Jorge Riechmann

Monteávila, 2013. 458 pp., 20 e. / Olifante, 208 páginas, 13 e.

En el título Cántico de la erosión (1987), el primero de los libros publicados por Jorge Riechmann (Madrid, 1962), se leían ya dos claves que atraviesan toda su obra: la erosión del planeta, sus bosques, los mares, especies de animales que se extinguen día a día, la catástrofe de las relaciones de los humanos con el mundo y las de los humanos entre sí, la explotación de la mayoría por unos pocos, la injusticia, la violencia, en fin, el desprecio de lo humano; y cántico: aunque lo anterior pudiera hacer pensar que la voz de la poesía de Riechmann es de tono apocalíptico, no es así; el discurso, que es todo un largo alegato de acusación, surge de un profundo amor, de la empatía con la naturaleza toda, el hielo del ártico, las ardillas, las hormigas voladoras y, por supuesto, las personas, celebración de la vida. Así, erosión sí, cántico también.



Riechmann, profesor de Filosofía moral, ha publicado numerosos ensayos sobre ecología y otras cuestiones políticas, de manera que su escritura poética viene a ser una prolongación de su quehacer profesional y cabe decir de su ideología o pasión vital, o a la inversa. Pero, aunque quizá sea innecesario decirlo, los poemas de Riechmann, si no abdican de tales contenidos, tampoco renuncian a ser palabra poética, de búsqueda, creadora. Convendrá subrayar al respecto que entre otras referencias no faltan las de William Blake, Edmond Jabès, Paul Celan o Antonio Gamoneda, es decir, maestros de la exploración verbal, así como Heráclito o textos taoístas, en los que igualmente la palabra es un camino hacia el saber.



Entreser reúne la poesía escrita entre 1993 y 2007 y viene a completar el volumen recopilatorio anterior Futuralgia (2011). Dos buenos títulos. Si futuralgia nombraba el mal, el dolor del futuro, entreser es un término en el que se destaca el entre, la relación entre los seres, distancia que separa y al tiempo reclama ser recorrida para alcanzar la unión con el otro, con lo otro, una palabra que sintetiza toda una declaración. Convendrá añadir que, dada la dicotomía, falsa por cierto, entre vanguardia o experimentación y compromiso, para usar ese término clásico, Riechmann es un ejemplo que la desmiente. Basta ir a Fotografías, aquí incluido, para leer unos pies de foto bajo imágenes inexistentes, toda una exigencia de participación del lector, o comprobar las muy diferentes formas poemáticas de los libros de este volumen.



Por su parte, Fracasar mejor presenta una miscelánea de anotaciones sobre las argucias y trampas del capitalismo, sobre la escritura, en ocasiones el trasfondo de lo que ha llegado a ser poema. Observaciones sobre lo que pasa a la vista del sujeto o a partir de una lectura o de la actualidad política se suceden conforman un conjunto ensayístico en el más puro sentido del género.



En suma, dos libros importantes de un poeta que ha consolidado una obra de todo interés, convencido de que si la poesía "no transforma el mundo, ayuda a transformarse a las personas que transformarán el mundo".