En paralelo a la programación habitual, este mes la Orquesta Nacional (que, por cierto, cumple 80 años de existencia) alumbra una nueva iniciativa, cuidadosamente preparada por Félix Palomero, director técnico de la entidad, y Alberto González Lapuente, musicólogo y comisario: un breve y enjundioso festival bautizado como Focus.

Se darán tres conciertos en tres viernes consecutivos: días 5, 12 y 19 (Auditorio Nacional). Se trata de esbozar en ellos un panorama que trataba de salir de esa especie de páramo que era la música española de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, en los que se vivía un poco de las rentas de las creaciones casticistas y neoclásicas, con una afición y una profesión aún de espaldas en cierto modo a las corrientes más modernizadoras y todavía sumidas en el pozo negro del exilio.

En ese terreno se empezaban a mover jóvenes creadores que conformarían poco más tarde la llamada Generación del 57, con Cristóbal Halffter y Luis de Pablo como cabezas más visibles. El impulso lo da un proceso cultural de carácter disidente que, en paralelo a una política de tibia apertura, surge con energía en las artes plásticas, el cine o la música. El Focus Festival busca ser la imagen sonora de aquella época.

Los Dos movimientos para timbal y orquesta de cuerda del más joven de los Halffter son una especie de pistoletazo de salida gracias a la decisión del director Ataúlfo Argenta, que, no obstante, años más tarde, a causa de unos comentarios en los que ponía en tela de juicio la calidad de algunas de las nuevas creaciones, sería ampliamente contestado. Óscar Esplá, recién llegado del exilio, sería una de las puntas de lanza para dar más voz a lo nuestro junto a nombres de menor edad como Xavier Montsalvatge y Jesús García Leoz. Enseguida surgiría una figura clave y perenne, aún en activo a sus 88 años, como Antón García Abril. Y, como presencia siempre contestataria y revoltosa, rompedora y singular, Juan Hidalgo, creador con Walter Marchetti del Grupo Zaj.

Este viernes, David Afkham contrasta al Stravinski de las danzas concertantes con nuestros compositores del medio siglo

Definitivamente, la música española eleva poco a poco una voz nueva y más acorde con su tiempo, dando sentido a la inquietud militante de una década que advierte sobre las tensiones sociales y artísticas que se perpetuarán a lo largo del siglo XX. Tal estado de cosas trata de ser analizado y estudiado a lo largo del festival, que juega con los paralelismos y que quizá pueda tener continuidad en el futuro. En esta primera edición se conforma con las tres citas comentadas. En la primera el titular de la ONE y su Coro, David Afkham, dirigirá el Concierto para instrumentos de arco de García Abril, las Cinco canciones negras de Montsalvatge (con la mezzo Nancy Fabiola Herrera) y las Danzas concertantes y la Sinfonía de los salmos de Stravinski.

El día 12 será el turno de Rubén Gimeno, que con el percusionista Juanjo Guillem situará en atriles la obra de Cristóbal Halffter mencionada más arriba, Kammermusik 1 de Hindemith, Sonatina de García Leoz y Don Quijote velando las armas de Esplá (versión para la Orquesta Bética de Cámara). Será Nacho de Paz, buen especialista en música contemporánea, quien ponga la rúbrica con el pianista Alberto Rosado y un programa también de interés: Ukanga de Hidalgo, Invenciones (versión final de De Pablo), Fantasía Baetica de Falla (piano solo) y Música para cuerdas, percusión y celesta de Bartók.