El mito en torno a la figura de J. D. Salinger (Nueva York, 1919-Cornish, Nuevo Hampshire, 2010), agrandado por medio siglo de silencio editorial y su alejamiento de la esfera pública tras el enorme éxito de El guardián entre el centeno (1951), lleva aparejada una falsa creencia muy extendida: “Mucha gente sigue pensando que aquel fue el único libro que escribió”, señala Pilar Álvarez, editora de Alianza, la orgullosa editorial española del escritor estadounidense desde hace 45 años. Es cierto que fue su única novela, pero no su único título publicado, ya que en su bibliografía encontramos también relatos y novelas cortas.

Dos aniversarios redondos coinciden este año para hacer hincapié en ello. Por una parte, el 70.º de Nueve cuentos (1953), el primer volumen de relatos publicado por Salinger, que contiene su pieza corta más célebre, “Un día perfecto para el pez plátano”, de la que un crítico dijo en su momento que era “el anuncio de un nuevo sonido en la literatura estadounidense”. Por otra parte, se cumplen 60 años de la publicación de Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción, dos relatos publicados en un solo volumen en 1963.

Matt Salinger, hijo y albacea literario de J. D. Salinger, está de visita en España por primera vez para festejar con los lectores esa doble efeméride en una serie de encuentros en Madrid y Barcelona hasta el 31 de octubre. Antes de eso, atendió a la prensa este miércoles en la sede de la editorial, que acaba de publicar una pequeña caja con todos los libros de Salinger en edición de bolsillo: estos dos mencionados más Franny y Zooey (compuesto por los dos relatos que dan título al libro) y, por supuesto, El guardián entre el centeno (con su ya clásica portada en la que unos tipos de imprenta de madera componen el título, el nombre del autor y el de la editorial).

Obra inédita

Salinger dejó de publicar en 1965 y vivió completamente alejado de la vida pública en la localidad de Cornish, en Nuevo Hampshire, desde entonces hasta su muerte, en 2010. Casi medio siglo en el que, no obstante, siguió escribiendo. Antes de morir le encomendó a su hijo la tarea de publicarlo todo cuando él ya no estuviera. “Publícalo todo, incluso las verrugas”, dijo Salinger a su hijo Matt, entendiendo “verrugas” como “lo feo”, aunque este asegura que hay “más belleza que verrugas” en su obra inédita, y avanza que todo ese material podría estar listo para su publicación en un plazo de un año y medio o dos años.

Matt, actor y productor que abandonó su profesión casi por completo para dedicarse a la gestión y promoción del legado de su padre, reconoce que preparar toda su obra inédita “es una tarea muy dura”. “Estoy trabajando en la transcripción digital de las páginas y anotaciones que dejó mi padre”. Ya ha completado los documentos más fáciles, pero reconoce que le queda lo más difícil de transcribir.

“Tan pronto como esté preparado, será publicado”, asegura el hijo de Salinger. “Soy muy consciente de que, tanto si se trata de tres lectores o tres millones, la gente que está poder leer esa obra va a tener que esperar. Un amigo mío me preguntó si estará listo antes de que él muera, porque tiene 80 años. Yo le contesté que espero que esté listo antes de que me muera yo”.

Quedarán fuera, eso sí, la veintena de relatos tempranos que Salinger publicó entre 1940 y 1965 en revistas como The New Yorker y Esquire, y que fueron recopilados sin autorización del autor ni de sus herederos en dos volúmenes titulados The Complete Uncollected Short Stories. “No voy a incluirlos en futuras ediciones porque esa era su voluntad. Cuando los escribió aún estaba aprendiendo y desarrollando su estilo, y se avergonzaba de alguno de estos relatos”, afirma, y recuerda que incluso fue a los tribunales cuando apareció aquella edición de sus cuentos tempranos no autorizada por él.

En la obra inédita que verá la luz en los próximos años, Matt Salinger considera que su padre continúa "su búsqueda de los valores que le importaban: el arte, la belleza, la amabilidad, el sentido del humor y la ironía", y avisa que "no son libros para llevarse a la playa y pasar el rato".

Más allá de Holden Caulfield

Matt opina que El guardián entre el centeno “a simple vista puede parecer una novela sencilla, pero en ella mi padre entreteje una serie de temas mucho más complejos, profundos y sofisticados”. No obstante, considera que otras obras de Salinger, como Franny y Zooey y Levantad, carpinteros…, son libros “mucho más profundos desde la primera lectura” y los recomendaría “para cualquier persona a la que realmente le guste la literatura”. En este sentido, recuerda que su progenitor escribía teniendo siempre en mente a un lector “solitario o incomprendido, que siente cierta infelicidad y que no está seguro de la dirección que debe tomar”.

En cuanto a los Nueve cuentos, Matt Salinger opina que son “joyas”. “Lo que quiero decir es que no hay nada en ellos que sobre. Ocurre como con los diamantes, que se consiguen aplicando la presión justa para luego retirar todo lo que no hace falta y quedarte solo con lo importante”. Son cuentos “trabajados con exactitud, con delicadeza”, y con “un alto nivel de artesanía”.

Un silencio de medio siglo

Mucho se ha especulado sobre los motivos que empujaron a Salinger a dejar de publicar y a recluirse lejos de la vida pública después del éxito que alcanzó con El guardián entre el centeno. “Él tomó la decisión consciente de alejarse de la ciudad y de la llamada intelectualidad”, recuerda su hijo. “En aquella época los escritores de Nueva York se encontraban en los mismos restaurantes, los mismos bares, iban a los mismos sitios, jugaban las mismas partidas de póquer, veraneaban en los mismos sitios… A mi padre todo esto le parecía muy incestuoso, poco saludable, algo que no beneficiaba a su proceso creativo. Él, en cambio, buscaba un desarrollo espiritual que no interesaba tanto a otros escritores, más ocupados en beber”.

Aunque Matt nunca habló directamente con su padre sobre los motivos de aquel retiro permanente, recuerda que él desde pequeño tuvo que hacerse preguntas acerca de la fama de su padre. “¿Por qué llegaban todas esas personas hasta la puerta de nuestra casa? Yo no entendía qué era eso de la fama. Mi padre siempre tuvo tiempo para mí y siempre respondía a mis preguntas, pero a él le gustaba el silencio, y el silencio profundo en el campo es una posibilidad más fácil, sobre todo desde un punto de vista creativo. Es mejor si quieres concentrarte realmente en tu trabajo, pero también para tener una familia”.

"Si mi padre hubiera encontrado una manera de escribir directamente a sus lectores, lo habría hecho hace décadas. No quiero ofender de ninguna manera a los editores ni a la prensa, pero le volvían loco los intermediarios o, como él decía, los intérpretes de su obra", afirma Matt Salinger.

Salinger, veterano de guerra

Uno de los episodios más decisivos en la biografía de Salinger fue su participación en la Segunda Guerra Mundial, incluido el desembarco de Normandía, donde murieron casi medio millón de soldados de los dos bandos. "Como le pasa a casi todos los veteranos de guerra, no era un tema del que le apeteciera hablar, pero sí nos contó parte de lo que vivió en esos años de guerra. Si estuviera él hoy aquí, diría (porque a mí me lo dijo) que lo que vio y aprendió en la guerra lo único que hizo fue confirmar lo que él ya creía sobre el ser humano. Ya sospechaba las atrocidades de las que era capaz el ser humano, esta especie de bancarrota moral cuando te encuentras ante determinadas situaciones".

"Ahora bien —continúa Matt—, yo creo que no es posible vivir experiencias de este tipo sin que te afecten o te cambien de alguna manera, porque hay que tener en cuenta que él estuvo en el primer regimiento que llegó a liberar uno de los campos de concentración, y creo que esas imágenes le acompañaron para siempre". En definitiva, cree que "todo lo que él vio y experimentó hizo que valorase aún más aquello que ya valoraba: la belleza y el amor. Desde el punto de vista de un escritor y sobre todo de un hombre que pasó toda su vida en una búsqueda espiritual, después de ver lo que él vio y experimentar lo que experimentó conduce a una única pregunta posible: ¿cómo va a existir Dios?".

Todo ello hizo que Salinger "no quisiera escribir sobre trivialidades ni hacer best-sellers, sino hacerse preguntas más profundas, cuestiones que, no obstante, abordó con gran humor". La otra cosa que le dejó la guerra fue querer tener siempre la casa bien calefactada: "Se juró que no volvería a pasar un solo día de frío en su vida", dice su hijo.

Una polémica biografía

Con respecto a la polémica biografía de Salinger que publicaron David Shields y Shane Salerno (Salinger, Seix Barral, 2014) y la película documental complementaria que dirigió el segundo de ellos, Matt Salinger critica la ausencia de fuentes fidedignas en su investigación: “Tanto el libro como el documental se hicieron para ganar dinero, y los autores no hablaron conmigo ni con la viuda de mi padre, que somos sus albaceas y los únicos que tenemos acceso a su obra inédita. Quienquiera que fuera su fuente, les dio una información incorrecta que ellos no verificaron. Es una vergüenza”.

Matt Salinger ha relatado el momento en que el antaño poderoso productor de cine Harvey Weinstein, hoy en la cárcel por abuso sexual, le llamó cuando compró la película. “Su intención era ver cómo respondía yo a la situación y ver cómo podía capitalizar esa respuesta. Le dije lo mismo que acabo de decir aquí, que se fijara en las fuentes. Él esperaba que yo montara un conflicto porque la polémica haría más interesante el documental para la prensa, pero qué os voy a contar yo que no se sepa ya de Harvey Weinstein”.