George Michael

Después de la muerte de David Bowie, Prince, Leonard Cohen y ahora George Michael la música del siglo XX cierra un año trágico que deja en millones de melómanos la tétrica sensación de un fin de época y de una verdadera carnicería entre las más talentosas estrellas del pop. George Michael vendió decenas de millones de discos primero con el dúo Wham!, en el que compartía cartel con Andrew Ridgeley pero donde Michael era la principal fuerza creativa y después en solitario gracias a Faith (1987), uno de los ábumes más importantes del siglo pasado y no solo gracias a que despachó 20 millones de copias en todo el mundo. Fue una gran estrella internacional pero muy particularmente en España, donde este británico de origen griego fue siempre muy popular.



Georgios Kyriacos Panayiotou (Londres, 25 de junio de 1963-25 de diciembre de 2016), el hombre de la voz sexy y los singles prodigiosos, ha muerto a la edad de 53 años en su casa por motivos desconocidos pero no "sospechosos" según su agente dejando como testamento algunas de las canciones más populares del siglo XX como Wake Me Up Before You Go-Go, Careless Whisper, Last Christmas, Faith, Father Figure, Outside, Prayin' for Time, Freedom o Fastlove que rubrican la leyenda de un gran creador de gemas pop que traspasaban barreras sociales, generacionales y geográficas con sus maravillosas melodías y su aparente sencillez que las hacía altamente adictivas y populares. La música popular tiene la capacidad de hablar sin rodeos de los grandes sentimientos y al mismo tiempo conectarnos con millones. Esa es su grandeza.



Con George Michael también se muere un poco esa década de los 80 que fue la gran era del pop y por extensión de la propia música, un tiempo en el que artistas como el propio George Michael, Madonna, Bruce Springsteen o el ya desaparecido Michael Jackson despachaban millones de discos y llenaban estadios en un momento en el que la música tenía una influencia y capacidad de movilización de masas que hoy ha desaparecido.



Una era de excesos y color a la que George Michael representó primero como ese jovencito de Wham! que alcanzó la gloria con su primer álbum, Fantastic (1983) en el que él y Ridgeley lucían aspecto quintaesencialmente ochentero con las chupas de cuero y tupé y modos de James Dean de la era del consumo. Este es el vídeo de Bad Boys, con reminiscencias a la pelea de bandas del Beat It de Michael Jackson, porque la música de los 80 no puede entenderse sin el auge y difusión del videoclip como formato artístico.







Fantastic fue un gran éxito gracias a canciones como esa Bad Boys, Love Machine o Club Tropicana en el que George Michael brillaba como respuesta blanca, y británica, a Michael Jackson en el trono del pop. La locura llegaría con el segundo disco de Wham!, Make it Big (1984) donde Michael introducía de forma clara influencias del funk y el r&b que llegaba de Estados Unidos logrando un enorme éxito con canciones como el funk desatado de Wake Me Up Before you Go-Go, la elegancia con aires del jazz de Everything She Wants o esa gema de la perfección pop llamada Freedom que definirían esa época. Solo el último single, la balada Careless Whisper, incluida en el álbum pero que Michael firmaba en solitario, vendió seis millones de copias en todo el mundo.



A pesar de su impacto e influencia no se puede decir que la obra de George Michael sea muy extensa. El músico y cantante finiquitó Wham! con su tercer disco, Music From the Edge of Heaven (1986), donde el músico sigue incorporando influencias de la música negra y el pujante hip hop de Estados Unidos con Afrika Bambaata como referente y triunfa con hits tan perfectos como Wham Rap, The Edge of Heaven sin olvidar grandes baladas como esa Last Christmas que desde entonces es la gran canción pop navideña y que a partir de ahora tendrá para sus fans un nuevo significado ya que George Michael ha muerto el día de Navidad.



Fue, sin embargo, en solitario cuando George Michael vivió su mayor éxito con el lanzamiento de Faith (1987), un disco que vendió veinte millones de copias en todo el mundo y supuso el cénit artístico y personal del artista. Con Faith George Michael apostaba por una música pop más adulta cargada de sexualidad en lo que era un poderoso alegato de la libertad sexual. Surgen canciones como I Want Your Sex, Father Figure, One More Try o la propia Faith donde ahondaba en esa audaz fusión entre la música pop británica y el soul y el funk de Estados Unidos y donde brillaba su capacidad para crear poderosos hits pop. Arrancó entonces una larga gira mundial insólita porque ni antes, ni después, George Michael volvería a dar tantos conciertos.







A partir de Faith comenzó una etapa turbulenta en la vida del cantante marcada por su conflicto con su discográfica, Sony, que George Michael perdió en 1994 pero asestando por el camino un duro golpe a las grandes empresas musicales, que nunca se quitaron el sambenito de abusivas y destructoras de la creatividad de los artistas que le colgó el artista en un juicio ultramediático que de alguna manera avanzó el posterior declive de las discográficas con la aparición de internet.



Como forma de protesta, se negó a aparecer en la promoción de su segundo álbum en solitario, Listen Without Prejudice Vol. 1 (nunca llegaría el volumen dos) ni en los vídeos de promoción. Si bien ese segundo disco no tuvo el impacto supersónico de Faith, fue un gran éxito en todo el mundo y una colección impagable de canciones que contienen clásicos como esa Prayin' for Time, Freedom 90 o Heal the Pain.



En el plano personal, según explica él mismo en el documental Una historia diferente (2006), el músico pasó por una larga depresión a principios de los 90 después de que le diagnosticaran de SIDA a su novio, el brasileño Anselmo Feleppa, al que cuidó hasta su muerte en 1995. Según el mismo, no fue hasta principios de los años 2000 cuando se recuperó de aquel trauma, agravado por un largo historial depresivo en su familia que él achacaba a sus bajones.



Como es mundialmente sabido, el músico acabó saliendo del armario en 1998 después de que un policía lo arrestara practicando sexo en un lavabo público de Beverly Hills, en Los Angeles. Para "vengarse", el cantante lanzó ese mismo año el single Outside, en el que parodia el incidente y a la policía de la ciudad, una canción de pop pegadizo y vital como el de sus mejores tiempos de Wham! que obtuvo un gran éxito en todo el mundo. Desde entonces, George Michael se convirtió en un importante portavoz de la causa gay en todo el mundo.







Dos años antes del incidente en el lavabo (provocado por el propio policía), George Michael había publicado Older, un disco dedicado a la muerte de Anselmo en el que escuchamos a un músico con aires jazzísticos y desolado pero aún capaz de lanzar singles pegadizos para la pista de baile como ese Fastlove -Pt.1 en el que logra vibrar como un rey del pop.



Desde entonces, George Michael lanzaría un disco más con canciones originales, Patience (2004), una colección de baladas pop en las que aún podemos observar sus prodigiosas dotes como melodista. Hubo un disco recopilatorio más y otro, Symphonica (2012), grabado en el Royal Albert Hall de Londres en el que acompañaba sus clásicos con una gran orquestra dándose un aire a lo Frank Sinatra. Las noticias sobre sus encontronazos con la policía y sus problemas con las drogas se hicieron más o menos frecuentes y aunque su deterioro físico era evidente nada hacía presagiar una muerta tan temprana. Al parecer, el músico estaba grabando un nuevo disco.



Tuve la suerte de ver a George Michael dos veces, lo cual es un pequeño logro para un artista famoso por dar pocos conciertos y ser elusivo. La primera, en Barcelona en un concierto a principios de los años 90 en una minigira que hizo para presentar Listen Without Prejudice y que recaló en el, también desaparecido, Estadi de Sarrià donde Grace Jones era telonera. Y lo vi también en el Festival de Berlín de 2006, al que acudió para presentar el documental sobre su vida. George Michael dio una brevísima rueda de prensa, no se quitó las gafas de sol y obviamente no pasaba por su mejor momento. Pero nunca perdió el carisma de las grandes estrellas. Su música seguirá viva en el corazón y la memoria de millones de personas porque a su talento supo unir la prodigiosa capacidad de conmover a millones.



@juansarda