Margot Robbie interpreta a la patinadora Tonya Harding en Yo, Tonya

Craig Gillespie dirige este filme, nominado a tres Oscars, inspirado en la trágica historia de la patinadora sobre hielo Tonya Harding y protagonizado por Margot Robbie y Allison Janney.

Conocida como "la mujer más odiada de América", la patinadora sobre hielo Tonya Harding se hizo famosa en el mundo entero por un terrible incidente, el ataque a su competidora Nancy Kerrigan, poco antes de los Juegos Olímpicos de Invierno de Lillehamer en 1994. Un ataque absurdo que hundió la carrera de la atleta justo en el momento en el que volvía a despegar y que le dio una abrumadora (mala) fama internacional quizá no del todo merecida porque, como vemos en el filme, Harding no fue directamente culpable de lo que más que un acto violento puede calificarse de verdadera chapuza. Nominada a tres Óscar, la película es favorita en la categoría de mejor actriz, con una Margot Robbie pletórica en el papel de la desgraciada deportista.



Dirigida por Craig Gillespie, conocemos el talento del director para retratar la América profunda gracias a una película tan conmovedora como Lars y una chica de verdad (2007) aunque aquí el tono es muy distinto. De clase baja o bajísima, Harding pertenece a ese "White trash" que tan bien retrato Curtis Hanson en su obra magna, 8 millas (2002), donde veíamos la historia de otro aspirante al éxito como Eminem, aunque en ese caso la historia tenía una conclusión bastante más postiva. Pero Tonya, como el rapero que interpretaba el propio Marshall Matters, es un personaje al límite, alguien llamado al éxito por sus excepcionales dotes físicas pero al mismo tiempo víctima de un entorno dominado por la miseria y la violencia así como las profundas heridas que ello ha dejado en su alma.



Es por tanto Tonya Harding un personaje mucho más trágico que malvado. Una mujer que tiene a la vez la suerte de tener un talento extraordinario pero la mala fortuna de haber sido criada en el lugar equivocado. Un mundo de violencia, vulgaridad y brutalidad en el que las personas se relacionan a base de palos y donde la desdichada protagonista debe aprender, más que a triunfar en los grandes eventos internacionales, a sobrevivir en una cotidianeidad ardua marcada por una madre que la quiere pero solo sabe relacionarse a bofetada limpia y un novio adolescente con tan pocas luces como afición a, una vez más, repartir estopa. Yo Tonya termina con el plano de una mancha de sangre en una lona y no es casualidad, es una película en la que se zurran muchísimo.



Se supone que lo mejor del filme es Margot Robbie y estoy de acuerdo a medias. La actriz logra interiorizar con enorme talento el drama íntimo de esa desdichada mujer en una película en la que la vieja lucha de clases tiene un papel preponderante y donde vemos a la pobre Tonya luchar contra los prejuicios que suscita su origen. El problema con Robbie es que por momentos resulta muy difícil de creer que una belleza de ese calibre vaya a encontrarse con algún tipo de traba. Cuando vemos el rostro inequívocamente vulgar de la verdadera patinadora, lo entendemos un poco mejor. Bien contada y bien dirigida, Yo Tonya está mucho más interesada en explicar la dificultad de crecer en un entorno hostil que en la conocida anécdota que la hizo famosa, que casi es lo de menos.







@juansarda