Image: Coral Glynn

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Novela

Coral Glynn

Peter Cameron

4 octubre, 2013 02:00

Peter Cameron

Traducción de Patricia Anton, Libros del Asteroide, 2013. 269 pp. 18'95 e. ebook: 10'44 e.

Confieso que de Peter Cameron (New Jersey, 1959) sólo conozco sus dos novelas traducidas al castellano por Libros del Asteroide, Algún día este dolor te será útil y esta Coral Glynn que nos ocupa hoy. Pero como son sus dos últimos libros, publicados en 2007 y 2012, eso me permite afirmar, al menos, que estamos ante un escritor que atraviesa un período de pleno dominio del oficio y de su estilo. En ambos casos, Cameron logra que su trabajo tenga una extraña y sutil originalidad, y lo hace partiendo de un material ni sorprendente ni rompedor; pero aquí y allá, el lector percibe ajustes peculiares (por ejemplo, en la descripción de los objetos y lo que ocurre con ellos), expectativas suavemente alteradas, una impronta inusual. En tono menor, sin estridencias. El éxito en nuestro país de su anterior novela, adolescente y neoyorquina, fue merecido y comprensiblemente generacional.

Aunque puedan detectarse elementos de continuidad, ahora Coral Glynn propone otra cosa: esta es una novela británica de amor que sólo adquiere pleno sentido leída como relato de madurez. Una madurez que puede ser, claro, aceptación o renuncia. Aquí, Cameron no exhibe la gracia adictiva que se colaba en cada página de Algún día..., y este narrador en tercera persona no pretende competir en encanto con aquel otro narrador en primera persona; en cambio, y para empezar, en esta ocasión asistimos al logro estrictamente artesano de que un americano haya escrito un libro inglés. Coral Glynn está ambientada en la puritana Inglaterra de los cincuenta, a caballo entre una ciudad de provincias y Londres, y narra la historia de una enfermera y un comandante de cuerpo lacerado que al conocerse se ven rodeados de circunstancias diversas, algunas muy desagradables. En realidad, sin embargo, esas circunstancias no importan tanto como la radical soledad de ambas vidas, y la forma en que esa soledad se afronta.

Coral es una mujer de 'belleza vulgar', sin familia, sin amigos, desvalida. El personaje cobra vida gracias a una gestualidad precisa que penetra su inicial apocamiento, sin duda motivado tanto por el miedo como por la dignidad, la torpeza y la intuición. En ella percibimos algunas constantes de la persona sensible que ha tenido que crecer sola: la necesidad de alterar un poco la verdad para hacerla habitable, la tentación de la desaparición... Y la capacidad de sobreponerse.

Cameron retrata a sus criaturas mediante unos diálogos casi siempre impecables, y eso incluye todo un tapiz de personajes secundarios al fondo reconociblemente novelesco pero eficaz y relevante. Por lo demás, la elegancia de su prosa está tan bien calculada que las apariciones más o menos repentinas de algunas palabras definitivas (digamos, ‘polla'; digamos, ‘maricón') consiguen ser iluminadoras y tristes. Con esto, por supuesto, no digo que la elegancia consista en omitir la ‘polla', sino en saber cómo lograr que nos conmueva.

Estructurada en cinco partes muy bien encadenadas, Coral Glynn es una muy buena novela, a ratos angustiosa y casi siempre dolorosa. En ella hay un bosque oscuro en el que presenciamos una escena salvaje. Hay una atmósfera que complacería a Ford Madox Ford, aunque esto lo haya dicho Rodrigo Fresán y por lo tanto yo llegue tarde. Hay, sobre todo, unos personajes muy bien trazados, dignos de ser escuchados hasta cuando lloran. Hasta cuando callan.