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Vuelve Jo Nesbo y otra vez trae de la mano al célebre comisario Harry Hole, de quien ya ha entregado casi una decena novelas, a cada cual más escalofriante, compleja y adictiva. El leopardo (Literatura Random House), al decir de la crítica de El Cultural, Laura Fernández, demuestra, una vez más, que Nesbo es "un maestro (absoluto) del thriller de prosa musculosa", una novela que, unida a otras como El muñeco de nieve o Headhunters, lo sitúa a la altura, o casi, de clásicos del género como el mismísimo James Ellroy.



Esta vez, el comisario Hole atraviesa una mala racha tras su último caso. Se encuentra agotado física y psicológicamente, y no encuentra mejor manera de recuperarse que huir a Hong Kong y allí entregarse al desenfreno. No quiere ni oír hablar de reincorporarse al cuerpo de policía. Pero dos sucesos se cruzan en su camino: por un lado, dos mujeres son brutalmente asesinadas en Oslo y, por otro, su padre está gravemente enfermo. Así que regresa a casa. En Oslo se encuentra con un cruel asesino en serie que emplea un terrible objeto para ejecutar a sus víctimas: la llamada Manzana de Leopoldo, una especie de bomba repleta de agujas que estalla en la boca de las víctimas cuando el asesino tira de un hilo. Por si fuera poco, Hole tendrá que lidiar con la enconada rivalidad entre dos organismos policiales -Kripos y la unidad de Delitos Violentos- que luchan por hacerse con el control de las investigaciones criminales. La enfermedad de su padre, el alcohol, las pesadillas y los problemas económicos acaban por introducir al comisario en un círculo vicioso del que difícilmente podrá escapar.



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