Érase una vez Paul Richardot (1992), un joven perfumista, diplomado por la Escuela Superior de Perfumería de París. Su talento no solo le condujo a crear aromas que flotaran en el aire: quería también destilar las palabras que pudieran traducir el universo de los olores. Porque en el fondo de sus frascos y fórmulas secretas palpitaba otro deseo, más callado, pero igualmente intenso: el de ser escritor.
Durante cinco años se dedicó a pulir su prosa como antes lo había hecho con sus perfumes, buscando ese punto de equilibrio casi mágico en el que una frase pueda evocar lo mismo que una nota de vetiver o un rastro de ámbar.
Así nació Fragrancia, su primera novela, que publica en España la editorial Lumen. Un libro que no solo se lee, sino que se huele. Como lo que desean sus propios personajes, oler las emociones, los momentos, de sus vidas pasadas. Una historia escrita con el olfato del narrador que ha aprendido a traducir emociones en moléculas y ahora en palabras.
Pregunta. Oficialmente, Hélias, de 24 años, es aromaterapeuta. Pero en realidad se está formando para convertirse en un experto olfativo en Fragrancia: esos científicos capaces de traducir un recuerdo en una fórmula química.
Respuesta. Nadie habría imaginado que su hipersensibilidad sería la clave para desarrollar un olfato excepcional. Sin embargo, todo cambia cuando conoce a Nora, la mano derecha del fundador de Fragrancia, una mujer dispuesta a todo por proteger los intereses de la empresa… y los suyos propios. Lo que parecía un camino de aprendizaje se convierte en una peligrosa intriga. Hélias se ve arrastrado a una investigación policial y pronto descubrirá que el crimen también tiene olor.
Portada de 'Fragancia', de Paul Richardot. Editorial Lumen.
P. Fragrancia es su primera novela. Entre la perfumería y la escritura, ¿qué puede haber en común?
R. Para mí, están completamente conectadas. De hecho, eso es lo que se aprende en la escuela de perfumería. No solo a oler y trabajar con las materias primas de los perfumes, sino, sobre todo, a utilizar un vocabulario específico para poder hablar entre nosotros de los perfumes de la misma manera y entendernos. Así que sí, las palabras son muy importantes en el mundo de la perfumería: deben ser capaces de traducir lo invisible.
P. Fragrancia es una empresa de perfumes que ofrece enfrascar los olores que han marcado nuestras vidas. ¿Hélias es su alter ego o, por el contrario, es usted de esos escritores imaginativos a los que les gusta dar vida a otros personajes?
R. Intenté mantener cierta distancia con los personajes de Fragrancia, por la sencilla razón de que no quería que fuera una autobiografía encubierta. Pero, inevitablemente, hay algo de mí en alguno de ellos. Personalmente, soy una persona bastante ansiosa, así que forzosamente Hélias se me parece, hasta en su peculiar ansiedad.
»El personaje de Nora, que va de protectora, es un rasgo que me caracteriza. Por no hablar del personaje de Alain, que actúa como mentor, y en el que también me reconozco. Al final, todos, de alguna forma, comparten aspectos de mi personalidad, pero ninguno es completamente yo. Ahora que me doy cuenta, por mucho que uno intente separarse de sus personajes, siempre se cuelan en ellos fragmentos de nuestras cualidades y defectos.
P. No todos los días se conoce a un escritor olfato. ¿Es un don de nacimiento o, por el contrario, cualquiera podría desempeñar esa profesión?
R. Cuando quieres ser perfumista, siempre hay un pequeño componente de nacimiento. Suelo hacer la analogía con un piloto de combate. Si sueñas con trabajar en el ejército, ante todo debes tener un 10 de 10 en cada ojo. Con los perfumistas ocurre algo parecido. Primero, debes tener buen olfato, no padecer anosmia —es decir, la incapacidad para oler—. Y después, todo es trabajo.
»Desde el momento en que tienes un buen olfato, y si disfrutas pasando horas y horas reteniendo aromas, trabajando con ellos, oliendo una y otra vez, entonces puedes convertirte en un excelente perfumista. Así que hay un poco de talento innato y mucho, mucho trabajo. Pero creo que esto ocurre con todo: siempre hay algo innato en las cosas que nos gustan. También es innato sentir pasión por esto en lugar de por aquello. Siempre hay algo, al principio, que nos impulsa hacia tal o cual arte, o tal o cual talento.
P. ¿Cuánto tiempo le llevó escribir Fragrancia, desde la primera idea hasta el manuscrito final?
R. En total tardé cinco años. No sé en qué libro leí que uno debía escribir sobre algo que desconocía, y desperdicié cuatro años de mi vida siguiendo ese consejo. Habría sido más sencillo empezar por algo que conocía, es decir, sobre el perfume. Desde el momento en que me centré en el tema que dominaba, todo fue mucho más rápido. Me llevó alrededor de un año, un año y poco, tener la idea clara y desarrollarla. Una vez que se la propuse a una editorial, pasó un año más hasta que se publicó oficialmente.
P. Y desde entonces, y tras los cientos de miles de ejemplares vendidos, usted se ha convertido en escritor. ¿Tiene una rutina particular al ponerse ante un papel en blanco? ¿Es muy diferente de su profesión de perfumista?
R. Hoy en día ya no creo perfumes. Tengo una empresa de perfumes con dos amigos. Cuento las historias detrás de estos olores, pero no soy creador de perfumes como tal; dejo ese talento a otras personas mucho más dotadas. Sin embargo, sí relato las historias que rodean a los perfumes.
»Puede parecer un poco extraño, pero mi única rutina a la hora de escribir es separarme del móvil. Literalmente, lo dejo en otra habitación mientras me instalo a escribir. No debo tener el móvil delante porque, si no, termino en Instagram, ansioso por responder mensajes, y demás distracciones. Así que ¡mi única rutina es esa: alejarme del móvil y tirarlo bien lejos!
P. ¿Cómo está viviendo la transición del discreto mundo del olfato al, a veces, más publicitado mundo de la literatura?
R. Con Violet, la empresa en la que trabajaba, solíamos gravitar hacia el mundo de los medios casi a diario, así que teníamos cierto conocimiento de la industria y habíamos aprendido a hablar con ellos. Pero, sin duda, es muy diferente cuando se trata de una marca de perfumes. Y cuando se trata de ti, puede ser aterrador… Sobre todo porque soy una persona que se toma muy en serio las malas críticas y es, literalmente, como si estuviera en terapia… Tengo que aprender a distanciarme y a prestar menos atención a los comentarios. Pero sí, ¡es tremendamente estresante!
P. ¿Este éxito deslumbrante le puede hacer cambiar de carrera de alguna manera?
R. Intento no pensar en el éxito para nada. Siendo honesto, me niego a cambiar nada. Es absolutamente increíble lo que está pasando, pero no quiero intelectualizarlo. Solo quiero avanzar y contar historias que entretengan a la gente, ¡y esa es mi mayor victoria!
»Mi propósito principal ahora es escribir historias. Lo haré de una manera más profesional, entre comillas. Como Fragrancia ha sido mi primera novela, todavía tengo mucho que mejorar. Siempre hay algo que aprender, así que sí, voy a tener tiempo libre para escribir más y más.
