La sumisión y el porveneir está en los huevos se estrenó en París hace casi 70 años, una comedia de Eugène Ionesco que se compone de dos piezas teatrales. Sin embargo, no siguieron caminos iguales. La primera vio las tablas en 1955, en el Théâtre de la Huchette, y la segunda dos años después, pero no fue hasta 1977 cuando se representaron los dos textos unidos en el Théâtre de la Ville.

El periplo de la versión de Morfeo Teatro (adaptada ahora por su director Francisco Negro) ha sido más corto. Prácticamente inédita en España, arrancó en el Teatro Principal de Burgos en febrero de 2020 y ahora llega a las Naves del Español este 23 de diciembre protagonizada por el propio Negro, Felipe Santiago, Mayte Bona, Santiago Nogués, Mamen Godoy y Carolina Bona.

“Ya en su estreno parisino fue una obra polémica –explica Negro a El Cultural–. Nosotros la elegimos preocupados por vivir en este tiempo en el que la ética de nuestra sociedad se ve vapuleada por los populismos de una sociedad acicalada en el vano consumismo, en la que se valora sobremanera el ser productivo. El estreno se produjo apenas un mes antes del confinamiento, y lo que parecía que iba a ser una oportunidad para la concordia mundial ha resultado ser un escaparate de los horrores. Por eso, la comedia recobra actualidad con cada disparate que ocurre en el mundo”.

“Ionesco no se muerde la lengua. Sus metáforas son siempre nítidas y valientes”. Francisco Negro

El montaje, siempre según el director, es una tormenta de provocaciones, un torbellino que va de la risa al estupor: “Su argumento es disparatado y sorprendente. Lleva a los personajes a estados tan hilarantes que provoca una carcajada rotunda y cruel”. Lo difícil, precisa Negro, es salir indiferente: “Escuchar a Ionesco resulta a veces insoportable pero siempre se le entiende. Sus metáforas son nítidas y valientes. Nunca se muerde la lengua. Ionesco se reivindicaba en su obra y, como persona, era un agitador de conciencias. Si algo falta hoy, es esa provocación inteligente”.

[Ionesco y el juego de la sumisión]

La obra trata de un joven llamado Jacobo, que, desencantado del mundo, languidece tirado en su sofá, negándose a formar una familia; sus padres intentarán dominar la desobediencia del joven animándole a casarse y a tener muchos hijos. En un arrebato de rebeldía, Jacobo se niega a hacerlo a no ser que sea con la mujer más fea del mundo...

Negro, que también ha estrenado Strip-tease, del polaco Slawomir Mrozek, considera que el teatro del absurdo es el único que ha sobrevivido como filosofía del inconformismo: “Si Ionesco es el padre, y Beckett el hijo, por ensalzar el talento patrio Miguel Mihura fue y Fernando Arrabal es el Espíritu Santo del absurdo. Aunque a Ionesco se le llame padre del absurdo, resulta indiscutible que es familia intelectual de Beckett. Son unos genios sin parangón”.