Patrick Modiano. Foto: Efe

El Nobel francés repasa, en su discurso en Estocolmo, algunos de los temas que recorren su obra, como París, la memoria y el olvido, y ese futuro incierto marcado por internet y las nuevas tecnologías.

Patrick Modiano (1945) aseguró en Estocolmo, donde pronunció su discurso previo a la recogida del Nobel, que era la primera vez que hablaba ante una audiencia tan numerosa y señaló que el novelista suele tener "relaciones difíciles con la palabra" pues está más dotado para "el escrito que para el oral", según ha informado la Agencia Efe. Así, el novelista francés hizo un bello discurso en el que repasó los temas que recorren su obra, como París, la memoria y el olvido, y ese futuro incierto marcado por internet y las nuevas tecnologías..



El autor de La hierba de las noches considera que el novelista da "misterio a los seres que parecen sumergidos por la vida cotidiana, a las cosas en apariencia banales" a fuerza de observarlas "con una atención sostenida y de manera casi hipnótica". "Bajo su mirada la vida corriente acaba por envolverse en misterio y adquiere una especie de fosforescencia que no tenía a primera vista, pero que estaba escondida en lo profundo. El papel del poeta, del novelista y también del pintor, es desvelar ese misterio que está en el fondo de cada persona". Según dijo, "un novelista no puede ser nunca su propio lector", y definió la escritura como una "curiosa actividad solitaria", puesto que, dijo, en las primeras páginas el escritor cree que no va por buen camino hasta el momento de escribir los últimos párrafos. En ese momento final "el libro manifiesta una cierta hostilidad en su prisa por liberarse" del escritor. "Se acabó, ya no os necesita, ya os ha olvidado", lo que provoca un sentimiento de abandono que lleva a escribir el próximo libro "para restablecer el equilibro", aunque nunca se consigue, explicó.



El jurado del Premio Nobel decidió otorgarle el galardón a Modiano "por el arte de la memoria con el cual ha evocado los más inasibles destinos humanos y desvelado la vida cotidiana en los años de la ocupación" nazi de Francia, según las motivaciones de la Academia sueca a las que ha pasado revista. El París de su infancia, dijo, era una "ciudad extraña" donde en apariencia todo seguía como antes, pero que algunos detalles "insólitos" hacían ver que no era la misma, por ejemplo el silencio. Y ese París de la Ocupación, añadió, "ha sido siempre para mí como una noche original. Sin él yo nunca habría nacido. Ese París nunca ha dejado de visitarme y su luz velada baña en ocasiones mis libros".



A lo largo de su lectura, Modiano recordó su infancia en la que con frecuencia estuvo lejos de sus padres, que lo confiaban a amigos, situación que años después le pareció "enigmática" y trató de saber algo más de aquellas personas, pero en la mayoría de los casos no lo logró. "Esa voluntad de resolver enigmas sin realmente conseguirlo y tratar de traspasar un misterio me ha dado ganas de escribir, como si la escritura y lo imaginario pudieran ayudarme a resolver finalmente esos enigmas y esos misterios", dijo.



Como autor de una generación intermedia entre el siglo XIX, cuando el tiempo parecía pasar de una manera más lenta, y la prisa del XXI, Modiano ha expresado su curiosidad por el futuro de la literatura, aunque se ha mostrado optimista. "Tengo curiosidad por saber cómo las generaciones siguientes que han nacido con internet, con el móvil (...) expresaran con la literatura ese mundo en el que se está siempre conectado y donde las redes sociales merman parte de la intimidad y del secreto que era, hasta época reciente, nuestro bien. El secreto que daba profundidad a las personas y que podía ser un gran tema novelesco".



Modiano, que al final de su lectura escuchó un larguísimo aplauso, se refirió al "arte de la memoria" en su obra y como el haber nacido en 1945, "después de que ciudades fueran destruidas y poblaciones enteras desaparecieran", le ha hecho "sin duda" más sensible a "los temas de la memoria y el olvido", aunque tiene "la impresión" de que "hoy está menos segura de ella misma y que debe luchar constantemente contra la amnesia y el olvido". "Pero es, sin duda, la vocación del novelista, ante esa gran página en blanco que es el olvido, hacer resurgir algunas palabras medio borradas, como icebergs perdidos a la deriva en la superficie del océano".