Image: Profundidad de campo

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Poesía

Profundidad de campo

JENARO TALENS

25 abril, 2001 02:00

Hiperión. Madrid, 2001. 109 páginas, 1.100 pesetas

A ratos Frankenstein, siempre Proteo, Talens es un poeta del exceso, incómodo: cuando cree-mos tenerle clasificado, nos sorprende con otra profusa muestra de sus varios talentos

La profusión y la variedad caracterizan la obra poética de Jenaro Talens. La mayoría de sus compañeros de generación nos ofrecen un perfil evolutivo claro; con Talens no ocurre eso. Sus quince libros parecen contener, entremezclados y en confuso borrador, los poemas que podrían servir para dar nombre y fama a media docena de poetas.

ángela Vallvey, en el prólogo a La constancia del nómada (1960-2000), reciente antología de Talens, ha creído encontrar "la columna vertebral de su labor lírica" en "el extrañamiento del vagabundo". Y añade una imagen que subraya la insólita y chocante heterogenidad de esta poesía, especie de Frankestein que entremezclara mármol y vísceras: "el poeta suele utilizar la abstracción como un lujo del pensamiento, pero atravesada por versos que ponen en el poema algo así como un trozo de carne en el torso de una estatua".

Jenaro Talens, antes de cumplir veinte años, escribía sonetos, rehumanizados y retóricos, que no tenían nada que envidiar a los de Manuel Mantero o Leopoldo de Luis. Por primera vez se rescatan esos versos en La constancia del nómada, donde se colocan junto a alguno de los que pronto integrarían su último libro, Profundidad de campo, sin que disuenen demasiado: en "Palabras para Camila", un poema del 2000, encontramos un eco de la conmovedora "Nana para dormir tu muerte", de 1960, cuando el poeta tenía catorce años.
Profundidad de campo, escrito entre 1997 y 2000, resulta tan heterogéneo como la antología precedente. Lo menos interesante son los dos extensos poemas que lo inician y concluyen (los mismos, aunque en orden inverso, que servían de apertura y cierre a La constancia del nómada); y lo más sorprendente los textos que parecen esforzarse en decir de otra manera lo que otros han dicho antes de la mejor manera posible: "¿A quién le pertenece mi pasado?/¿A quién leía La légende des siècles/en la penumbra de la biblioteca?/¿Al niño que creyó tener la luna entre sus manos/e imaginaba atravesar el tiempo/como un globo en el aire?", leemos en un poema , e inmediatamente nos vienen a la memoria los versos de Borges: "Quiero saber de quién es mi pasado./¿De cuál de los que fui? ¿Del ginebrino/que trazó algún hexámetro latino/que los lustrales años han borrado?/¿Es de aquel niño que buscó en la entera/biblioteca del padre..." No es el único homenaje a Borges: el soneto "El paseante" termina con el verso "Yo, que fui sombra, y ansia, y agonía" ("Yo, que soy tiempo y sangre y agonía" concluye Borges uno de sus más conocidos poemas). Tampoco es el único poema ajeno que se parafrasea. Un poema chino anónimo, del siglo IX, dice más o menos así en una versión en prosa: "Sin palabras, dos corazones saben que se aman en secreto. Ella cose acodada bajo la lámpara, él camina bajo la luna. Durante su marcha, él sabe que ella aún vela... Oye el ruido de sus tijeras en la noche profunda". Copio a continuación "Montaje paralelo", un breve poema incluido por Talens en su último libro: "Su amor es un secreto que no conoce nadie./Ella cose, sentada junto a la chimenea./él se acerca a la casa. Es medianoche./Sabe que ella no duerme todavía:/Se oye el sonido al poco/del cesto de costura/al caer en el suelo".

"Ginegra impromptu" se titula uno de los sonetos del libro; improvisaciones sobre textos ajenos o esquemas retóricos parecen muchos de los poemas de Profundidad de campo; otros son poemas de circunstancias, como los dedicados a la muerte de César Simón o de Valente. El Talens último, como el Talens primero, no le teme al ripio ni al sinsentido propiciado por el sonsonete: "Eras mi selva y te inventé vedado/para cazar contigo, aunque es tan poca/mi oscuridad, que el aire no te toca,/sólo mis manos y la noche". No parece que tenga mucho que ver el que la oscuridad sea mucha o poca con que el aire toque o no a alguien.

El gusto por mezclar materiales disímiles (ese mármol con trozos de carne de que hablaba ángela Vallvey) se manifiesta en algunos títulos: "Po Shu Yi conversa con Wang Wei o el declinar de la hermenéutica", "Muros que nunca están inmóviles o el porvenir de la fenomenología". En el primer caso, la segunda parte del título parece sólo un tic generacional; el poema es traducción o pastiche de la poesía china: "Tranquilo y triste, duermo todo el día./Enfermo y viejo, todos me abandonan./Cae la noche. Delante de mi puerta/una lluvia de flores cubre el suelo".

A ratos Frankenstein, siempre Proteo, Talens es un poeta incómodo: cuando creemos tenerle clasificado y calificado, nos sorprende con otra profusa muestra de sus varios talentos. Poeta del exceso, visceral y cerebral; con menos capacidades, habría tenido muy probablemente mayor fortuna.