Presentación del cohete 'Miura 1' en Huelva / Foto: Europa Press.

Presentación del cohete 'Miura 1' en Huelva / Foto: Europa Press.

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España en la carrera espacial: logros y desafíos

¿Es el éxito del cohete Miura 1 el primer peldaño para entrar en el club de los países con tecnología espacial? ¿Cómo condicionará el hito de PLD Space el futuro de nuestras telecomunicaciones? 

Manuel Lozano Leyva Javier Armentia
13 noviembre, 2023 01:19

El bravo Miura

Manuel Lozano Leyva. Catedrático de Física Atómica y Nuclear (Universidad de Sevilla). Último libro: La hechicera, el gato y el demonio (Debate)

Salvo el nombre, al programa de propulsión de la empresa PLD Space no puedo más que halagarlo. El origen de esta actitud personal me viene de muy lejos. Mi padre, buen electricista, tenía una pequeña empresa de alta tensión de entre ocho y diez trabajadores.Sobre 1967, el aprendiz de la cuadrilla me dijo entusiasmado que en El Arenosillo, sede experimental del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), donde estaban haciendo unas instalaciones eléctricas, lanzaban un cohete.

Tenía que ir. Yo, ya en la universidad, me entusiasmé, pero tenía un examen y no fui a la playa onubense. Por la tarde esperaba ansioso a mi padre y los demás en el taller para que me contaran. Aquello fue un jolgorio indescriptible: el lanzamiento había fallado y el cohete, con ruido ensordecedor, deambuló una eternidad zigzagueando por la playa, esparciendo violentamente arena por doquier casi enterrando a muchos que estaban aterrados.

Un año después, a un compañero de clase le dieron el entonces prestigioso Premio Holanda patrocinado por la multinacional Philips para jóvenes investigadores. No recuerdo su nombre, pero sí el fascinante plano que había hecho de un cohete de elementos originales de propulsión y trayectoria estabilizada con un giroscopio. Más tarde, 1969, los estadounidenses se plantaron en la Luna ganándoles la llamada carrera espacial a los soviéticos.

La carrera ya no es espacial sino empresarial

Obviamente, la diferencia entre la tecnología espacial de las dos potencias y la del resto del mundo era abismal, pero medio siglo después las cosas han cambiado. La carrera ya no es espacial sino empresarial, incluso no se puede llamar carrera porque cada una de las empresas implicadas está encontrando su nicho comercial. Además, son ya diez los países que compiten y el éxito del cohete Miura nos ha introducido en ese elitista grupo. Aparte del término “carrera” también deberíamos desterrar el de “espacial”. Situar minúsculos satélites, de preciosa y precisa tecnología en su interior, a unos cientos de kilómetros de la superficie terrestre no es explorar el espacio. Pero incluso en este campo, España, a través del INTA, hace magníficas aportaciones. Por ejemplo, estudiando el comportamiento y resistencia de ciertos de materiales en las condiciones físicas y químicas de Marte.

El cohete Miura 1 ha sido un éxito casi total (no se ha recuperado del mar como estaba previsto) y nadie debe minusvalorar los 46 kilómetros de altura que ha alcanzado, que era para lo que estaba diseñado. Los datos que ha ofrecido la prueba sobre la ingeniería aeroespacial son tan valiosos que los siguientes lanzamientos nos situarán ya de pleno en el exclusivo club mundial de esta industria. El Miura 5 está previsto que transporte una buena cantidad de carga útil a una órbita estable de microgravedad.

Lamentablemente, los próximos cohetes españoles no será posible lanzarlos desde El Arenosillo de Huelva. Pero la Guayana francesa me recordará los paseos que di por aquella playa de Mazagón en mi más temprana juventud, aunque no viera despegar ninguno de aquellos incipientes e inquietantes cohetes meteorológicos. 

Hasta el infinito y más allá

Javier Armentia. Astrofísico y director del Planetario de Pamplona. 

Lo decía Buzz Lightyear en la deliciosa Toy Story y se convirtió el pasado 7 de octubre en un grito unánime entre quienes veían cómo, tras varios retrasos y ajustes técnicos, el cohete Miura 1 subía pausadamente atravesando la atmósfera desde la costa onubense. En la retransmisión que hizo a través de internet PLD Space, la empresa española que conseguía ser parte de la historia de la historia espacial, veíamos a gente muy joven e ilusionada, pero que lleva años intentando demostrar que es posible hacer realidad ese sueño, con tecnología desarrollada en nuestro país, apostando por el talento y el valor de la formación de las universidades y consiguiendo encantar a inversores extranjeros.

No es raro que muchos titulares de medios de comunicación hablaran de cómo nuestro país se incorporaba a la carrera espacial. Comprensible entusiasmo aunque algo exagerado, porque este pura sangre de la industria aeroespacial española no es más que un paso en la dirección adecuada de un camino que se viene recorriendo desde hace bastantes años.

Carreras, en el espacio, siempre han existido: desde la inicial por demostrar la superioridad tecnológica que mostraron en la Guerra Fría Estados Unidos y la Unión Soviética a la tensión actual entre Rusia y el resto de países que participan en la Estación Espacial Internacional (empeorada por la guerra en Ucrania y el consiguiente boicot tecnológico). Pero las potencias tradicionales pueden acabar viviendo un sorpasso por parte de la gran potencia espacial del nuevo siglo, China, que ya cuenta con su estación orbital tripulada propia.

Este pura sangre de la industria aeroespacial española no es más que un paso en la dirección adecuada 

Al mismo tiempo se han ido incorporando muchos agentes que muestran que la ‘Era Espacial’ avanza y se desliga de la geopolítica y del empuje militar. La iniciativa privada está llegando con más fuerza, al incorporarse valor añadido a datos obtenidos desde satélite que permiten geoposicionamiento y logística, control de recursos, teledetección o telecomunicaciones. O el turismo, aún simplemente escaparate de los ultramillonarios pero que puede ser un motor de consumo de lujo. A la minería de asteroides, que entusiasmó a inversores y grandes compañías mineras hace 30 años, se le han complicado las cosas, pero nadie duda que llegará también en el futuro de la mano de metales escasos en nuestro planeta.

En ese ámbito complejo y diversificado, el sector industrial espacial reclama su lugar específico, aún confundido con el aeronáutico y de defensa. La aparición de iniciativas de tamaño medio, capaces de conseguir que el gran problema de la carrera espacial que es vencer la gravedad terrestre a menor coste y con menor riesgo, abre un camino a incorporar todo un nuevo abanico de usos civiles y comerciales, cediendo parte del empuje de los Estados a este sector.

Si el Miura 5, previsto para subir al espacio en 2026, funciona como lo hizo el primero de la saga, esta empresa habrá demostrado que este camino se puede hacer desde un país periférico en lo espacial que solamente hace un año ha conseguido crear su propia agencia espacial. 

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