En julio, con el respaldo de las autoridades sanitarias, se celebraron en Cataluña tres festivales de música con afluencia masiva y sin distancia mínima de seguridad entre los asistentes: el Cruïlla, el Vida y el Canet Rock. Los buenos datos del concierto piloto de Love of Lesbian celebrado en el Palau Sant Jordi en marzo favorecieron que se les diera luz verde, pero a pesar de contar con un protocolo especial que incluía la realización de test de antígenos a la entrada de los festivales, el seguimiento posterior del público reveló que los contagios fueron más numerosos de lo esperado.

El resultado epidemiológico de estos festivales ha reabierto el debate sobre la “cultura segura” en la que tanto ha trabajado durante meses uno de los sectores más afectados por la pandemia. Ahora todas las miradas están puestas en el siguiente festival masivo de la temporada: el Sonorama Ribera, que celebrará su 24.ª edición desde este jueves y hasta la madrugada del domingo en Aranda de Duero (Burgos). No obstante, si en ediciones anteriores ha tenido un público de 30.000 personas, en esta ocasión serán solo 5.000, y además estarán sentados.

La mejoría en el control de la pandemia y el buen ritmo de vacunación habían hecho que la Junta de Castilla y León permitiese que el festival se celebrase con el público de pie, pero por el avance inesperado de la quinta ola y los malos resultados de los festivales catalanes la Junta ha cambiado la normativa para la celebración de grandes eventos a finales de julio —que es como decir a última hora, teniendo en cuenta la antelación con la que un festival debe hacer los preparativos—, obligando a que el festival se celebre con el público sentado. 

A pesar de este cambio de última hora, el director de Sonorama Ribera, Javier Ajenjo, ha explicado que cancelar no era una opción, ya que suspenderlo por segundo año consecutivo “habría supuesto la desaparición definitiva del festival”, aunque las nuevas imposiciones han obligado a aumentar los recursos económicos empleados por parte de la organización.

Sonorama es un festival en el que siempre ha primado la presencia de artistas nacionales,  por eso no ha tenido tantos problemas como otros eventos de alcance más internacional para configurar una programación acorde con su línea habitual. En el cartel de este año, con poco más de la mitad de los artistas de otras ediciones, aparecen Vetusta Morla, Sidonie, La Habitación Roja, Amaral, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, El Kanka, León Benavente, Viva Suecia, Los Zigarros, Nach, Anni B Sweet, Ginebras, La La Love You, Cala Vento, Delaporte, Arde Bogotá, Varry Brava, Jack Bisonte y Comandante Twin.

Infografía con el mapa del recinto y las medidas de seguridad. Foto: Sonorama Ribera

Ajenjo subraya que el festival contará con unas medidas de seguridad extremas que dificultarán los contagios. El público estará dividido en cinco sectores de mil localidades, contando cada uno de ellos con entradas y salidas independientes y zonas de comida y bebida separadas de las localidades. Además cada asistente estará identificado con nombres y apellidos por si es necesario hacer un seguimiento posterior de los contagios. También se han eliminado la tradicional zona de acampada y los conciertos diurnos en el centro de Aranda.

Por otra parte, la organización contempló la posibilidad de realizar test de antígenos a la entrada, pero finalmente se desestimó la idea porque “han conllevado una relajación que no queremos que se repita”, en alusión a los festivales Cruïlla, Canet Rock y Vida.

El Sonorama es uno de los festivales de pop más veteranos y con mejor reputación del país y está muy ligado al turismo enológico y gastronómico de la Ribera del Duero, por lo que supone cada año un gran impulso para la economía de la zona y especialmente del pueblo que lo acoge, muy involucrado en la celebración del festival. Su público habitual tiene una edad media superior al de otros eventos similares, por lo que cabe esperar que la mayoría de los asistentes acudan con la pauta de vacunación completa.

Para la realización de esta edición se ha contado con un equipo de 80 personas, las mismas que en ediciones anteriores. En cuanto al dispositivo de seguridad, Ajenjo ha declarado que tendrá “un papel didáctico” para concienciar al público de la obligatoriedad de llevar la mascarilla bien puesta en todo momento (salvo en el momento de ingerir comidas y bebidas en la zona habilitada para ello). Además, Ajenjo apela “a la responsabilidad individual”, y se queja de que no se mire con lupa otras aglomeraciones como las que se producen en los medios de transporte o las que se ven estos días en las playas.