Con Crónica de un suceso, el Centro Danza Matadero cierra un año en el que se ha erigido como el templo definitivo de la danza en Madrid y, casi sin duda, de España. No es una frase grandilocuente: es una constatación.
Los responsables tienen nombre y apellidos. María Pagés y El Arbi El Harti han levantado un espacio donde la danza no se programa, se piensa. Y donde el Ayuntamiento de Madrid, con Marta Rivera de la Cruz al frente del área de Cultura, ha entendido que la excelencia no es un lujo, sino una responsabilidad pública. Aquí la danza viene a quedarse.
El espectáculo propone un viaje que activa la figura de Antonio Gades como centro simbólico y motor escénico. Su pensamiento sostiene el concepto, su danza articula el relato y su legado respira en cada transición.
La dramaturgia se construye trazando un itinerario que enlaza tradición flamenca y escritura contemporánea. El lenguaje coreográfico cruza territorios clásicos y vanguardistas con naturalidad, evidenciando una herencia que se mantiene vigente. La visión de Gades —su ética, su audacia, su concepción del espacio— dialoga con la escena actual con una cercanía sorprendente.
El resultado ofrece una experiencia de fuerte impronta visual. La obra avanza con una lógica que conduce al espectador por capas de sentido. La voz de María Mezcle impulsa la atmósfera con una presencia envolvente; la guitarra de Isaac Muñoz organiza la arquitectura sonora; la percusión de Javier Rabadán marca el destino rítmico de la escena. El conjunto configura un paisaje que sostiene la acción y expande su alcance poético.
En el centro, Rafael Ramírez despliega un baile de integridad esencial. Su trazo corporal transmite decisión, claridad y una forma de pensamiento que se articula desde el gesto. La fidelidad a Gades se expresa a través de una continuidad estética que renueva el legado con rigor. Cada secuencia condensa una voluntad de presente: el cuerpo dice, el espacio responde, el tiempo se estira.
Por cierto, Ramírez no interpreta a Gades. Lo convoca desde su propia carne. Su baile es limpio. Diría que puro. Su visión es clara. Diría que precisa. No hay gesto superfluo. No hay adorno. No hay nostalgia. Hay decisión. Hay pensamiento corporal. Hay un cuerpo que no quiere gustar: quiere decir. Y eso, hoy, es revolucionario.
Crónica de un suceso plantea una lectura del flamenco como herramienta crítica. La escena se convierte en lugar de pensamiento, y la memoria en campo de acción. La figura de Gades aparece medida, traducida y actualizada, revelando una vigencia que interpela al hoy con nitidez.
Al concluir, permanece la sensación de haber asistido a un suceso con huella. La obra deja un sedimento que acompaña al espectador más allá del telón. Esta vez el viaje se realizó con Gades; vendrán otros nombres y otros mapas —¿Lorca?—, porque la puerta abierta por este proyecto anuncia continuidad.
Rafael Ramírez en 'Crónica de un suceso'. Foto: Soundglare
Confieso que llegué buscando escenas. Fragmentos de una biografía conocida. Pasajes que confirmaran lo que ya sabía. Y lo que encontré fue otra cosa. Rafael Ramírez, proponiéndoselo o no, ha construido un espectáculo cinematográfico. Una poesía visual.
Centro Danza Matadero cierra la temporada con una pieza que podría marcar época. La escena se confirma como espacio de pensamiento, el flamenco como lengua del presente y la memoria como energía activa. Gades permanece en movimiento, y la ciudad lo recibe con una respuesta nueva.
Crónica de un suceso
Centro Danza Matadero. 27 y 28 de diciembre
Dirección, coreografía y baile: Rafael Ramírez
Producción y contratación: Begoña Fernández Pellicer
Cante: Fabiola Santiago
Guitarra: Isaac Muñoz
Percusión: Javier Rabadán
Técnico de iluminación: Olga García AAIV
Técnico de sonido: Kike Cabañas
Diseño de iluminación: Rafael Ramírez
Fotografía: José Ángel Fernández de Córdoba, Juan Carlos Toledo y Ana Palma
Estilismo: Chio Lagana y Elvira Muha
Producción: Spain Flamenco Arts
Vestuario: Carmelilla SL, Emma Prieto, Jorge de Álvarez y Ángela Lozano
