Foto: Luis Malibrán.

Paco de Lucía decidió cambiar de colaboradores para alumbrar su disco Cositas buenas, que lanzó en 2004. Quería rodearse de músicos jóvenes, que le aportasen a su guitarra un sonido más fresco, más abierto y de mayor calidad. Buscaba, de paso, revolucionar la escena jonda. Con su amigo Javier Limón de intermediario, fue reclutando una tropa de élite flamenca que, pasados los años y ya muerto el maestro, ha pervivido para mantener llameante su legado. Aquellos instrumentistas han seguido tocando juntos hasta constituirse casi como una banda estable. Ahora nos brindan The Paco de Lucía Project, un disco que se asienta en el repertorio del guitarrista algecireño (la rumba El cafetal, las bulería Moraíto siempre, Zyriab) aunque da vuelo a la personalidad de cada uno de sus componentes, que lo enriquecen con sus aportaciones.



"La diferencia de cuando tocábamos con Paco es que todos antes estábamos centrados en su guitarra, aunque es cierto que nos daba protagonismo por momentos", recuerda el armonicista Antonio Serrano. "Ahora damos más sitio al resto de instrumentos. De alguna manera, nos acercamos al concepto del jazz, que es más democrático que el flamenco, más piramidal". Confiesa Serrano que durante un tiempo estuvieron muy apegados a la figura totémica de su líder, al que le dedicaron muchos conciertos de homenaje. Sentían que su trabajo básicamente manaba de él: de su carisma, de su leyenda, de su genialidad. Y por eso les daba apuro lo de grabar un disco como banda.



Ese complejo lo superaron en Estados Unidos, donde completaron una gira con 25 escalas. Una de ellas fue el Teatro Olimpia de Miami. Y allí fue donde Javier Limón, con su instinto casi infalible para el directo, pulsó la tecla del rec. Y la grabación consiguió atrapar la magia de esta familia flamenca (así se sienten y así se definen). "Habíamos intentando grabarlo en un estudio en Madrid pero no resultaba, sonaba demasiado frío", recuerda Limón, cada vez más convencido de que la verdad del sonido emerge sólo en el directo. Él fue quien llamó primero a Alain Pérez (que con su bajo agrega los sones cubanos) y al Piraña, el percusionista. Lo hizo a instancias de Paco de Lucía. "Tenía -apunta Limón- muy buena intuición como productor. Sabía rodearse de los mejores. Consiguió formar una banda con los más grandes talentos". Todos ellos le acompañaron en su última etapa. A lo largo de más de una década. Cimentando en ese lapso un sentido sólido y continuado de grupo, algo poco común en el flamenco, donde la 'promiscuidad' y la inestabilidad en las alianzas es la tónica. "Todos tocan con todos", explica gráficamente Limón.



Aparte de los mencionados, esta hermandad también la forman el guitarrista Antonio Sánchez (sobrino de De Lucía), el cantaor David de Jacoba y el bailaor Antonio Fernández Montoya 'Farruco'. Este último apunta un detalle curioso del artífice de Entre dos aguas: "Aunque lo lógico sea pensar que él sólo enseñaba a los guitarristas, él me enseñó a mí muchas cosas del baile". Y añade: "Cada noche que se levanta el telón es un privilegio y una enorme responsabilidad tocar su música, que nosotros no imitamos, porque eso es imposible. Él nos enseñó a ser humildes y respetuoso pero también a ser profesionales y dar siempre el cien por cien de nuestra personalidad".



"El valor más grande de este disco es su verdad", sentencia Sánchez, que pondera las circunstancias en las que se registró, sin muchas pretensiones y por tanto sin poses ni imposturas. Y en las que se ha servido al público: en toda su crudeza original. "Hoy día es muy difícil saber qué hay detrás de un disco, porque hay muchas maneras de grabarlos. Yo no estoy en contra de la edición pero quizá hemos abusado de ella. Aquí se conservan el 99,9% de las notas tal cual se tocaron", añade Sánchez, que destaca Paco de Lucía su vocación de aprender de los demás y de entender el mundo. "Hay un detalle que puede parecer una trivialidad pero para mí no lo fue. Antes de uno de los primeros conciertos que dimos juntos, en Alemania, fuimos a comer a un restaurante. En un momento dado le escuché hablando en inglés con el camarero. Yo antes nunca había visto a un flamenco hablando en inglés. Él fue el pionero en escuchar lo que hacían los otros músicos fuera para enriquecerse, que es algo que ahora hacemos todos con total naturalidad".



"Este álbum -remacha Limón- es una prueba de que aunque la persona ya no está, su música, energía y obra quedarán para siempre vivos en los escenarios y corazones de todo el mundo".



@albertoojeda77