Katherine Pancol. Foto: Javier Barbancho

España resultó ser el trampolín que la catapultó al mercado internacional. Ya había vendido miles de ejemplares en Francia pero una vez las ventas se dispararon en nuestro país, su fama internacional creció. Todo empezó con Los ojos amarillos de los cocodrilos que se convertiría en una trilogía bestseller. Le siguieron El vals lento de las tortugas y Las ardillas de Central Park están tristes los lunes. Katherine Pancol (Casablanca, 1954) regresa con una nueva trilogía que da comienzo con Muchachas (título original también en francés) en la que rescata a los protagonistas que ya conocemos de la anterior saga como contrapunto feliz y dulce de la historia de violencia de género que protagonizan los nuevos personajes.



Pero su andadura se remonta a cuando tenía 25 años y su profesión era el periodismo. Siempre tuvo un libro entre sus manos, Balzac, Vonnegut, Dickens, cualquiera le valía para saciar su ansia y su sed. Nunca se había planteado ser escritora. "Trabajaba en una revista cuando el editor me pidió que escribiera una novela. Le dije que no pero insistió así que la escribí para complacerle y vendimos 300.000 copias, un éxito", explica la escritora. Una especie de suerte que se puede emparejar, aunque sea levemente, a una de sus protagonistas de Los ojos amarillos de los cocodrilos, Joséphine Cortés, quien por ayudar a su perfecta hermana en la alta esfera parisina escribe una novela que no firma. Y Pancol se ríe diciendo que sí. Que a lo mejor un poco.



Las pautas periodísticas para escribir artículos, opina, no le han servido para sus novelas. "Cuando trabajas en un periódico o revista tienes que ir directo al grano mientras que en una novela puedes tirarte 16 páginas describiendo algo". La literatura ofrece la posibilidad y concede la libertad de ahondar en la psicología de los personajes y no hay "por qué seguir las 5 W del periodismo", se alegra. Cuenta, además, que el éxito de su primera novela le cambió la vida. "Pasé de ser una periodista anónima a ser la entrevistada, eso te cambia mucho y como quería tener una vida normal me marché a Nueva York". A la gran ciudad en busca del anonimato que ya no tenía en París, a indagar qué era lo que realmente quería. "Fue divertido", concluye.



Lo que no resultó tan liviano fue la concepción de Muchachas, novela en la que se entrelaza la brutal historia de Lèonie y Stella, madre e hija víctimas de los abusos y malos tratos de su marido y padre Ray Valenti, un ser ambiguo. Héroe en la calle, villano en casa. Valenti es bombero, un ser que salva vidas ajenas mientras va quitándosela a su familia. Una paradoja. "Entrevisté a varias mujeres maltratadas y me afectó mucho", comienza a explicar la escritora de la biografía novelada de Jackie Kennedy. Se vistió la capa de periodista para llevar a cabo una investigación que llegó a marcarle de manera personal: "Tenía que ponerme en el papel de los dos, en el de la niña y la madre abusadas y en el del acosador. El fragmento de la ducha fue de lo más difícil porque estaba en mi cabeza", explica.



La historia de violencia que transcurre en Borgoña tiene su contrapunto cuando se entrelazan las azucaradas historias de Philippe y Joséphine o Gary y Hortense, todos ellos protagonistas de la trilogía animal anterior. Momento en el que respirar y sonreír, olvidando, momentáneamente, la brutalidad y el sabor agridulce que nos deja Lèonie. "Exacto, quería seguir con ellos. Es como cuando escribes música (y emula la sonoridad de una canción alegre que da paso a una de suspense). Tenemos a los personajes que están en Nueva York viviendo una vida dulce y luego se entrelaza el drama de Borgoña", en la que también se habla de venganza.



Y parece que con esta nueva trilogía la escritora francesa va a seguir perpetuando su buena cosecha, su buen quehacer. La fórmula, por un lado, parece ser escribir y describir la sociedad de hoy en día de manera clara y concisa, sin tapujos ni tabúes. Una especie de espejo en el que poder mirarnos y que sirva de vía de escape. A esto, Pancol añade que escribe las historias que a ella le gustaría leer. "Cómo reacciona nuestra sociedad, cómo piensa, cómo siente y en lo que te quieres convertir. Ese es el tipo de historia que me gusta", se sincera la novelista. Y de eso trata Muchachas. De una sociedad aún inscrita, en muchos casos, en el machismo pero donde la mujer cada vez coge más las riendas de su vida dándose cuenta de su fuerza y de sus posibilidades.



Vemos un claro ejemplo en la propia figura de Katherine Pancol. Escritora y blogera. Desde que su trabajo como escritora la ha catapultado al éxito, su correo no deja de recibir mensajes e emails. Cientos cada día a los que intenta dar respuesta y salida. Aunque no es fácil ni siempre encuentra el tiempo para ello, lo intenta. "Ese es el sino de toda mujer, lo hacemos porque tenemos que hacerlo. Trabajamos cuando los niños están en el colegio o de noche. Yo me siento humana y creo que tenemos poder y no nos arrastramos, simplemente lo hacemos", concluye.



Con todo esto entre manos sigue teniendo tiempo para la música, por ejemplo. "Ópera italiana, Mozart, Schubert, música clásica en general y, a veces, jazz", anota. Y, si Muchachas fuera una canción, ¿cuál sería? No titubea: "Tiene que ser una canción de flamenco, cualquiera, porque Muchachas va sobre ser mujer, sobre mujeres llenas de vida y sobre ser fuerte. Con vida, amor, risa y una mujer en el centro de todo. Así es el flamenco y así es Muchachas".