Philippe Lioret

El director francés estrena El hijo de Jean, película donde narra la odisea de un treintañero divorciado y padre de un hijo, que descubre la identidad de su verdadero padre.

Philippe Lioret (París, 1955) pertenece a ese estirpe de cineastas franceses que se dedican en sus películas a contar pequeñas historias sin grandes aspavientos autorales pero con trazas de buen narrador y sensible conocedor del alma humana. Su carrera se ha forjado con películas como En tránsito (1993), la historia de un hombre que permanece retenido en una terminal de aeropuerto, o sus películas con su musa Sandrine Bonnaire, Mademoiselle (2001) o la célebre El extraño (2004), en la que como en este nuevo filme, El hijo de Jean, vemos a una hija en busca de su identidad. En 2009 el cineasta firmaba una de sus mejores películas, Welcome, en la que trataba el candente asunto de los refugiados.



Ahora regresa con El hijo de Jean, donde el director vuelve a sus historias familiares para contarnos la odisea de un treintañero (Pierre Deladonchamps), padre de un hijo, divorciado, bien colocado en una empresa y con sueños literarios; que al morir su padre se entera de quién es realmente, pues ha sido criado por su madre y el marido de ésta. El protagonista viaja hasta Canadá para conocer a sus supuestos hermanos y sobre todo al mejor amigo de su repentino padre, un médico (Gabriel Arcand) que le acabará abriendo a un nuevo mundo en un filme que el director ve como "un thriller familiar". Con una fantástica construcción de personajes, El hijo de Jean es un filme que llega al hueso. Entrevistamos al director a su paso por Madrid para promocionar la película.



Pregunta.- Hay una fantasía latente en el filme que es la de tener una familia que no es la tuya pero te gusta. ¿Arrastramos todos cierta incertidumbre sobre de dónde venimos?

Respuesta.- Sí, sobre todo respecto a los padres. La religión judía por ejemplo dice aquello de "la madre es seguro, el padre quién sabe". Leí la novela de Jean Paul Dubois en que está basada la película hace siete años u ocho años, porque fue muy difícil conseguir los derechos y cuando finalmente los conseguimos y la volví a leer me di cuenta de que ya no tenía nada que ver con el libro. Al final lo que me interesó fue contar una historia personal que me afecta profundamente, pero me gustaba que fuera un thriller familiar. Quise meter al personaje principal en la posición de investigador a su pesar. El tiene que descubrir todo de su familia: de sus padres, de sus hermanos... pero encuentra otra familia. Creo que nos pasa a todos en algún momento, la fantasía o el deseo de pertenecer a otra familia. De repente conocemos una que nos gusta mucho o con la que nos sentimos identificados y deseamos que hubiera sido la nuestra. Ese es un fantasma que compartimos todos.



P.- ¿Cómo sucede este thriller?

R.- Lo que me divierte del thriller es que el protagonista tiene a la vez ese trabajo tan poco excitante en una multinacional pero también ha escrito una novela policíaca y tiene ambiciones literarias. De repente, el escritor de novelas de misterio se ve envuelto en un misterio. Soy consciente de que el espectador hace todo tipo de hipótesis. Empezamos con ese cadáver en la laguna, lo cual es muy novelesco y puede dar pie a todo tipo de sospechas.



P.- Vemos también el choque cultural entre un francés de Francia y un "francés" de Canadá.

R.- Lo que sucede con los canadienses de la parte francófona es que hay un sustrato de la cultura francesa muy importante como el idioma, pero en realidad son norteamericanos. Es una cultura muy distinta en muchos aspectos. Lo que sí es muy parecido en prácticamente todos los lugares del mundo es la relación entre padres e hijos, abuelos y nietos. En este caso, lo que vemos es que cuando el protagonista conoce al amigo de su supuesto padre, surge en él el deseo de que ese hombre sea su padre en relidad, y ese es todo el tema del filme. El del amigo es un personaje que me gusta mucho. Representa algo fuerte, sólido, que no se ha visto comprometido. Aunque al final descubrimos que tampoco es tan perfecto.



P.- Y entonces encuentra a esos dos supuestos hermanos que no paran de pelarse y son unos gañanes.

R.- El también llega en el peor momento que es cuando se están repartiendo el dinero. Por desgracia, muchas familias se pelean de una manera muy desagradable cuando eso sucede. Surge una pregunta muy inquietante, si es más importante el dinero o el vínculo fraternal. Además ellos no saben que él es su hermano. Simplemente es un intruso. El dinero es un personaje del filme y eso tiene mucho que ver con la cultura americana. Incluso el cuadro, que es un personaje importante en la película, tiene un valor económico, no solo sentimental.



P.- Siete años después de rodar Welcome la situación de los emigrantes y refugiados es mucho peor. ¿Es posible que gane el Frente Nacional las próximas elecciones al Parlamento?

R.- Es una angustia tan grande que me despierto todas las mañanas con ello. Lo peor del asunto es que no es imposible. Creo que en España es una suerte para vosotros que el franquismo esté tan fresco porque eso os está vacunando contra la locura que está sucediendo en mi país. Ahora es el momento de hacer lo contrario de lo que dice el Frente Nacional, es el momento de abrirse al mundo y no de replegarse sobre uno mismo. Cuando la situación económica va mal lo más fácil es buscar un culpable. Pero los emigrantes no tienen la culpa. Sin duda, todo ha ido a peor desde Welcome. Es horrible que esto pase precisamente en Europa con los fascismos que hemos vivido. Tenemos memoria de pez.



@juansarda