Image: Alfabia, el soplo de aire fresco de Diana Zaforteza

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Letras

Alfabia, el soplo de aire fresco de Diana Zaforteza

"Los editores somos una curiosa mezcla de agentes culturales y empresarios un poco locos", confirma esta profesional de vocación que se lanzó a la aventura con su sello en 2008

26 mayo, 2010 02:00

La editora Diana Zaforteza.

Ecléctica, decidida y tenaz, nadie diría por su aspecto frágil y su voz aniñada que esta joven barcelonesa no sólo es la editora del controvertido Lou Reed, sino que además lo ha convencido para asistir en Barcelona al lanzamiento de su libro en lo que será una de las presentaciones de la temporada editorial.

Diana Zaforteza (Barcelona, 1978) supo desde siempre que lo suyo era la edición. Tras licenciarse en Humanidades y especializarse en Literatura Francesa por La Sorbonne, se integró cómo socia fundadora y editora en la editorial Alpha Decay: "Allí estuve cuatro años forjándome en la profesión y aprendí que ser editor es una forma de vida que te ocupa las 24 horas del día".

En septiembre de 2008 tomó la que hasta ahora ha sido la decisión más importante de su vida: lanzarse a la piscina y fundar la editorial Alfabia cuyo nombre (en árabe "tinaja de olivas") es un homenaje a la finca que su familia posee desde hace siglos en la mallorquina Sierra de Tramontana. Desde su nuevo sello Zaforteza se ha propuesto llegar a un público amplio y, a la vez, lanzar un discurso educativo, sin duda una meta difícil de conseguir. "Trato de no perder de vista la realidad y por ello tengo muy claro que necesito vender lo que publico, pero también soy consciente de que en la receta de un buen editor han de estar presentes los suficientes gramos de locura cómo para acometer decisiones arriesgadas".

La idea de recuperar a autores clásicos y dar a luz a talentos todavía desconocidos es la principal seña de identidad de esta curiosa y ecléctica editorial formada por un equipo minúsculo ("yo hago de todo, además tengo un socio capitalista que no interviene en las decisiones y cuento con la colaboración de David Martín, que trabaja para mí como lector y tiene un criterio realmente valioso") y en cuyo catálogo se mezclan en alegre desorden nombres cómo Anna Banti, Pierre Michon, Andy Warhol o Lourdes Iglesias.

La aventura de Alfabia empezó con la publicación de Artemisia, de Anna Banti, con una traducción del italiano a cargo de Carmen Romero, que realizó una exhaustiva revisión del trabajo que ya había hecho años atrás. La presentación de la obra tuvo importantes ecos mediáticos, tanto por el nombre de su traductora cómo por el sorprendente formato que sirvió de telón de fondo al acto: nada más y nada menos que el traslado del cuadro de Judith y Holofernes de Artemisia Gentilleschi desde Nápoles hasta el Museo Thyssen de Madrid, un viaje que le costó a la tenaz editora un agotador año y medio de trámites y papeleos. "Ahí radica nuestro valor añadido. Somos una editorial tan pequeña que podemos dedicarnos en cuerpo y alma a títulos y autores. Eso nos distingue de las grandes empresas. Con cada libro hacemos estrategias diferentes."

De ahí siguieron entre otros títulos los Diarios de Andy Warhol, lleno de interesantes reflexiones sobre el pop art; Mitologías de invierno, del autor de culto francés Pierre Michon y calificado por Babelia como uno de los libros mejor editados en 2009; Mosquitos, de William Faulkner o Bearn, de Llorenç Villalonga, un catálogo heterogéneo e intelectualmente elitista al que ahora se sumará El Cuervo, de Lou Reed, en el que el cantante reescribe a Edgar Allan Poe. Este volumen, ilustrado por Lorenzo Mattotti, uno de los diseñadores gráficos de referencia de nuestro tiempo, reúne las canciones que el músico escribió en el 2003 inspirándose en Poe además de otros textos inéditos. La presentación de este libro tendrá lugar la primera semana de junio en Barcelona y estará apadrinada por Reed y por Mattotti.

La segunda línea de la editorial, a la que Zaforteza ha llamado Cuadernos Alfabia, publica a autores amigos de la casa que ceden desinteresadamente algunas de sus obras, como es el caso de Enrique Vila-Matas o José Carlos Llop.