'How to Have Sex', Free Cinema de 'balconing' y borrachera

Molly Manning Walker acierta al conceder todo el protagonismo al rostro de Mia McKenna-Bruce, una magnética y adorable hooligan con la que no podemos más que empatizar.

15 marzo, 2024 01:52

Javier Yuste @JavierYusteTosi

Aunque Molly Manning Walker apunta a la Andrea Arnold de American Honey cuando se la cuestiona sobre las referencias que manejaba para How to Have Sex, su primer largometraje, no hubiera sido extraño que mencionara también al Harmony Korine de Spring Breakers (2012) o a una de las últimas perlas del cine británico independiente: Aftersun (2022), el celebrado debut de Charlotte Wells, que le brindó una nominación al Oscar al pujante Paul Mescal. Y es que la joven cineasta londinense se sirve aquí de la estética ketamínica, de un cierto interés polemista y del espíritu destroyer (obviamente, atenuado) de las protagonistas del filme del californiano Korine, mientras que del trabajo de la escocesa Wells adopta tanto el ambiente como un aire más reflexivo.

De hecho, How to Have Sex arranca como un derivado de Spring Breakers o de algunas comedias hollywoodenses protagonizadas por adolescentes en busca de sexo y aventuras, solo que filmada por una legítima heredera del Free Cinema británico de los 60, por su vocación realista para capturar la manera en la que la clase obrera desbarra en las vacaciones veraniegas.

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Sin embargo, el abuso sexual que sufre en la playa la inexperta Tara (rodado con gran tacto por Manning Walker), rompe el relato festivo y nos conduce hacia un filme que abandona la ligereza y el tono subversivo para indagar con cierta solemnidad en temas como el consentimiento, la violación, la sororidad, el machismo o el crecimiento personal.

Una arriesgada jugada que podría haber naufragado, pero que la directora sabe llevar a buen puerto al evitar las conclusiones reduccionistas y la moralina fácil. Además, Manning Walker acierta al conceder todo el protagonismo al rostro de Mia McKenna-Bruce, una magnética y adorable hooligan con la que no podemos más que empatizar.