Fotograma de No soy una bruja

Con la proyección esta noche en el Teatro Alameda de Tarifa de la película No soy una bruja se inaugura el Festival de Cine Africano de Tarifa y Tánger, un acontecimiento cultural único en nuestro país que dura hasta el 3 de mayo en el caso de la ciudad marroquí y hasta el 5 en el de la villa andaluza. Una semana en la que se podrán ver unas 80 películas que vienen acompañadas de numerosas actividades culturales relacionadas con el que sin duda es el continente menos representado en los cines y salas de conciertos.



Ganadora del premio BAFTA al mejor debut para la cineasta Rungano Nyoni, nacida en Zambia pero británica de adopción, No soy una bruja se estrenó con éxito en el pasado Festival de Cannes y nos descubre los infames campos de internamiento africanos para "brujas". Nos lo cuenta a partir de la historia de una niña de un poblado que es encerrada en una de ellos después de un extraño incidente. Allí la amenazan con que si se intenta escapar se convertirá en una cabra blanca y deberá decidir entre su libertad o enfrentarse a esas supersticiones que siguen lastrando el futuro de África.



La sección oficial del FCAT se llama Hipermetropía y nos propone títulos que tienen pinta de ser apasionantes. Películas como la tunecina La bella y los perros, de Kaouther Ben Hania, en la que denuncia la situación de la mujer en el país mediterráneo a partir de una joven que debe enfrentarse a un agresor que tiene a la policía de su parte. De un país cercano, Argelia, llega Esperando las golondrinas, dirigida por Karim Moussaoui, en la que nos ofrece una visión caleidoscópica de la sociedad a partir de la historia de un ejecutivo divorciado que se siente sobrepasado, una joven que se debate entre dos chicos y un neurólogo que siente que el pasado le persigue.



Imagen de Five Fingers for Marseilles

Del África subsahariana también llegan importantes proyecciones. Del Congo, se podrá ver Kinshasa Makambo, un documental en el que el realizador Dieudo Hamadi refleja los modos autoritarios del presidente del país, Joseph Kabila, a partir del retrato de varios opositores. El cine de no ficción vuela alto con varios títulos más a competición. De Burundi se proyecta Los mañanas inciertos, de Eddy Munyaneza, el asunto político vuelve al primer plano con este trabajo sobre la resistencia contra el presidente Pierre Nkurunziza en el que el director narra su propio exilio en primera persona.



Como Vivir siendo rico de Costa de Marfil, obra de Joël Akafou, en la que los protagonistas son unos jóvenes delincuentes que consideran que robar a los turistas europeos es una forma de recuperar lo robado durante la etapa colonial. Y la ficción también se abre paso con como Five Fingers for Marseilles, de Michael Matthews, en la que se refleja la brutalidad de la represión contra los negros durante los atroces años del apartheid.



Las actividades del FCAT no se detienen en una sección oficial que se expande con un nutrido apartado de cortometrajes. Las secciones paralelas son focos de máximo interés. En Afroscope vemos una selección de películas que nos acercan a la actualidad más rabiosa del continente como la tunecina Más allá de la sombra, en la que retrata a la comunidad LGTB del país, o la keniata Supa Modo, sobre una niña enferma que logra su sueño de rodar una película. El ciclo está dedicado al fallecido cineasta marroquí Ahmed Bouanani, director, guionista y montador de algunos de los títulos más importantes del cine de ese país. Finalmente, el Festival celebra su 15 aniversario exhibiendo algunos de los mejores títulos de estos tres lustros.



@juansarda