Teatro

La búsqueda de la identidad

Narros dirige para el CDN "Así es (si así os parece)", de Pirandello

16 noviembre, 2006 01:00

Un amplio elenco encabezado por Julieta Serrano (sobre estas líneas) protagoniza esta producción

La compañía de Andrea D’Odorico estrena el próximo día 22, en el Centro Dramático Nacional, Así es (si así os parece) de Pirandello. Está dirigida y protagonizada por dos veteranos de la escena española: Miguel Narros y Julieta Serrano.

Así es (si así os parece), escrita en 1917 por Luigi Pirandello, es un clásico popular y, como la definió el propio autor, una farsa filosófica. Farsa en tanto y cuanto afronta de forma irónica uno de los temas filosóficos de mayor importancia: la búsqueda de la verdad. Pero su autor va más allá de la farsa filosófica y combina género policíaco con melodrama, del melodrama da un giro hacia lo burlesco, de lo burlesco viaja al teatro de tesis, y de aquí de nuevo al drama y a su esencia trágica: ¿Hasta qué punto tiene sentido que el ser humano se empecine en la búsqueda de la verdad y no se convierta en un ser ridículo cuando cree haberla encontrado? "El tema esencial del texto -apunta una lúcida actriz como es Julieta Serrano- es la búsqueda de la identidad, lograr saber quiénes somos y cómo somos distintos según en quien nos miremos. Somos muchas cosas. Y en este sentido aferrarse a una verdad absoluta sólo conduce al fundamentalismo". Comedia y tragedia en un continuo ir y venir sorprendente, trazado por el Nobel italiano con equilibrio y pulso firme. Toda esta mezcolanza de géneros converge bajo la batuta de un maestro en la dirección de actores como Miguel Narros, para componer un retrato poliédrico de la complejidad del ser humano quien, según dice el director de escena, "encierra demasiadas cosas como para permitirnos opinar sobre él". En este sentido, y anticipándose de alguna manera a la corriente psicoanalítica que se venía fraguando en Europa, "Pirandello nos habla de un yo grande en el personaje de Laudisi -una especie de alter ego del autor que maneja los hilos- y un yo pequeño en el resto de los personajes del drama, que nos permite como espectadores indagar en la conducta del otro. Podríamos decir que el teatro -y quizá sea ésta una de las razones de su supervivencia- nos convierte en verdaderos psiquiatras de la realidad".

Los secretos del señor Ponza
En una pequeña capital de provincias llega un funcionario del Estado, el señor Ponza, un hombre misterioso y oscuro que guarda un secreto. Por la ciudad se corre la voz de que obliga a vivir separadas a su mujer y a su suegra, y que no permite entre ambas ningún tipo de contacto. En la casa del consejero provincial la mujer de éste y su hija, junto a otras amigas y vecinas, se hallan -como nuestros contemporáneos tertulianos del corazón- con la yugular hinchada ante una curiosidad que parece no tener límites. "Nos encontramos", explica Serrano, "en la incursión de unos personajes extranjeros en la vida estratificada de una sociedad. Nos encontramos ante la necedad que provoca la intromisión en la vida del otro". Nadie sabe quiénes son estos extraños seres que llegan a la ciudad, ni cómo han conseguido huir de un lugar arrasado por la guerra, pero cada uno de ellos tiene su propia versión al respecto: "El texto tiene cierto aroma al cine de Buñuel y en algunos momentos hago mi propia versión de El ángel exterminador", afirma Narros, quien cuenta que en una escena de la función uno de los personajes le pregunta a la señora Frola si son celos hacia su yerno lo que la obliga a vivir separada de su hija y Julieta Serrano actriz hace algo insólito. "Está espléndida", dice Narros. Julieta agacha la cabeza y responde: "No me lo recuerdes, Miguel, que no sé si seré capaz de repetirlo. El cerebro, a veces, no le hace ningún bien al teatro".