Image: Fernando Fernán-Gómez: He perdido mi afición al teatro

Image: Fernando Fernán-Gómez: "He perdido mi afición al teatro"

Letras

Fernando Fernán-Gómez: "He perdido mi afición al teatro"

9 enero, 2000 01:00

A Fernando Fernán-Gómez el año 2000 no le ha surtido ningún efecto: su barba sigue rala, sus ojos inquisidores y el mismo carácter de siempre, digamos que correoso. Pero este gran cómico que es Fernán-Gómez comienza el año casi vertiginosamente y en todas sus dimensiones: la semana que viene empieza el rodaje de Lázaro de Tormes en Toledo y publica el libro de relatos La escena, la calle y las nubes (Espasa). Además, este mes lee su discurso de ingreso en la Real Academia, sobre la palabra hablada, y a finales de enero una de sus últimas películas, La lengua de las mariposas, será el único filme español a concurso en Sundance, el festival de cine independiente más importante del mundo. Y Todo sobre mi madre, y los Goya... El Fernán-Gómez escritor, el actor, el director, el académico, el hombre, protagoniza enero en una vuelta a escena triunfal.

El actor español, escribe Fernán-Gómez en uno de sus últimos relatos "no interesa porque no", de la misma manera que no compra la hoja "Iberia" si hay una "Gillete" a mano. Quizá por eso, o porque "en este ambiente conoce uno a muchos locos", o, más aún, porque se trata de "una profesión libre de prejuicios, con la alegría de tener todos los caminos por delante", su último libro logra transmitir la emoción del debú y el terror del hijo de actor que lamenta que en la vida real nadie cambie el decorado cuando vienen mal dadas. O que interpreta y dirige "para que lo quieran", en un relato que es la historia de amor de un par de personajes llamados Roberto Rosellini e Ingrid Bergman. ¿Imaginados? ¿Reales? ¿Más soñados que vividos? ¿Dónde empieza uno y acaba la otra? Al cabo, uno de estos relatos descubre la vida "en broma" de los cómicos cuando "hacen la de las demás personas, la de los que no son actores de teatro". De eso, de actores y sueños, y de vida, de buena y mala vida, rebosan los relatos de La escena, la calle y las nubes (Espasa), en las que el teatro, sus miedos y sus gentes son los grandes protagonistas. No exclusivamente, claro está...

-La escena, la calle y las nubes no es un libro de relatos vinculados con el teatro sino en su primera parte, la que se refiere a "La escena". La que podría considerarse segunda parte y que lleva como título "La calle" es un conjunto de relatos de la vida cotidiana, pero ninguno de ellos tiene como ambiente el teatro, ni el cine ni la tele. Y la tercera parte está compuesta por muy pocos relatos en los que interviene algo la fantasía: por eso lo titulé "Las nubes".

Los grandes manipuladores

Una decena de libros de creación literaria, entre novelas, relatos y ensayos y todavía parte de la crítica considera a Fernán-Gómez un "actor/director que escribe". Pero, ¿qué se siente usted más, qué le resulta más fácil, y más gratificante?
-Creo que si la crítica me considera actor/director que escribe, tiene razón. Me resulta más fácil interpretar que escribir. Pero me resulta más gratificante, más divertido, escribir. También cuando para hacerlo tengo que consultar libros. No sabría decir por qué.

-¿Cuál es la temperatura actual de nuestro teatro? ¿Y del interés del público?
-Como actor, me considero retirado del teatro hace veinte años. Como espectador, en los últimos diez años sólo he visto dos representaciones. Una de Llama un inspector, en Lima, y otra de El hombre de La Mancha, aquí, en Madrid.Hace tiempo que perdí mi afición al teatro, como actor y como espectador. Sigue gustándome la literatura teatral, leer teatro en casa. Pero prefiero la narrativa, los libros de ensayo, y las películas en televisión, no en los cines. Por lo tanto, no estoy muy capacitado para valorar la temperatura a la que usted se refiere, ni el interés del público. Por lo que leo en la Prensa, y lo que les escucho a mis amigos, creo que el teatro, actualmente, marcha bastante bien.

-¿Son las salas alternativas la respuesta o una simple coartada para los poderes públicos?
-Se me escapa el concepto de "sala alternativa". No sé lo que quiere decir, ni he encontrado a nadie que me lo explique de manera clara y convincente.

Descreído de todo y de todos, tampoco eso, lo nuevo, lo alternativo como etiqueta y salvación, puede convencerle. Tampoco su manipulación:

-¿Cómo puede la escena inmunizarse contra quienes pretenden manipularla?
-Los grandes manipuladores manipulan no sólo la escena sino todo lo manipulable. Creo que la historia de este siglo, ahora que puede sintetizarse, demuestra lo difícil que es librarse de esos manipuladores.

él no lo permite, aún a costa de haberse convertido en un personaje temido, insobornable, que tampoco acepta sin cuestionarlo que sean las subvenciones un problema especial del teatro español contemporáneo. Y eso que durante años se denunció el sistema de ayudas. ¿Son necesarias, inevitables, la única solución? ¿por qué?
-La impresión que yo tengo de la sociedad actual es que todo el mundo aspira a recibir dinero. Incluso los que ya lo tienen. Y si es dinero que regalan, mejor que mejor. Un sociólogo, no recuerdo ahora cuál, dijo que todo el arte que el pueblo no sufraga de su bolsillo no es un arte popular. Pero, bueno, ¿qué más da que no sea popular?

-¿Cree que nuestros políticos han dado la talla en materia de política teatral?
-Me resulta difícil precisar el concepto "política teatral". Y más difícil aún el concepto político". Supongo que son personas que han estudiado derecho o empresariales y que pretenden dedicarse a organizar la vida de los demás; pero no estoy seguro de que sea eso.

La vida del cómico, hoy

-La vida del cómico ¿es hoy buena o mala vida?
-En la vida de los cómicos siempre ha habido grandes diferencias entre los que hoy llamaríamos "famosos" y los que, con lenguaje más arcaico, llamaríamos "del montón". Según lo que oigo decir, en términos generales, hoy la vida de los "del montón" ha mejorado bastante, gracias a la tele, que da mucho trabajo.

Eso es algo de lo que él no puede quejarse. El lunes 17 comienza en Talamanca del Jarama (Madrid) y Toledo el rodaje de Lázaro de Tormes, con un reparto encabezado por Rafael álvarez, "el brujo", y en el que no faltan clásicos como Manuel Alexandre, Agustín González, Karra Elejalde o Juan Luis Galiardo.

-Cuéntenos cuál es la prehistoria de la película, qué es lo que piensa, su intención, sus esperanzas...
-El título de la película no es Lazarillo de Tormes, sino Lázaro de Tormes, porque se refiere a la vida que lleva Lázaro cuando tiene alrededor de treinta años. Es un trabajo de encargo, y no vea en esto nada despectivo, que me hizo, va ya para ocho o diez años, Rafael álvarez, "el Brujo", cuando andaba representando el monólogo sobre Lazarillo, que, también por encargo suyo, yo había adaptado. Esta película es la adaptación al cine de aquella adaptación al teatro. Mi intención es ponerme al servicio del arte escénico extraordinario de Rafael álvarez, que la casa productora obtenga algún beneficio y que el público se divierta.

No es la primera vez que Fernán-Gómez se acerca a la figura del pícaro, ya lo hizo para la televisión en 1974 y también ha dirigido una versión teatral del Lazarillo...

-¿Cómo cree que debe acercarse el autor actual a los clásicos? ¿y el actor?
-No sé si los autores deben acercarse a los clásicos o no. Allá cada cuál. Pero de acercarse, deben hacerlo con respeto y libertad. Y es una opinión personal que no aspira a tener la categoría de consejo. Esto mismo puede aplicarse a los actores.

-¿Es la España actual una España de pícaros?
-Tengo entendido que, según los más importantes estudiosos del tema, el personaje del pícaro, en España, ha sido siempre, más que una persona real, una figura literaria. La picaresca, en general, es una tentación, pero casi siempre acaba en el ridículo. Excepto en los casos en que no es picaresca sino alta delincuencia.

-En 1955 rodó El malvado Carabel, con una idea central: "El hombre que nace para bueno no puede remediarlo". ¿Incluso en estos tiempos de maldades?
-Esa es la idea del autor de la novela, Wenceslao Fernández Flórez, sobre la que gira la obra y que da origen a las peripecias que le ocurren al protagonista. Creo que en estos tiempos, que usted considera "de maldades", como en otro tiempo cualquiera, si no existieran los buenos que no pueden remediar serlo, no podrían medrar los malos.

-"En este mundo acostumbran a mandar los pillos, que de cada lágrima hacen un duro para su bolsillo y una condecoración para su pecho". ¿Esta frase del Carabel es más actual hoy que nunca en España?
-No lo creo. Debe de haber estado de actualidad siempre y en todas partes.
Hoy, Fernando Fernán-Gómez es uno de los rostros más conocidos del cine español. No sólo tuvo un papel destacado en la oscarizada Belle Epoque de Trueba, sino que fue protagonista de El abuelo, de Garci (premiada en Canadá), interviene en Todo sobre mi madre, candidata al óscar, y protagoniza La lengua de las mariposas, una de las principales candidatas a los Goya y única película española seleccionada para concursar en Sundance, el más importante festival de cine independiente del mundo.

-En los años cincuenta usted ya apostaba por "dar todas las posibilidades de salida al exterior al cine español". Cuarenta años después ¿se ha conseguido?
-Parece que actualmente hay posibilidades de conseguirlo. El Director General de Cine, José María Otero, ha dicho hace poco que excepto las películas de Saura, Almodóvar y Bigas Luna, las demás no tienen salida, pero que la situación tiende a mejorar.

-Amenábar, Fernando León, Benito Zambrano: si mira a su alrededor ¿descubre una nueva generación de cineastas con algo qué decir? ¿Y el público, no está demasiado domesticado por Hollywood?
-Veo las películas con mucho retraso, porque no acudo a las salas de cine. Pero advierto que el público está muy norteamericanizado, no sólo en lo que se refiere al cine sino a las costumbres en general, a los gustos, a la polìtica, a la cultura. Un día comentaba esto con un muchacho, y el muchacho me dijo que eso no era malo.

-Escritores, comicos, artistas... parecen ustedes esclavos de los medios: ¿nos hemos vuelto todos locos, es el intelectual hoy una víctima de la dictadura de la publicidad? ¿qué se puede hacer para combatir esta dictadura de la imagen?
-En cierto modo, creo que sí estamos supeditados a ustedes, quiero decir a los medios, pero no creo que eso signifique que nos hayamos vuelto locos. Puede que el intelectual hoy sea víctima de la publicidad, también del Estado, del capital. Pero no creo que esto sea nada nuevo. En cuanto a combatir la dictadura de la imagen, ser fiel a uno mismo y aguantarse.

Discurso en la Academia

Este mismo mes lee Fernán-Gómez su discurso de ingreso en la Real Academia, que será brillante, moratiniano, teatral. El actor ha escrito sobre el uso de la palabra hablada, de la palabra cuando no se hunde en lo literario sino que se escribe para ser dicha desde un escenario, desde un periódico, desde la televisión, todas esas plazas en las que Fernando Fernán-Gómez lleva toreando desde años. Le contestará Francisco Nieva, que además de relatar sus méritos, como procede, hará esa tarde de la sala de la Docta Casa un divertido, heterodoxo y surrealista escenario.

-¿Qué puede aportar a la Institución un gran cómico como usted?
-Nada. Espero que la Institución me aporte algo a mí.