La JCNTC lleva La dama boba al Teatro de la Comedia. Foto: MGP

"En La dama boba las palabras tienen la fuerza de transformar el entendimiento. El receptor depende en su esencia del emisor. La manera de hablar del otro es la que construye su identidad. ¿Puede haber algo más real, más humano y más potente?" Alfredo Sanzol elabora con estas palabras buena parte de la filosofía que le ha guiado al texto de Lope de Vega, que estará en la sala Tirso de Molina del Teatro de la Comedia a partir del 28 de noviembre interpretado por la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico. "Hemos trabajado mucho para conseguir que las palabras de Lope lleguen con toda su fuerza y su color", añade el reciente Premio Nacional de Literatura Dramática por La respiración (obra con la que también fue finalista del XI Premio Valle-Inclán de Teatro). Los personajes de esta comedia urbana "con forma de cuento mágico" viven en un Madrid burgués donde el personaje de Otavio, recuerda Sanzol, contrata profesores y maestros de música, letras y danza, donde una de sus hijas, Nise, tiene un grupo de poetas que le rinde pleitesía y le piden consejo, "donde los hombres van afeitados, las damas pueden quedarse a solas con ellos y, como hace Finea, dejarse abrazar y desabrazar, donde la pesadilla de la honra, aunque sigue planeando ferozmente sobre la historia, parece que se ha dado un pequeño descanso para que los personajes corran libres por el jardín, las salas, las habitaciones y los desvanes de la casa, que parece tener siempre las puertas abiertas".



Daniel Alonso de Santos, Paula Iwasaki, Jimmy Castro, David Soto Giganto, Georgina de Yebra, Marçal Bayona, Cristina Arias, Kev de la Rosa, Silvana Navas, Pablo Béjar y José Fernández son los protagonistas de esta obra en la que Sanzol encuentra conexiones con elementos muy candentes de la sociedad actual: "Nos muestra el poder que tiene el amor de transformar nuestro entendimiento. Es una sátira dirigida contra el machismo que ha creado un tipo de mujer perfecta..."



La mujer y sus circunstancias marcan así la historia de esta obra. "No se callan", afirma Sanzol. "Y tampoco paran, subvierten el ideal y hacen de su carácter su bandera. La boba por boba y la lista por lista. Otavio, representante de ‘las cosas como deberían ser', no puede con ninguna de sus dos hijas porque ellas no son dóciles ni sumisas. Lope hace una fiesta de la libertad del ser humano para formar su carácter. Y lo hace con humor, amando a unos personajes en los que pone admiración y fe".



Un texto de referencia

El creador de La calma mágica recibió el encargo de la directora de la CNTC, Helena Pimenta, para subir al escenario un texto que ambos consideraron de referencia, "uno de los mejores de la dramaturgia mundial, una comedia romántica de enredo que pone en cuestión la esencia de la identidad y de la fuerza creadora del amor". Alejandro Andújar firma una escenografía (y un vestuario) que ha transformado la sala Tirso de Molina en la casa de la familia de la dama boba, creando un espacio circular para que actores y público puedan compartir espacio y tiempo dentro de una historia que habla de cómo dependemos de nuestros semejantes para ser lo que somos. "En concreto, de cómo la forma de dirigirnos a los demás forma la personalidad del otro. Ahí entra en juego la educación, la discriminación que hace el patriarcado, el dinero. Es una comedia con fuertes resonancias sociales, como a mí me gusta. Los textos clásicos nos conectan con la realidad. Es una paradoja pero para entender el presente hay que disfrutar de lo bueno que dejó el pasado", reconoce Sanzol a El Cultural, que prepara en estos momentos La valentía, una obra que podrá verse el próximo mes de mayo en el Teatro Pavón-Kamikaze.



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