Ciertas cenizas

María Cureses

La Umbría y La Solana. Madrid, 2021. 162 páginas. 12 €

Inspectora de Trabajo y Seguridad Social y miembro de diversas comisiones de expertos de la Unión Europea, María Cureses (León, 1965) es todo menos una escritora ocasional, como confirman los numerosos premios de relatos (Orola 2019, Gaceta de Salamanca 2019, Torre Pacheco 2019, entre otros) conquistados hasta hoy. Dueña de un estilo avezado, ajeno a las audacias narrativas y los experimentos, la leonesa reúne en Ciertas cenizas quince cuentos marcados por la deserción, el paso del tiempo y la melancolía.

Así, en el que abre el volumen, “El pasto y su reporso”, se narra la ruina de una familia por culpa del juego y del desamor; en “Peste”, la superviviente de una pandemia se pregunta, una vez curada, si todo lo que permanecía oculto seguirá igual; “A media tarde” retrata el reencuentro de una compañía de antiguos soldados y amigos que visitan su cuartel abandonado, invadido por las plantas y los escombros y la nostalgia, mientras que “Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny” es la versión libérrima de la ópera de Kurt Weill y Brecht, que Cureses convierte en la ciudad-trampa de los buscadores de oro hasta su inesperada destrucción.

Con una medida combinación de talento, técnica y dominio del lenguaje, Cureses se descubre en este libro miembro de la gran escuela leonesa del relato, en la estela de los José María Merino, Juan Pedro Aparicio, Luis Mateo Díez y el filandón. Sólo cabe un desafío mayor: ¿para cuándo una novela? A tenor de lo aquí leído, valdrá la pena.