Alfredo Sanzol. Foto: Luis Castillo

Una ruptura de pareja, un profesor de yoga, la soledad de su personaje estrella, Nagore, y un ligero pero necesario toque de comedia ha sido la munición empleada para levantar La respiración, la nueva entrega de Alfredo Sanzol, que vuelve a La Abadía tras Edipo rey. El director y autor nos habla del nuevo trabajo y de la enrocada política nacional.

Empezó a escribir teatro a los diez años y desde entonces Alfredo Sanzol (madrileño y navarro del 72) no ha parado. El protagonista de su primer texto era un oso que conducía un camión cargado de neumáticos por el desierto... También hubo poemas aunque lo que realmente le gustaba era montar actuaciones con sus primos con voces grabadas en las cassettes Sony ya pulverizadas por la historia.



Nacía un autor que dirigía sus propias fantasías. Nacía un modo de entender el teatro en el que la biografía del creador y sus experiencias personales se convertían en un género nuevo, fresco, sincero. Nacía el teatro de Sanzol, trufado de humor, dolor, melancolía y personajes femeninos que han pasado a la historia con textos como En la luna, Aventura!, Delicadas, Días estupendos o La respiración. Esta última se estrena el próximo miércoles, 20, en La Abadía, para retomar el personaje de Nagore -nombre que hubiese tenido de haber sido niña y en muchos aspectos su posterior alter ego- y su relación con la institución que pilota José Luis Gómez tras su reciente Edipo rey con el Teatro de la Ciudad, una experiencia que ha dado pie de forma natural al nuevo montaje. "Los proyectos -explica Sanzol a El Cultural en uno de los ensayos- se suceden unos a otros con muchos puntos en común. Edipo me dejó artísticamente dispuesto para La respiración, como si cada obra te diera el relevo de la siguiente".



El trauma de la ruptura

Si hace un año La calma mágica era un recuerdo a la muerte de su padre, ahora es la reciente ruptura con su pareja de hace quince años -con la que tiene un hijo- la que desborda, no sin su habitual y sofisticado toque de comedia, el argumento de La respiración. Escrita para mitigar el dolor de la herida dejada por la separación, cuenta con nombres convertidos ya en habituales de sus montajes: la actriz Nuria Mencía y el escenógrafo Alejandro Andújar. También cuenta, y mucho, Fernando Velázquez, que ha puesto música a las canciones escritas por el propio Sanzol. Por no mencionar al actor Pietro Olivera, profesor de yoga, amigo y responsable de la filosofía que se esconde tras la peripecia de la protagonista: "Cuando me separé, Olivera me dijo que lo que tenía que hacer era respirar, concentrarme en la respiración, así que imagínese..."



Pregunta-. ¿Cree que al teatro actual le falta ese aliento, la respiración que le pedía Olivera? ¿Qué echa de menos en estos momentos?

Respuesta-. No creo que le falte aliento. Lo que echo de menos es una toma de conciencia política de la gran intensidad teatral que tiene España y que se está desaprovechando y maltratando. Hay compañías y artistas que están trabajando fuera y que aquí tienen dificultades para hacer su trabajo. Necesitamos por ejemplo que vuelva el Festival de Otoño con toda su fuerza, necesitamos ver producción internacional...



P-. ¿Se siente o se ha sentido parte de una nueva generación de directores/autores de escena?

R-. Las generaciones son como las olas. Las últimas siempre son las nuevas. A mí me interesa Sófocles y Paco Bezerra, Kantor y los Monty Phyton. Me siento afín a lo que me emociona, me descubre realidades desconocidas y me hace imaginar posibilidades independientemente de su fecha de nacimiento.



P-. ¿Le ha llamado la atención algún nombre de la nueva hornada?

R-. La lista es muy grande. Aquí hay una potencia de nombres bestial. Me llama la atención la cantidad y la calidad, y también que los teatros públicos no aprovechen estas posibilidades de una manera más decidida.



Sanzol con el reparto de La respiración durante un ensayo. Foto Javier Naval

Volvemos a la casa de Nagore en La respiración. La protagonista se queda sola cuando su hijo se va a casa de su ex marido. Entonces acude a su madre y a sus amigos para huir de la soledad. "Es una obra sobre la soledad, pero no solamente -matiza Sanzol-. También habla de la aceptación de la soledad como algo elegido, no como una situación necesariamente negativa. Cuando Nagore habla de su experiencia pensando que es única descubre enseguida que la comparte con muchísima gente. Es verdad que las vivencias son íntimas pero ponerlas en común ayuda a todo el mundo".



La coyuntura que beneficia al teatro es la que crea una estructura, y no una cuenta corriente en Suiza"

P-. ¿Qué hay en usted de Nagore? ¿De qué forma está su familia reflejada en la obra?

R-. Puedo decir que todo y puedo decir también que nada y en ambos casos digo la verdad. Ese nombre se ha ido quedando a mi lado. Mis seres queridos y yo estamos repartidos en todos los personajes. Hay trocitos de cada uno en cada escena, y el mosaico de esos trocitos da forma a la obra.



P-. ¿Tiene Nuria Mencía una importancia especial?

R-. Me ha servido de gran inspiración pero tiene la misma importancia que el resto de los personajes de la obra. Gloria Muñoz es la madre de Nagore, Pau Durá y Pietro Olivera son hermanos, Martiño Rivas es hijo de Pietro y Camila Viyuela es la novia de Martiño. Estamos ante una constelación familiar en toda regla. Los seis actores han sido esenciales para crear La respiración.



Cambiar la realidad

P-. ¿Podría sacarse de la obra alguna moraleja sobre las relaciones familiares que vive en estos momentos nuestra sociedad?

R-. Desde luego. Con la separación se produce un traumatismo terrible en la familia. Es un golpe a un vínculo que estaba construido de una manera y que tiene que volver a construirse. Ese golpe no afecta sólo a la pareja, afecta a toda la familia.



P-. Vuelve al humor. De una manera u otra siempre regresa a la comedia...

R-. Hay muchos tipos de comedia. Yo prefiero aquella que construye una ficción para decir: "mirad, la realidad es así, pero también puede ser de esta manera. No pienses que estás atrapado por la realidad. Nosotros podemos cambiarla".



Con T de teatre

Alfredo Sanzol ha tenido una relación muy especial con Cataluña. Con T de Teatre hizo Aventura! y Delicadas -traducida por Sergi Belbel y dirigida por el propio Sanzol- y en Barcelona han podido verse En la luna, Sí, pero no lo soy, Días estupendos y las Tragedias del Teatro de la Ciudad. También participa en los talleres de la Sala Beckett. Por eso, conoce bien la escena catalana y sus actuales convulsiones políticas: "No me apetece hablar de un tema sobre el que se ha dicho ya de todo. Necesitaría cuatro folios para contar cómo veo el tema sin ser superficial. Por las dos caras".



Las generaciones son como las olas. Las últimas siempre son las nuevas. A mí me interesan Sófocles, Paco Bezerra, Kantor..."


P-. ¿Ve diferencias entre el teatro que se hace en Madrid y el que se hace en Barcelona?

R-. Si me permite me gustaría hablar más de las semejanzas, que son muchas y muy importantes, que de las diferencias. Se nos hace creer constantemente que las dos ciudades son diferentes. Eso sólo interesa al poder para crear la ficción de la diferencia, evitar la realidad de lo común, y usar la oposición para sus intereses particulares. Descubrir en el otro lo común tiende a producir unión, autonomía y libertad. Si Madrid y Barcelona se uniesen para hacer políticas en común, en todos los sectores, España disfrutaría de la mayor revolución de su historia.



P-. ¿Cómo ve la escena alternativa en ambas ciudades?

R-. Con mucha fuerza, dando lecciones de imaginación y de creación de públicos. Son esenciales para tener una cantera fuerte y para poder hacer experimentos que no se hacen en otros sitios. Y hablando de la escena alternativa no puede rodearse la situación por la que atraviesa LaZonaKubik, que en los próximos meses tendrá que cambiar de local o comprar el que ocupa actualmente. La pionera sala de Usera, regentada por Fernando Sánchez Cabezudo, ha sido uno de los caladeros de Sanzol, que ha participado en el proyecto de teatro para móviles Storywalker junto a nombres como Miguel del Arco. "La Kubik ha sido muy importante durante estos años para el barrio de Usera y para el teatro y la danza en Madrid" -sentencia el director, que ha estado vinculado a la sala desde sus comienzos y que ha desarrollado algunos ensayos de La respiración en su escenario-. "Estoy seguro de que Fernando va a seguir creando nuevos proyectos".





P-. ¿Algún calificativo para la situación política que se ha creado en España después de las últimas elecciones?

R-. Cuando estudiaba derecho formaba parte de un grupo que tenía por objetivo cambiar la Ley d'Hondt. Desde entonces han pasado veintidós años. Así que le diré que la situación política que se ha creado en España es lenta.



P-. ¿Qué coyuntura política beneficia al teatro?

R-. La misma que a cualquier otro sector. Una coyuntura que tenga por objetivo crear una estructura, y no aprovecharla para crear una cuenta corriente en Suiza.



Pensar a largo plazo

P-. ¿Qué le pediría al nuevo gobierno en relación a las artes escénicas?

R-. Pensar a largo plazo, exportación, formación, apoyo a giras y a los nuevos autores... y algo muy importante: el teatro público produce grandes éxitos, es intolerable que esos espectáculos no sigan en cartel. Es un derroche. Deberían existir acuerdos con teatros privados para que esas obras no se acaben cuando más público quiere verlas.



Antes de bajar el telón de la entrevista, Alfredo Sanzol se atreve a pronosticarnos en clave de ficción dos posibles finales para el sainete que nos rerpresenta día a día la actualidad política.: A: Se convocan nuevas elecciones. Gana con mayoría absoluta el partido de los buenos. Los malos se deprimen. El chico y la chica se casan... B: Se sentaron a pactar, pero no se podían levantar.



@ecolote