Julia Gutiérrez Caba.

El Festival de Teatro Clásico de Almagro, que celebra desde hoy su 37ª edición, entregará su Premio Corral de Comedias a una mujer de teatro de los pies a la cabeza, con una prominente y larguísima trayectoria interpretativa y perteneciente a una egregia saga de actores... pero que jamás hizo teatro clásico. La galardonada será Julia Gutiérrez Caba (Madrid, 1932), que se muestra tan agradecida como sorprendida. "Que yo recuerde, solo me propusieron hacer teatro clásico una vez, en Mérida, pero tuve que decir que no porque tenía otros compromisos con mi compañía de entonces", declara a El Cultural la actriz, hija de Emilio Gutiérrez e Irene Caba Alba y hermana de Irene y Emilio Gutiérrez Caba.



"Julia se merece este premio por su honestidad, su discreción y su buen hacer, porque es como premiar a toda su familia y al teatro mismo", nos explica Natalia Menéndez, la directora del festival. Reconoce la actriz y gestora "tomar las riendas" a la hora de decidir a quién se concede este premio que se entrega desde 2001, aunque lo consulta con otros miembros del equipo del festival, y asegura que el galardón no tiene por qué concederse a alguien ligado al mundo del teatro clásico, con que tenga alguna vinculación con el festival es suficiente. La de Gutiérrez Caba comenzó en 2010 y consiste en prestar su dulce voz para saludar a los espectadores a través de la megafonía con un mensaje de bienvenida.



Gutiérrez Caba actuará por primera vez en Almagro este año -el viernes, para más señas-, de la mano de José Luis Gómez y Cómicos de la Lengua, un espectáculo itinerante que forma parte de los actos conmemorativos del tricentenario de la RAE. La pieza consiste en una lectura dramatizada de textos del Siglo de Oro en la que Gutiérrez Caba pone voz a Santa Teresa de Jesús.



"Conocí el corral de comedias de Almagro hace casi 50 años, como visitante. Entonces ni siquiera existía el festival", recuerda la actriz, y lamenta que no le haya tocado debutar en la localidad manchega subiéndose a este imponente a la vez que íntimo escenario, construido en 1628 y declarado Monumento Nacional, sino en el Teatro Municipal. Sí lo pisará a última hora de esta tarde para recibir su premio en el acto inaugural del festival.



La saga de actores a la que pertenece Julia Gutiérrez Caba se inició con su bisabuelo, explica la actriz: "Era de un pueblo de Castellón y en aquella época los habitantes de esa zona de nuestro país eran muy aficionados al teatro. Él era linotipista y formó un grupo de teatro con compañeros de trabajo". Cuando sus hijas decidieron seguir sus pasos de forma profesional, la familia se trasladó a Madrid, y hasta hoy. El último eslabón de la cadena es hoy por hoy su sobrina nieta, Irene Escolar, que ha participado en películas como Los girasoles ciegos (José Luis Cuerda, 2008) o Gente en sitios (Juan Cavestany, 2013). "A nosotros, en cambio, nos toca ir alejándonos...", exhala con melancolía la homenajeada, que se resiste a retirarse definitivamente. "Todavía hago algunas cosas si no me reclaman demasiado tiempo o responsabilidad. Pero el teatro es lo que más cantidad de ambas cosas exige".



El suave empuje de la herencia

De pequeña, obviamente, Julia respiró mucho teatro en su casa, pero no tenía conciencia de que aquello fuera algo inusual: "Lo vivíamos con mucha naturalidad. Los niños aprenden lo que ven, y nosotros veíamos cómo los hábitos de nuestros padres eran muy diferentes a los de los padres de los demás niños: tenían horarios extraños, se aprendían textos de memoria, se disfrazaban y salían por ahí a actuar".



Tras formarse en la compañía de sus padres, la actriz debutó en 1951 con la compañía de Catalina Bárcena en la obra Mariquilla Terremoto, de los hermanos Álvarez Quintero. "Yo no tenía muy claro que quisiera dedicarme a esto, pero el ambiente qeu te rodea pesa y te va empujando suavemente". Poco tardó en enamorarse de esta profesión adictiva en la que "subes y bajas escalones constantemente, siempre sometida a examen".



Con un papel secundario en Carlota, de Mihura, los críticos comenzaron a fijarse en ella. En su suave y discreta elegancia. A lo largo de su dilatada carrera ha interpretado medio centenar de obras del citado Mihura, de Jacinto Benavente, de Alfonso Paso, de Adolfo Marsillach, de Agatha Christie, de Bernard Shaw y de Chéjov, entre muchos otros, y en 1970 fundó su propia compañía junto a su marido, el director Manuel Collado.



Sobre todo en los 60, aunque también con posterioridad, colaboró asiduamente en TVE, en series como Confidencias, de Jaime de Armiñán, y programas de teatro televisado como el célebre Estudio 1 y su precursor, Primera fila.



Cuando Juan Antonio Bardem la llamó para participar en su película A las cinco de la tarde, comenzó la carrera cinematográfica de la actriz, en la que también figuran títulos como La gran familia, de Fernando Palacios, su secuela La familia y uno más, y otros filmes de la década de los 60. José Luis Garci y Mario Camus la recuperaron para el cine a finales de los 90, en sus películas La herida luminosa y You're the one, y El color de las nubes, respectivamente. En 2010 rodó junto a Belén Rueda Los ojos de Julia, su última película hasta la fecha.



Entre 2003 y 2008, la popular serie Los Serrano le brindó una nueva etapa televisiva con la que se dio a conocer a las nuevas generaciones de telespectadores. Por último, entre 2011 y 2013, volvió de nuevo a la pequeña pantalla con la serie de época Águila Roja.



Ahora que tiene más tiempo libre, aprovecha para disfrutar del teatro desde la butaca: "Veo cosas realmente muy interesantes y muy diferentes a lo que nosotros hacíamos, sobre todo en cuanto a montaje. Veo mucho entusiasmo entre los jóvenes y también un cambio en la actitud del espectador de hoy, más respetuoso que antaño. Van con la intención de escuchar y descifrar los textos de hoy, que son más complejos. Como espectadora, yo tengo la suerte de saber qué significa estar en un escenario, siempre me parece algo difícil y mágico".