pocos meses ha ejercido como periodista especializado en motor, tiene claro que no. Por eso ha enfocado todas sus energías en fundar y hacer viable Forest Bank, una start-up que fue pensada entre un grupo de amigos durante un fin de semana de desconexión en Torrecilla, un pequeño pueblo de la Cuenca más rural. De allí son dos de los socios de la incipiente empresa, Antonio Barbero y Francisco Almodóvar, y en un garaje de la localidad han instalado la sede. Ofrecen a cualquier persona interesada una herramienta online con la que calcular en pocos minutos su huella de carbono -la cantidad de CO2 que emite anulamente-, consejos personalizados para tratar de reducirla al mínimo modificando algunos de sus hábitos y, por último, plantar en distintas zonas de España los árboles que sean necesarios para compensar aquellas emisiones restantes que no se pueden eliminar.

"El español medio emite 7,8 toneladas de CO2 al año", recuerda Cano en conversación con EL ESPAÑOL - EL DIGITAL CLM. La generación de tal cantidad de dióxido de carbono -el principal gas de efecto invernadero que se emite a raíz de las actividades del ser humano- está relacionada con los desplazamientos que se realizan en el vehículo particular, con el uso que se hace de la electricidad o de la calefacción en casa, con estrenar ropa puesto que la industria textil es una de las más contaminantes o por el consumo de carne de ganadería intensiva, muy poco amable medioambientalmente.

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"En función de todos estos criterios, el usuario calcula su huella de carbono a través de nuestra página web y nosotros le mandamos un informe completo sobre sus emisiones, además de unas recomendaciones para que trate de minimizarlas. Todo ese proceso es gratuito. Nuestro negocio está en ser los primeros en el mundo que ofrecemos a las personas ser cero emisiones durante al menos 35 años, que es el tiempo mínimo que alcanzarán nuestros proyectos de reforestación, por un único desembolso inicial que ronda los 5.000 euros", explica el CEO de la compañía conquense. Aunque es posible recuperar la inversión, tal y como explicaremos más adelante. ¿Pero hay gente dispuesta a pagar por saldar por estar en paz con la naturaleza? "Te sorprenderías", asegura el ideólogo de este negocio, que reconoce que sus primeros clientes son "personas muy preocupadas por el medioambiente, de más de 35 años y con un poder adquisitivo medio/alto".

Las cuentas son sencillas. El interesado, al ser alguien fuertemente comprometido con el cuidado de su entorno, salvo excepciones no llega a la media de emisiones del resto de españoles y se queda en cuatro o cinco toneladas de CO2 al año, que pueden reducirse a tres siguiendo los consejos de la empresa (aislar mejor la vivienda o modificar la forma en la que te desplazas, por ejemplo). Por compensar cada una de ellas a lo largo de las próximas décadas paga 1.800 euros, lo que de media eleva el desembolso a esos 5.000 euros de los que habla Cano. "No es algo desorbitado", defiende el fundador de la start-up, que pese a ello anuncia precios especiales de lanzamiento y trabaja en conseguir el apoyo de la Unión Europea para hacer más asequible la factura, lo que les permitiría ampliar su público objetivo. Además, ha firmado un acuerdo con Eurocaja Rural para que quienes lo prefieran puedan financiar la operación en condiciones ventajosas.

¿Qué ofrece a cambio Forest Bank? Luchar contra la deforestación y hacer crecer miles de árboles a lo largo y ancho del país, un proceso que comenzará en los próximos meses. Para iniciar sus campañas colectivas de reforestación, hoy por hoy negocian la compra de terrenos en Zaragoza, Barcelona y Tarragona, donde este mismo año esperan plantar unos 16.000 ejemplares que absorberán 19.600 toneladas de CO2 durante los próximos 35 años. "Somos la primera start-up del sector que ofreceremos las métricas de compensación en abierto a través de nuestra página web. Para ello vamos a poner webcams y unos sensores que van a permitir a los usuarios ver sus árboles y cuánto CO2 van absorbiendo", añade Cano.

A coste cero... si quieres

Anualmente, Forest Bank entregará a sus clientes un bono de carbono por cada tonelada de CO2 compensada por los árboles que tenga a su nombre. Aunque dichos títulos están certificados y cotizan en el mercado como si fuesen acciones (los compran empresas y países que necesitan seguir emitiendo gases sin incumplir la legislación o los compromisos adquiridos), Vicente Cano deja claro que su empresa "no es un fondo de inversión ni un producto financiero". El usuario tipo no busca el beneficio económico sino un fuerte "retorno social y ecológico", apunta. Y aunque lo buscase no podría obtenerlo, en principio. Eso sí, si autoriza a Forest Bank a vender dichos bonos la operación le permitiría recuperar en unos años la inversión inicial y, a partir de ahí, los rendimientos monetarios obtenidos se dedicarán a plantar más árboles.

"La mayoría de la gente que contacta con nosotros quiere que su compensación de emisiones se quede ahí y ya está. Hay muchos clientes que, sin más, dejarán extinguir los bonos y otros tantos que querrán que el dinero de su venta se destine desde el primer año a seguir reforestando", asegura el socio principal de Forest Bank, que está en plena ampliación de capital y ya ha sido valorada en medio millón de euros pese a estar finalizando su fase de incubación en La Nave, un centro de innovación del Ayuntamiento de Madrid donde en breve esperan arrancar su proceso de aceleración para lanzarse al mercado desde noviembre con todas las de la ley.

"Las 10 o 15 empresas más grandes de España están llevando a cabo sus propios proyectos de reforestación, pero Forest Bank es la primera start-up de mitigación de la huella de CO2 especialmente dirigida a personas que quieran ser cero emisiones", apunta el ideólogo como factor diferenciador y clave de lo que espera convertir en un negocio rentable y de éxito. Además de apostar por España como única base de operaciones, plantando todos los árboles dentro de nuestras fronteras con el objetivo de contribuir a la reforestación del país.

Como guinda del proyecto, desde el garaje de Torrecilla también se apuesta por contribuir a la revitalización del mundo rural. "Somos los primeros interesados que alrededor de nuestros proyectos de forestación se generen las mayores sinergias locales. Buscaremos empresas de silvicultura de la zona, habrá que hacer mantenimientos como la poda de los árboles, que también generan empleo, etc. Las especies que elijamos, además de ser grandes capturadoras de CO2, también generarán economía local. Siempre que podamos vamos a poner árboles melíferos y vamos a fomentar el pastoreo y la ganadería extensiva, que es algo fundamental en la prevención de incendios. Cuanta más gente haya trabajando en el terreno, mejor", defiende Vicente Cano.

Para predicar con el ejemplo, ya está mirando casas en el pequeño pueblo donde germinó Forest Bank para instalar allí una segunda residencia en la que disfrutar de la naturaleza junto a su familia. "La idea inicial era llevar a cabo la primera plantación de árboles allí, pero estamos empezando y necesitamos terrenos que nos salgan muy bien, que nos permitan cuadrar las cuentas para sobrevivir económicamente. De momento no ha salido nada en Cuenca, aunque va a salir seguro", finaliza. En la provincia han sido recibidos con los brazos abiertos y la Confederación de Empresarios conquense se ha felicitado por haber incorporado a sus filas "un proyecto original e innovador que tiene un claro aspecto de dinamizador económico en una zona despoblada y que, además, lo hace mediante el cuidado del medioambiente".