Ernesto Pérez Zúñiga

Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2014. 114 páginas, 11'90 euros

Ernesto Pérez Zúñiga (Madrid, 1971) ha ganado dos premios de narrativa que llevan nombres de escritores célebres (Gonzalo Torrente Ballester, Luis Berenguer). Autor de cuatro novelas y de un volumen de cuentos, también ha publicado seis poemarios.



En Siete caminos para Beatriz, Pérez Zúñiga vuelve a referirse a La Divina Comedia de Dante. Como hiciera con anterioridad en su novela El segundo círculo (2007), se sirve de la obra clásica para describir el mundo actual. Aquí hallamos las travesías mentales y las diferentes etapas de la aventura amorosa. Todas las partes están unidas por la presencia intermitente de Beatriz.



A mi juicio, La isla de los muertos, segunda sección del libro, contiene las imágenes más sugerentes del conjunto. Destaca el poema titulado con el nombre de un personaje de La isla del Tesoro, el pirata ciego Pew. El poeta evoca a Eurídice, a quien compara con la hoja caída de un álamo y, en un paisaje de acantilados, precipicios, páramos y cascadas negras, los seres nocturnos miran "el río que se lleva reflejos de cada uno de los rostros amados". Además de Stevenson, otros artistas nos acompañan en el viaje: el cineasta Murnau, los escritores Blake y Poe.



¿En qué consiste el infierno? "Enfoco mis prismáticos hacia las llamaradas. / Dentro del fuego sólo un rostro: / la fusión del total de nuestros rasgos", leemos. Hay visiones más irónicas. En las páginas de "Laguna Estigia", los peces prehistóricos surcan aguas donde flota la cacharrería moderna: teléfonos, revistas de moda, fantasmas de internet. El apartado termina con una composición de versos inquietantes. Pérez Zúñiga nos habla de "los muertos que he ido acumulando, / y esos otros que desde niño / me vigilan". La tercera sección (Parque de atracciones) confirma que la ciudad ficticia de Dite va a ser sustituida por el urbanismo futurista de Tokio. Kawabata y Murakami nos guían.



Las combinaciones métricas empleadas por Pérez Zúñiga transmiten con eficacia las experiencias de vida que el escritor quiere comunicar. Pentasílabos, hexasílabos, octosílabos y endecasílabos, entre algunas páginas en prosa, se adaptan a la angustia o la libertad. Siguiendo el orden de Dante, Siete caminos para Beatriz se cierra con Paraíso: dos sonetos y "Décima del invierno". No se trata sólo de una exhibición de habilidades literarias, sino el resumen de la obra: una escritura bella, rica en matices, sobre un fondo de pensamientos profundos