El Anuario AC/E de Cultura Digital anuncia "el regreso de la oralidad" gracias al auge de los podcasts, los audiolibros y la interacción con dispositivos mediante la voz. Además, la publicación propone ampliar, incluyendo estas modalidades, la definición de lectura en la era digital.

El vídeo mató a la estrella de la radio, como dice la famosa canción de The Buggles. Desde que la televisión colonizó la inmensa mayoría de los hogares, la imagen en movimiento ha sido durante décadas el principal vehículo de comunicación de masas. Esto es una obviedad; la noticia está en que algunos expertos anuncian un resurgir del audio que, ya sin el corsé tradicional de la radio, va a librar una intensa batalla contra el vídeo por la atención del usuario. Esta es una de las conclusiones del Anuario AC/E de cultura digital publicado por Acción Cultural Española y presentado este jueves en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid.



Como cada año desde que nació en 2014, la nueva edición del anuario se ha publicado tanto en papel como en versión digital, disponible para descarga gratuita en la web de Acción Cultural Española, y de nuevo dedica su primera parte a señalar las últimas tendencias digitales para la cultura. Entre ellas, el diseño de exposiciones transmedia, el futuro de las redes sociales, el impacto del modelo Netflix en el consumo de cultura en las pantallas o la posibilidad de la creatividad en inteligencias artificiales, especialmente la que tiene que ver con la creación literaria.



La segunda parte de la publicación trata cada año un tema en profundidad; este año, el dossier se titula El lector en la era digital y en él han participado los expertos en cultura y lectura digital Javier Celaya, Elisa Yuste y Luis Miguel Cencerrado. Sus distintos apartados son consecuencia de diversos objetivos: una nueva definición de los conceptos "lectura" y "lector", el análisis de distintos formatos de lectura digital (ebooks audiolibros, aplicaciones, narrativas transmedia…), la búsqueda de estrategias para promover la lectura, y la enumeración de ejemplos de buenas prácticas de fomento de la lectura en distintos espacios como bibliotecas, escuelas e internet.



¿La edad dorada del audio?

El resurgir del audio que comentábamos al principio es uno de los fenómenos tratados en la primera parte del anuario, en el artículo El peso creciente de la voz y el sonido para comunicar en la era digital: el protagonismo de la oralidad, de Emma Rodero. Según esta profesora de comunicación de la Universidad Pompeu Fabra, vivimos en "la edad de oro del audio". Buena parte de este auge se deba a los podcasts (contenidos radiofónicos en línea y a la carta, tanto profesionales como amateur), que en los últimos años han crecido en popularidad a través de plataformas como iTunes o iVoox. Una prueba de ello es que Spotify, el gigante de la música en streaming, se ha sumado también a la emisión de podcasts. En una de las mesas redondas que han seguido a la presentación del anuario, conducida por Javier Celaya, Rodero ha sacado a relucir el dato de que el formato podcast supone ya el 1,6 % de la audiencia radiofónica en nuestro país, y el 44 % de los estudiantes universitarios mexicanos y españoles, según una encuesta reciente, declaró haber oído un podcast al menos una vez en su vida.



Por otra parte, parece que el audiolibro será el otro pilar de esta etapa dorada de los contenidos culturales en formato sonoro. Storytel desembarcó en España a finales de 2017 con más de mil audiolibros en nuestro idioma y en unos meses ya ha captado la atención de la industria editorial. Este "Spotify de los libros" nació en Suecia en 2005 y es la mayor plataforma de streaming de audiolibros de Europa, con casi 30 millones de escuchas y medio millón de suscriptores.



La tercera pata de este auge del audio, recién estrenada, son los asistentes virtuales como Amazon Alexa o Google Home, que permiten la interacción del usuario con el contenido mediante la voz. Una de las primeras obras de ficción adaptadas a este tipo de dispositivos es la serie Inspection Chamber, de la BBC.



Como explica el profesor Antonio Rodríguez de las Heras, las palabras tradicionalmente se transmitían en un espacio físico concreto. La irrupción del ámbito digital convierte la comunicación en un espacio sin lugares, una omnipresencia que hasta ahora solo se atribuía a la divinidad. Pero, igual que los seres humanos han necesitado a lo largo de su historia que los dioses se manifestasen en espacios concretos, también necesitamos darle un lugar físico a la palabra, que puede ser en libro digital (millones de espejos que reflejan el libro original), en libro impreso o en audio. Según el profesor, la lectura oral ha existido desde el inicio del lenguaje hablado, mientras que la lectura gráfica y en silencio es algo muy reciente. "La evolución no es una línea temporal en la que las cosas se suceden, sino que es un amasamiento en el que las cosas se acumulan", explica. Por eso, cuando dábamos por sentado que la forma principal de la lectura sería la palabra escrita, esa "masa" evolutiva se ha vuelto del revés y ahora vemos el resurgir de la "lectura oral".



Redefiniendo la lectura

"La lectura es un concepto en construcción", señala Yuste; de ahí la disparidad en los resultados de los informes sobre hábitos de lectura. Por eso, definir qué es lectura es uno de los objetivos que se plantea el anuario en su segunda parte. En representación de los autores del estudio, Elisa Yuste considera que "todo es lectura", desde "mirar la hora en el móvil" hasta "cocinar escuchando un podcast de recetas". Con esta concepción tan amplia de la lectura, su visión de los hábitos de lectura es, naturalmente, optimista. No obstante, matiza que cada lectura demanda un nivel distinto de exigencia y que para ser lectores críticos hay que enfrentarse a todo tipo de textos.



Por su parte, Rodero ha considerado que "escuchar también es leer porque en ambos casos se activan los mismos mecanismos de comprensión en el cerebro". Sin embargo, la opinión de Rodríguez de las Heras va en la dirección contraria. Está de acuerdo en que "la lectura va a ser una cosa de tres: autor, lector y lectobot", pero cree que esto supondrá "un desafío inmenso", ya que "el sonido tiene una bajísima capacidad para captar nuestra atención". Durante décadas, la palabra nos ha venido reforzada por la imagen, y eso ha hecho "un daño tremendo". Por eso "aprender a escuchar es un desafío educativo muy grande".



@FDQuijano