"Es un hijoputa como bajista". Esta fue la decidida recomendación que el contrabajista Paul Chambers le hizo a Miles Davis cuando se fue de su grupo y así lo cuenta el mítico trompetista en su Autobiografía (Alba). "Cuando Paul estaba a punto de marcharse y me enteré de que Ron tocaba fui a ver y oír lo que hacía y me gustó. Inmediatamente, le pregunté si quería urnirse a la banda". Fue la época en la que la inmensidad de Kind of Blue y el jazz modal habían creado una nueva galaxia musical.

Ron Carter (Ferndale, Michigan, 1937) y su contrabajo entraban así en el Olimpo del jazz gracias al segundo quinteto de Davis. Corría el año 1963 cuando empezó a compartir escenario con la trompeta más hipnótica de la historia, el piano de Herbie Hancock, el saxo de Wayne Shorter y la batería de Tony Williams. Casi nada. Por el camino, sin mirar atrás, dejaba el cuarteto de Art Farmer y Jim Hall pero llegaba a tiempo para participar en el álbum Seven Steps to Heaven, del genio de Alton. Como siempre en su carrera, todo era cuestión de química (o, más telúrico aún, de alquimia).

"Miles era el químico jefe y reunió a otros químicos que eran los miembros de la banda. Cada noche, mezclábamos los elementos para hacer algo nuevo y diferente. Nunca ensayábamos. No teníamos ni idea de lo que sucedería en cada cita con el público, pero sabíamos, eso sí, que todo iba a salir bien. Y no nos equivocábamos nunca", explica a El Cultural Carter, mientras él y su leyenda contestan vía mail a nuestro cuestionario desde Nueva York, donde inició gira otoñal en el Birdland Jazz Club el pasado 11 de octubre. Estos días debería haber actuado en Barcelona, Cartagena y Madrid pero un inesperado accidente le ha obligado a cancelar su gira europea.

Para Ron Carter, que ha cruzado instrumentos con grandes de la música como Thelonious Monk, Wes Montgomery, Don Ellis, George Benson, Eumir Deodato, Antonio Carlos Jobim, Chet Baker y Stan Getz, puede ser la última cita con los escenarios españoles pero no con la música, con la que cumple este año 60 primaveras de imparable actividad, tanto en el estudio como en el directo (su nombre ha sido una constante en los carteles de los grandes festivales españoles, incluidos los de este verano).

"Busco las notas correctas de una forma continuada y constante. Así es como consigues que una canción que has tocado mil veces suene nueva y diferente ante el público"

"Han sido muchos conciertos memorables en España durante estos años. Respecto a los músicos, bueno, no puedo decir que unos hayan sido mejores que otros. En general, me he sentido muy cómodo tocando con todos ellos tanto en el estudio como en el escenario. Y es así porque siempre he considerado que hablamos el mismo idioma", explica Carter, una leyenda viva del jazz que resume en sus cuerdas toda la historia de un género que tuvo su gloria y que brilló como nunca en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX. Ahora, diagnostica, "el jazz está muy vivo en todas partes".

Pocos conocen su afición por la enseñanza. Profesor emérito del departamento de música del City College de Nueva York, donde trabajó durante 20 años, presume de tener su propio método para acercar la música a sus alumnos, algunos de cuyos secretos ha desvelado en la biografía de Dan Ouellette y en el documental de Peter Schnall titulados ambos Finding the Right Notes: "A lo largo de mi carrera he ido descubriendo mi propio sistema, he encontrado las notas correctas que he ido incluyendo, además, en una serie de libros que pueden adquirirse en mi página web. Hasta el día de hoy, uso este sistema para seguir buscando más notas correctas de una forma continuada y constante. Así es como consigues que una canción que has tocado mil veces suene nueva y diferente en cada ocasión que la realizas ante el público. En todo caso, no se trata de ningún secreto. En general, no me gustan los secretos de ningún tipo".

[Miles Davis, al primer compás]

Notas, secretas o no, siempre busca las más "correctas" junto a su Foursight Quartet, integrado por el talento de Payton Crossley (batería), Jimmy Greene (saxo) y Donald Vega (piano). Pese a su posible abandono de la carretera, se diría que el intérprete de temas como Bye Bye Blackbird, Light Blue, 117 Special o All Blues no deja lugar para la nostalgia

"Nunca pienso en las décadas pasadas como músico. No recuerdo ni un solo momento en el que no haya sido creativo, aunque el solo hecho de tocar jazz ya resulta creativo en sí mismo. Pese a todo, le diré que los años sesenta fueron espléndidos, pero, claro, también fueron maravillosos los setenta, los ochenta... hasta el día de hoy. Todo este tiempo ha sido estupendo", explica con cierta emoción el contrabajista que ha sido considerado uno de los más importantes de la historia junto a los también estadounidenses Ray Brown, Milt Hinton y Leroy Vinnegar.

Nos cuesta repetir el calificativo de Chambers sobre las cualidades del gran Ron Carter (algo que en España se entendería como un fuera de serie) pero en ese término cabe toda una obra musical (que abarca más de 2.000 discos) y también sus apariciones en el cine, como su presencia en el Hey-Hey Club de la monumental Kansas City (1996), de Robert Altman, o en la serie Treme haciendo de él mismo. "Siempre he buscado hacer lo que quiero en cada momento y desde luego melodías potentes interpretadas con sutileza".