Títulos probables: mala suerte (y sus derivados metafóricos)

"Heme aquí, contemplándome por millonésima vez, convencido de que aún la Memoria puede fortalecer cierta épica, cierto retumbar de corazones, la pluma clavada como daga en la mesa de madera áspera, los ojos colgando de las orejas de un tigre que duerme; todo es aparente, alguna vez me dijeron, mientras yo era un niño deseante y la lluvia, tal una película de una sola foto fija."

Sangre que mira lenta con el rabo del ojo

Tú dices

que me amas

y dices

que no me amas

Tú escribes

que me amas

que te hago sufrir

pero dices, cuando tus amigas

vienen a verte

que ya realmente no puedes soportar

esta situación.

Tú escribes, tú lloras, yo

mejor me largo

La poesía hay que

vivirla.

Después de todo uno no puede

estar todo el tiempo

acompañado.

Estos balbuceos entran

a mi dormitorio

como un ladrón, incomprensiblemente,

decidido a todo.

Por suerte no me han publicado ningún libro ni tengo que reseñar los libros de sus amigos en sus revistas. Puedo leer lo que quiero y callar después de mis lecturas, o bien seguir en mis calles,mirando vitrinas según el modelo de ellos, pero con los ruidos que a mí me gustan.

Moriré inédito pues no tengo el impulso ni el talento para crear editoriales alternativas. Ni quiero que dentro de algún tiempo, cuando yo sea casi un cadáver, un joven poeta extranjero (como yo ahora) escupa en su intimidad total, dueño y señor de su tierra de nadie, un mal poema contra mí.

Mi pesadilla es un infinito

de flores, unas sobre otras, ocupando

todos los huecos de la página,

arriba, abajo, al lado,

sin dejar un espacio libre,

avalanchas constantes de color y amabilidad,

en donde termina un relieve empieza otro,

¿qué tipo de poesía se podría hacer allí?

tal vez el lento parpadear,

tal vez solamente el lento parpadear.

Portada del cuaderno y uno de los fragmentos

Mas fuera de toda pasión, así las luces

de las casas son más frías que las luces de las

vitrinas desiertas, y el muchacho aprecia

los reflejos, los sonidos que se funden por momentos

con el brillo del neón como un marchand una

obra de Miró que lo enriquecerá, y

qué largo es otra vez México, no saldré

jamás, se dice el muchacho, aquí encontraré a mi mujer,

criaré mi cotidianidad como a un conejo,

tendré libros y pensaré durante las cuatro horas

del crepúsculo, se dice el muchacho,

pero tal vez ya sabe que todos eso terminó

hace tiempo, y también que los sueños fragmentados

se parecen a ciertos restos de pájaros

que la memoria nombra,

con calma y dulzura.

Arriba las manos

Los poetas desaparecen en los alrededores

del hechizo

Se fragmenta una alfombra con latidos

del corazón

¿Quién está sentado en el diván

esperando algo apenas sospechado,

musitando cartas olvidadas,

rehaciendo [...]

El poeta enfermo

Si lo que importa es que en el fondo

de todo esto encontremos un hombre, sigamos,

pues, sin temer ni los amores efímeros

que iremos sufriendo a través del trayecto,

ni las puertas cerradas ni el hambre

que vagará, causa constante, en nuestros alrededores.

Blancos serán los hoteles a los que arribemos

y blanca será nuestra memoria ciertos fines de semana,

así nuestras propias sombras arrodilladas

fuera del tempo, viendo pasar la vertiginosa

luz de la armonía, no conocerán de cierto

la vergüenza del tedio sino su estuche

de terciopelo negro,donde lloran los amantes

que no fueron besados por los labios

castos de la Amnesia.

Es tarde, es tarde, diremos sonriendo en el espejo

de los niños, y veremos de reojo

la sombra querida que nos contempla breve,

fija, desde un tiempo en que las horas

son fotografías en blanco y negro, lentos

muebles, resplandores en las paredes que

se difuminan con los sonidos, similares

a los gestos de un santo, o al humo

de un Camel en un cenicero verde.

Pensemos con cariño, y con agradecimiento, en lo

que hemos perdido (en lo que apenas nos fue dado!)

sin temerles a las palabras alborada, llanura,

emoción que iremos pronunciando

pues de abismo y alborada

pues sortija del olvido, por ejemplo, puede ser medicina precedida

por agonía, abismo y alba.

Más ejemplos de los textos de la libreta

Antes de la Imitación de Verlaine

Créeme estoy en el centro de mi habitación esperando que llueva.

Estoy solo. No me importa terminar o no terminar mi poema.

Espero la lluvia, tomando café y mirando por la ventana un bello

paisaje de patios interiores, con ropas colgadas, quietas, silenciosas

ropas de mármol en la ciudad, donde no existe el viento y a lo lejos

sólo se escucha el zumbido de una televisión de colores, de una

familia pequeñoburguesa que también a esta hora toma café reu-

nida alrededor de una mesa: créeme: las mesas de plástico amarillo

se desdoblan hasta la línea del horizonte y más allá hasta los: hacia los subur-

bios donde construyen edificios de departamentos, y un muchacho

de 16 sentado sobre ladrillos rojos contempla el movimiento de las

máquinas. El cielo en la hora del muchacho es un enorme tornillo

hueco con el que la brisa juega. Y el muchacho juega con ideas.

Con ideas y con escenas detenidas. La inmovilidad es una neblina

Transparente y dura que sale de sus ojos.

Créeme: no es el amor el que va a venir.

Imbécil, vas a destruir las posibilidades de tu vida.

No es el amor. No es eso el amor.

Los ocasos descienden sobre los dormitorios tibios de la ciudad.

No seas imbécil. Vete.

¿Y de la angustia qué decir? Es un automóvil vacío sobre el cual se

mueve la luna: es el páramo que siempre miramos desde la ventana

del tren, y ya nunca más vemos, a medida que la infancia se pro-

longa en cartas y hospitales, besos frustrados y desmayos observa-

dos desde un espejo. La angustia viene, no busca nada que desde

siempre no le pertenezca, con sus ojos largos hace su jardín.

Hace su jardín de pájaros perdidos. Diálogos de príncipes hieráti-

cos conforman sus pequeños abismos de ecos. Y no hay sueño en

los caminos sino fragmentos constantes.

Soliluna

Te acercas siempre, mi amor, cuando más sólo estoy, cuando más

cansado estoy, desde un viejo cuento extremadamente feliz, con tu

mirada de pájaro que atraviesa la noche, de testigo insobornable,

o de niñita que ha visto una catástrofe aérea y un sueño al mis-

mo tiempo; cuando más necesito tu presencia, tu cuerpo desnudo

-tu cuerpo lleno de reflejos- lleno de historias dulces y terribles.

Bella viajera

Hasta aquí he llegado por ti

Qué manera de correr

Estelas de belleza en tu camino

Ha llovido dolor he escapado

Dando saltos

De países y contrarrevoluciones

Buscándote cuando podía

Alejándome de ti

Cuando la historia o los trenes equivocados

Estaban contra mis trabajos

Pero aún sé sonreír y divertirme

Delante de un poema

O cruzando una calle ardiendo

Hasta la melancolía dijo adiós

Te encontré

Sé que por poco tiempo

O por mucho

Mi amor te seguirá adonde vayas.