Participé días atrás en la presentación en Barcelona de un libro al que he contribuido con un artículo: me refiero a CT o la Cultura de la Transición: crítica de 35 años de cultura española, impulsado y coordinado por Guillem Martínez y publicado en Debolsillo. Martínez lleva la pila de años formulando y divulgando muy tendenciosamente el concepto de CT (Cultura de la Transición), con el que pone nombre y siglas a -empleo sus palabras- "el paradigma cultural hegemónico en España desde hace más de tres décadas". Quien quiera tener una idea más precisa y corrosiva de este concepto puede acudir al breve ensayo que abre el libro mencionado, en el que Martínez lo describe muy certeramente, con su estilo característicamente lábil, velocísimo, incisivo y muy humorístico.



Martínez es uno de los grandes del periodismo español, por mucho que no acapare tribunas vistosas. Su ascendiente entre algunos de los más jóvenes y prometedores periodistas de este país se va haciendo notar de manera cada vez más flagrante. Se me ocurren los nombres de varios que a lo mejor ni se han enterado pero le deben al menos una cena. A ver si se estiran. Una década después de su Franquismo pop (Reservoir Books, 2001), Martínez ha acudido, para armar CT o la Cultura de la Transición, a más de docena y media de colaboradores de muy variado pelaje, buena parte de ellos nacidos en la década de los setenta y aun mucho después, si es que tal cosa es concebible. El resultado es un libro-laboratorio: tentativo, arrojadizo, propiamente "ensayístico", que, con todas sus divergencias, altibajos e incluso salidas de tono, se postula, mucho antes que como un balance, como un texto "fundacional" -el calificativo se lo ha puesto Lectorileso en su blog- de un nuevo modo de concebir y de practicar la cultura por estos pagos.



Habrá quien se diga que esto suena a colegueo y publicidad.



Bueno... Pero no, qué leches, tiene más que ver con el activismo.



Habrá quien sugiera, mecachis, que una parrafada como la anterior suena precisamente a eso, a CT.



A ese listillo, precisamente a ése, le recomiendo el libro que Martínez ha pergeñado con unos cuantos secuaces.



Martínez es muy optimista al evaluar los indicios que a su entender vienen anunciando el definitivo desmantelamiento de la CT y el inminente recambio de paradigma cultural. Yo tiendo a ser más cauto, es decir, más escéptico y resabiado; pero es cosa de la edad, me dicen. Como sea, la circulación del concepto CT y la puesta en la picota de aquello que conceptualiza es un ejercicio sin duda saludable para nuestra cultura, que desde hace ya demasiado tiempo viene necesitando un buen zarandeo.



En la presentación del libro en Barcelona, luego de una conversación entre varios de sus co-autores, Raúl Minchinela, que también ha contribuido al engendro, exhibió lo que él mismo tituló CT: el musical. Quien todavía no sepa quién es Minchilena (como yo mismo hasta hace poco) va a agradecerme con lágrimas en los ojos que le remita a la videoserie que cuelga en internet: Reflexiones de Repronto, que lleva ya cerca de cincuenta capítulos (desde 2007). Los análisis culturales del Doctor Repronto son extraordinariamente mordaces y suman, uno sobre otro, un verdadero diccionario satírico de tópicos e imbecilidades al uso. Ya podría la televisión, española o autonómica, alojar cosas como ésta, digo yo, repitiendo lo que ya ha dicho Miguel Brieva.



En CT: el musical (emparentado con un libro de Martínez: La canción del verano, Debolsillo 2007), Minchilena ofreció lo que podría ser tomado como el tráiler de un musical en toda regla, que se sirviera de la banda sonora de las últimas décadas (desde Libertad sin ira, de Jarcha, hasta Mi música es tu voz, el hit de OT) para ilustrar melódicamente un recorrido demoledor -puntuado de ácidos e instructivos comentarios- por lo que ha venido siendo nuestra cultura hasta esta misma mañana. Exhorto a cualquier promotor a que siga esta pista y haga lo que sea por realizar el montaje del musical definitivo, ya sea para teatros o para cine. Triunfará.



¿Se acuerdan ustedes de Canciones para después de una guerra (1976), la película de Basilio Martín Patino? Pues CT: el musical vendría a ser como eso pero referido a nuestro pasado inmediato y embutido en un discurso cañero, del que en otra ocasión les traeré aquí una muestra, lo prometo.



Canciones para después de una dictadura.



Eso.



Hasta hoy.



Así de largo.