Realizador muy cotizado en Italia, Paolo Genovese (Roma, 1966) alcanzó grandes éxitos de taquilla despuntando el milenio con varias comedias en las que parodiaba a la clase media como Incantesimo Napoletano (2002) o Inmaduros (2011) . Su gran éxito llegó con Perfectos desconocidos (2016), que reventó la taquilla de su país, arrasó en los David di Donatello y ha tenido ocho versiones, entre ellas la de Alex de la Iglesia.

Desde entonces, el cine de Genovese ha virado a un tono más dramático. En The Place: El precio de un deseo (2017) plantea un viaje a lo perverso del ser humano, y en Una historia de amor italiana (2021) la odisea de dos amantes que se esfuerzan por permanecer juntos. En su nueva película, El primer día de mi vida, aborda el suicidio, un tema que él mismo tacha de "tabú".

Con un tono fantástico o "espiritual", vemos lo que les sucede a cuatro personajes muy distintos (un adolescente, una mujer madura, una joven discapacitada y un hombre de media edad) que después de intentar suicidarse se quedan atrapados en un misterioso hotel que es una especie de limbo entre la vida y la muerte. Allí conocen a un "ángel de la guarda" interpretado por Toni Servillo que les muestra lo que sucede después de su muerte. 

Pregunta. ¿Considera El primer día de mi vida su película más humanista?

Respuesta. Sin duda lo es en el sentido de que aquí trato de manera más directa las debilidades, las fragilidades y los deseos de los seres humanos. Y quiero hacerlo con un gran afecto hacia esos defectos, sin emitir un juicio, observando y tratando de entender.

P. El personaje de Toni Servillo dice en la película que no es un ángel pero que actúa de manera parecida...

R. Es un ángel y no lo es. Su sentido es cumplir esa necesidad de ser amado en los momentos en los que no podemos salvarnos solos. Es un personaje suspendido, tiene algo de espiritual, pero es una película laica. No se habla de Dios ni de religión.

P. ¿Qué papel juega el elemento fantástico entonces?

R. Esta historia habla de vida y el fondo es totalmente realista. Es una gran ciudad, una metrópoli, que son los lugares en los que nos sentimos más solos. Es Roma pero no he querido que se reconozca porque podría suceder en cualquier parte: Barcelona, París, Londres…

P. En 2022 se suicidaron en España 4.097 personas, récord histórico. ¿Permanece este drama silenciado?

R. Por supuesto que sí, ¿por qué no se habla de eso? El que llega a suicidarse siente que ha perdido, que no hay nada más qué hacer, que no hay un lugar en el mundo para él. Como no se habla, lo guardan dentro y se sienten más solas.

"El que llega a suicidarse siente que ha perdido, que no hay más que hacer"

P. ¿Para ser razonablemente feliz hay que asumir que no lo seremos todo el rato?

R. No creo que la película sugiera que el objetivo deba de ser la felicidad porque no es una condición estable. Lo que sí debemos hacer es buscar la felicidad y ese es un camino personal, ajeno al fenómeno de las redes sociales. No se trata de encontrar la felicidad de los otros sino la propia. En Instagram vemos a personas siempre contentas. Es una felicidad artificial.

P. ¿Quería decir con el filme que nuestras relaciones con los demás son el único sentido posible de la vida?

R. Es injusto que una película tenga una respuesta para eso. Quiero poner en valor la comunidad, los amigos, la familia, los amores… son fundamentales. Quizá no garanticen la felicidad pero pueden hacer el dolor y la pena más llevaderos.

P. Con esos cuatro personajes desvalidos tan distintos, ¿quería afrontar el suicidio desde diferentes perfiles?

R. Son cuatro historias generadas por nuestra sociedad. La depresión es el mal del momento y surge de nuestro estilo de vida, de las expectativas de nuestra sociedad, la obligación de ganar siempre, de enriquecerse. Los adolescentes son mucho más infelices hoy que hace treinta años.

P. ¿Le cambió la vida el éxito de Perfectos desconocidos?

R. Ya había tenido taquillazos en Italia pero sí fue mi primer gran éxito internacional. Artísticamente no me ha cambiado la vida pero me ha facilitado estrenar mis siguientes películas.