El veterano Festival de Aranjuez, que dirige arrostradamente Javier Estrella, ha trasladado su 28 edición al 19 de septiembre y centrará gran parte de su atención en dos importantes efemérides: los 300 años del estreno de los Conciertos de Brandeburgo de Bach y los 250 años del nacimiento de Beethoven, esto último un poco a toro pasado; pero ya se sabe que todos los santos tienen octava; y nunca está de más recordar al ilustre sordo, máxime cuando se hace a través de obras muy poco conocidas, los Cuartetos con piano, que estarán interpretados por músicos de categoría, los que componen el Klavier Trio de Hannover, violín, chelo y piano, y el violista Konstantin Sellheim, instrumentista de la Filarmónica de Múnich.

Las tres primeras obras –no confundir con las escritas para violín, chelo y piano de los op. 1, 11, 70 y 97, como parece hacerse en las notas al programa– están catalogadas por Kinsky y Halm con la referencia WoO 36. La cuarta, que cierra el concierto, es un arreglo del Quinteto para piano y vientos op. 16. Bach será evocado por solistas de la Orquesta Barroca de Sevilla, que tocarán tres de los brandemburgueses, el 3, el 4 y el 5 (BWV 1048, 1049 y 1050), y la Suite nº 2, BWV 1067. En el terreno de la danza, dimensión tan importante en estos conciertos, se mueven asimismo Delirium Musica y la Floreta, con páginas de Marais, Jacquet de la Guerre, Cabezón, Merula, Falconier, Purcell y Nebra.

En la tan bien trabada programación encontramos, además, otras propuestas de interés: concierto del cuarteto de saxofones Fukio Ensemble; recital de la soprano ligera Mariví Blasco y la gambista Johanna Rose (con obras de Hidalgo, Marín, Cabanilles y Ortiz, entre otros); música francesa de inspiración española (Couperin, Lully, Charpentier, Campra) por el Ensemble Ludovic; y sinfonías de Basset por Forma Antiqva, que mantendrá un encuentro con el público encargado de cerrar el Festival el 23 de octubre