La canción favorita de Aurora Luque es La del pirata cojo, de Joaquín Sabina. Pero un día se dio cuenta de algo importante: “Yo no podría ser ese pirata cojo ni todas esas vidas admirables que Sabina hubiera querido vivir; yo no podría desearlas porque son vidas para hombres”. Así que “tuneó” la canción y, calcando su rítmica, creó una versión en femenino de la letra del cantautor ubetense: “Ser Michelle en Chicago, Pasionaria en las minas, Camille en Montparnasse, guerrillera en Colombia, ménade por las noches, Juana de Arco en Orleans…” y así sucesivamente va citando a mujeres con nombre propio o anónimas en distintos lugares y momentos de la historia. El poema forma parte de Gavieras, el libro con el que este martes la poeta almeriense afincada en Málaga ha ganado el XXXII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe, que se ha dado a conocer este martes en la sede de la compañía en la Gran Vía madrileña. El premio está dotado con 25.000 euros y la publicación de la obra en la Colección Visor de Poesía.

El término marino gaviero designa al marinero encargado de otear el horizonte desde la gavia de una nave, el primero en cantar tierra, y Luque lo ha empleado en femenino plural para trazar “muchos retratos de mujer cuyas líneas, sumadas, dibujan el autorretrato de la poeta”, ha señalado Juan Antonio González Iglesias, ganador del premio en 2007 y miembro de un jurado que ha estado presidido por Víctor García de la Concha y del que también han formado parte los poetas Gioconda Belli, Antonio Colinas, Aurora Egido, Margo Glantz, Jaime Siles, Luis Antonio de Villena y Basilio Sánchez. Todos han acudido a la presentación del premio, en la que ha actuado como anfitriona la presidenta de la fundación, Sheila Loewe, y en el que también estaba presente su padre, Enrique Loewe, creador del premio hace más de tres décadas y presidente de honor de la fundación.

De izda. a dcha., de pie: Juan Antonio González Iglesias, Jaime Siles, Sheila Loewe, Víctor García de la Concha, Gioconda Belli y Basilio Sánchez. Sentados: Antonio Colinas, Aurora Egido, Luis Antonio de Villena, Margo Glantz y Chus Visor

De Safo a Agnès Varda

González Iglesias ha destacado “el aliento humanista de esta poesía que trata de la condición de la mujer” y, a través de ella, “de la condición humana, de todos nosotros”. El poemario es “un recorrido por muchas figuras de mujer que arrancan en la antigüedad grecorromana y llega hasta nuestro tiempo, a la cultura urbana, a la cultura posmoderna, a la cultura pop”. Así, “la más griega de nuestros poetas contemporáneos” comienza con un poema dedicado a Safo, a quien ha dedicado buena parte de su faceta como traductora, y, pasando por Santa Teresa, Eleonora Fonseca o Mariana Pineda, llega hasta Susan Sontag, Agnès Varda o la citada Michelle Obama.

“Este libro va de gavieras, de mujeres andariegas, nómadas, flâneuses, que antes no ocupaban los caminos, los senderos, los itinerarios, y ahora nos interesa acompañarlas, en mi caso con mi admiración y mis poemas”, ha explicado la autora. Una de sus protagonistas, “de las menos conocidas”, es Poemenia, que en el siglo IV viajó en un barco de su propiedad hasta Egipto y en Alejandría contrató naves para remontar el Nilo. Su objetivo era visitar al santo Juan de Licópolis con la esperanza de que le curase una enfermedad que padecía, pero este se negó a recibirla por ser mujer, aunque le hizo llegar un poco de aceite procedente de una iglesia.

Aurora Luque (Almería, 1962) es poeta y traductora. Cursó estudios de Filología Clásica en Granada y reside en Málaga, donde ha trabajado como profesora de girego, articulista, editora y gestora cultural, siendo directora del Centro Genración del 27 entre 2008 y 2011. El libro con el que ha ganado el Loewe incide en sus principales líneas de interés: el mundo clásico, la literatura de mujeres y la traducción de poesía. Entre sus poemarios figuran Orinque, Haikus de Narila, Portuaria, Los limones absortos. Poemas mediterráneos y Personal & político. Ha traducido a Safo y otras poetas de la antigüedad grecolatina y a Anne Carson. Entre sus ensayos literarios destacan El valor de una ilustrada, dedicado a María Rosa de Gálvez, Poesías, Amnón y Holocaustos a Minerva.

Raquel Vázquez, Premio a la Creación Joven

También ha sido galardonada este martes, con el Premio de Poesía Loewe a la Creación Joven, la poeta lucense Raquel Vázquez por su obra Aunque los mapas. Un galardón dotado con 8.000 euros y que será editado también por Visor. Gioconda Belli ha destacado de la poeta de 29 años “una voz madura para su edad y un aliento poético capaz de crear desde la intimidad un mundo poblado de imágenes que deslumbran por su originalidad y su hondura, un mundo donde se habla de encuentros y pérdidas sin sentimentalismos pero donde la emoción se transmite inequívoca y conmovedora, enhebrando las palabras como un lienzo que nos envuelve”. La poeta nicaragüense ha destacado también que la poesía de Vázquez “se desafía a sí misma por ser accesible y depurada a la vez”, y que “el jurado remarcó la habilidad de la poeta para finalizar sus poemas con imágenes o conclusiones rotundas y maravillosas como una bailarina que sabe exactamente el movimiento para que su imagen quede vibrando en la memoria cuando termina la música. Es una alegría comprobar que hay en la juventud española el hálito de la tradición de la gran poesía de este país, que ha vibrado por siglos”.

Raquel Vázquez (Lugo, 1990) es licenciada en Filología Hispánica y graduada en Ingeniería Informática. Ha publicado los poemarios Lenguaje ensamblador (Renacimiento, 2019), El hilo del invierno (Hiperión, 2016; Premio València Nova de la Institució Alfons el Magnànim), Si el neón no basta (La Isla de Siltolá, 2015), Lied de lluvia para una piel ausente (Alhulia, 2014; Premio de Poesía Granajoven), Luna turbia (Torremozas, 2013; Premio de Poesía Joven Gloria Fuertes), Pinacoteca de los sueños rotos (Islavaria, 2012) y Por el envés del tiempo (Cardeñoso, 2011; Premio Poeta Juan Calderón Matador). Fue residente de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores durante el curso 2014/15, donde trabajó en Chomolangma, novela editada por La Isla de Siltolá en 2017. En el ámbito de la narrativa, también ha publicado dos libros de cuentos, La ocarina del tiempo (Trifolium, 2016) y Paralelo 36 (Talentura, 2019).

En esta edición del Premio Loewe se han presentado 1.045 participantes de 37 países, lo que supone un incremento del 20% respecto a la convocatoria anterior. Un 23% procede de Hispanoamérica, siendo México, Argentina y Estados Unidos los países con mayor índice de participación. En España. las provincias con mayor número de obras presentadas son Madrid, Barcelona, Valencia y Granada. Un 15% son menores de 30 años y 34 obras han quedado finalistas. La entrega de los premios y la presentación de los libros ganadores tendrá lugar en marzo de 2020.

Poemas de las ganadoras

Tuneando al pirata cojo

(Léase recordando la encantadora música de Joaquín Sabina)

No soy una chica con la lágrima fácil,

De esas que se quejan sólo por vicio.

La vida no se deja ni coger de la mano

y me escupe: -Tú no sabes mi oficio.

Aunque sale caro hasta soñar

y disfruto con mi en-carnación,

con un poco de imaginación

partiré de viaje enseguida

a vivir otras vidas,

a probarme otros nombres,

a colarme en el traje y la piel

de las mujeres

que tal vez seré.

Ser Michelle en Chicago,

Pasionaria en las minas,

Camille en Montparnasse;

guerrillera en Colombia,

ménade por las noches,

Juana de Arco en Orleáns.

Reportera en Sodoma,

amazona en Turquía,

en Siberia ser tren;

¿chica Bond? Ni lo sueñes;

trapecista en el bosque,

Eleonora en Napolés.

Colette en Montecarlo,

un buen vino en tu boca,

Sontag en Nueva York;

la poeta del barrio

aunque sé que no toca,

hereje en religión.

Levitando, Teresa,

doña Pepa por Cádiz,

Marianne en París;

Mariana en Granada,

bodeguera en Burdeos,

prima de Thelma y Louise.

Nadadora en Australia,

insumisa en la tierra,

Liza en su cabaret;

escritora en tu espalda,

con Rossini soprano,

la que quemó el burdel.

La Zambrano en La Habana,

Isadora en Atenas,

y Zinda en Angolá;

nómada por tu cama,

directora en Viena,

por Oriente, Calaf.

Libertad en Mahattan,

Ágata detective,

Vanessa en Camelot;

guionista en tus sueños,

Nausica fugitiva,

sirena en tu colchón.

Alpinista en el Tíbet,

Lisístrata en la guerra,

Murasaki en Japón;

ser un río en la India,

Aphra Benn por los mares,

y Frida en Mexicó.

Pero si me dan a elegir

Entre todas las vidas, yo escojo


la vida de gaviera que trepa por el palo,

con ojos abiertos, telescopio en la mano,

curtida en el mar, capitana

de un barco que tuviera por bandera

un par de alas y una estrella nueva.

Aurora Luque

Hiroshima

El tiempo en Hiroshima avanza en bicicleta.

Cíclicamente en los parques florecen

rosas y rayos gamma.

Un niño pedalea a lo largo del Ôta

con barba encanecida.

Otro juega al balón, no teme aún al cielo.

Una anciana recuerda la seda del yukata

derramada en las manos de su madre.

Febrilmente una joven hace el cómputo

de camisas radiactivas, palomas

blancas ante su ingreso por primera

vez en un hospital.

Un peatón se detiene.

Está azul el semáforo. Entrecierra

los ojos para ver, cree ver. Avanza.

Cruza un pájaro la rueda del sol

sin saber de los tarde.

Sin saber del dolor o de los nunca.

La bomba atómica sigue cayendo.

Sólo vemos la luz,

no cómo nos quemamos.

Raquel Vázquez