Nely Reguera, Marc Crehuet, Raúl Arevalo y Salvador Calvo

Raúl Arévalo, Nely Reguera, Salvador Calvo y Marc Crehuet competirán por el Goya la Mejor Dirección Novel en la 31 edición de los premios, que se celebra este sábado, 4. Proponiéndoselo o no, todos han viajado a una sociedad marcada por la fractura. El Cultural habla con ellos y celebra esta nueva cita del cine español, con Ana Belén como Goya de Honor y con el oscarizable Juanjo Giménez en el apartado de Mejor Cortometraje de Ficción, recorriendo las películas que marcarán la gala: El hombre de las mil caras, Tarde para la ira, Julieta, Que Dios nos perdone y Un monstruo viene a verme.

Los cuatro nominados a Mejor Dirección Novel en la 31 edición de los premios Goya han levantado sus respectivas películas transitando caminos desde puntos de partida diversos. Raúl Arévalo (Madrid, 1979) procede de la interpretación, Nely Reguera (Barcelona, 1978) es graduada en dirección por la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña y profesora de cine, Salvador Calvo (Madrid,1970) tiene una dilatada carrera en la televisión y Marc Crehuet (Santander, 1978), con experiencia también en la pequeña pantalla, escribe y dirige teatro. Lo que sí tienen en común es que la oportunidad de rodar su primer largometraje les ha llegado cuando rebasan los 35 años, signo inequívoco de que cada vez es más complejo sacar adelante una película sin una trayectoria detrás que te avale. Lejos quedan casos como el de Alejandro Amenábar, que con 24 años arrasaba en la fiesta del cine español con Tesis. "Gente con mucha experiencia en el cine te dice que en los 80 te producían cualquier guión", comenta Salvador Calvo, el más veterano de los cuatro candidatos a sus 46 primaveras. "Hoy en día es una pelea".



Una realidad compleja

Las cuatro películas que han llevado a sus directores a disputarse el ‘cabezón' presentan una España quebrada en varios ejes. La de Crehuet, El rey tuerto, remite al Duelo a garrotazos de Goya. La de Calvo, 1898. Los últimos de Filipinas, levanta el acta de defunción del imperio en el que no se ponía el Sol. La de Regueras, María (y los demás), analiza la crisis vital de los 30 años para una generación que se enfrenta a una realidad más compleja y desesperanzada que la que vivieron sus padres. Y la de Arévalo, Tarde para la ira, nos habla de la venganza en un sistema en el que la justicia es dolorosamente imperfecta.



Raúl Arévalo no solo es el favorito para alzarse con el galardón a Mejor Dirección Novel sino que puede convertirse en el gran triunfador de la noche si se mantiene la tendencia vista primero en los premios Forqué y más tarde en los premios Feroz. En ambas citas Tarde para la ira recibió el galardón a la mejor película y en la noche del sábado disputa el Goya en once categorías. Solo Un monstruo viene a verme la supera en número de nominaciones con doce. "Me doy por satisfecho con las nominaciones", comenta algo abrumado Arévalo. "Si cae algo, genial, pero tampoco quiero ganar mucho porque la gente empieza a decir que la película está sobrevalorada y aumenta la presión para la siguiente".



Tarde para la ira

Agradecido por la nueva vida que le están dando los premios a la película tras "unas primeras semanas flojas en taquilla", Arévalo afirma que siempre quiso dirigir antes que actuar. Sin embargo su larga y exitosa trayectoria en la interpretación, en la que se ha puesto a las órdenes de cineastas de la talla de Pedro Almodóvar, Alberto Rodríguez o Daniel Sánchez-Arévalo, le ha servido como su particular escuela de cine. "He vampirizado a cada director o miembro del equipo técnico que me interesaba".



La historia de Tarde para la ira se le ocurrió a Arévalo hace ya nueve años tras una conversación con su padre, que regentaba un bar similar al que aparece en la película. Tras escribir el guión al alimón con el psicólogo David Pulido, el intérprete inició una dura partida de ajedrez en busca de financiación y de un productor que respetara la visión que tenía para su película. "En todo este tiempo no me ha faltado trabajo como actor y he podido controlar el ansia de querer dirigir por encima de cualquier otra cosa", explica. "Muchas veces me pedían que rebajara la violencia o que eligiera a actores más jóvenes, guapos y televisivos, pero yo quería hacerlo con cierta libertad y el reparto lo tenía muy claro, sobre todo a Antonio de la Torre y Luis Callejo".



Lucha por los actores

Nely Reguera sin embargo no creía que Bárbara Lennie fuera a funcionar como protagonista de María (y los demás). "Nunca escribo pensando en actores porque luego no sabes si los vas a tener, prefiero centrarme en los personajes", comenta Reguera. "Bárbara se incorporó a la película a través del casting pero yo no acababa de verlo claro. Me costaba imaginármela en esa faceta torpe, frágil y payasa que tiene el personaje". Finalmente, tras varias conversaciones, la directora tomó la decisión de apostar por Lennie y parece que no se equivocó: la actriz ha recibido el Feroz a la mejor actriz por su interpretación y también puede llevarse el Goya en el mismo apartado.



María (y los demás)

Tras graduarse en la ESCAC, Reguera comenzó a trabajar en equipos de dirección, primero en publicidad y luego en largometrajes. "Sabía que quería dirigir pero no acababa de tener muy claro el qué. De pronto encontré la historia que quería contar. Empecé a escribir María (y los demás), pero no conseguimos financiación hasta cinco años después". Por eso Reguera apuesta por la perseverancia en una industria en la que las mujeres siguen siendo una minoría en apartados técnicos. "Soy optimista, creo que es algo que está cambiando, que de forma natural se está equilibrando", añade. "Lo que más me preocupa es que el número de hombres que tras una primera película vuelven a dirigir es muy superior al de las mujeres que realizan una segunda película. Esta estadística no puede reflejar simplemente cuestiones personales".



De los cuatro nominados quien dispuso de un mayor presupuesto para su película fue Salvador Calvo. 1898. Los últimos de Filipinas es un ambicioso relato de guerra con exóticas localizaciones y un reparto de estrellas que hace que Raúl Arévalo compare al director con Zidane: Luis Tosar, Javier Gutiérrez, Karra Elejalde, Eduard Fernández, Carlos Hipólito… "Sí, la nuestra era la película que contaba con mayor presupuesto de las cuatro, pero siempre vas pillado en ese sentido", afirma Calvo que, al igual que le pasó a Reguera, vio como una parte de la financiación se esfumaba días antes de iniciar el rodaje. "Lo que hice fue reunirme con la script y empezar a cortar páginas del guión Es duro pero siempre es mejor cortar antes que después", explica el cineasta.



1898. Los últimos de Filipinas

Tras una dilatada experiencia como director de series de televisión (Policías, en el corazón de la calle, Motivos personales, Hermanos…) y TV-Movies (La duquesa, Niños robados, El padre de Caín…), y también mucho trabajo, Salvador Calvo ha logrado dar el salto a la gran pantalla. "El abismo que había hace unos años entre ambos medios se ha ido acortando, también a nivel técnico", explica Calvo. "Trabajar en televisión ya no es un desprestigio para actores y directores. Antes había muchos prejuicios, pero ahora ves a Kevin Spacey en House of Cards o a Scorsese rodando capítulos para HBO y parece que ha cambiado la manera de entender el medio".



El director de 1898. Los últimos de Filipinas, que este año cumple 47 años, llegó a pensar durante un tiempo que el momento para debutar en la gran pantalla ya se le había pasado, pero finalmente ha podido probar una forma de trabajar que "permite hacer obras más personales, con puntos de vista que a las televisiones generalistas no le interesan".



Ensayando durante dos años

Marc Crehuet, al igual que Salvador Calvo, también domina el medio televisivo. Logró un gran éxito con la serie Pop ràpids en TV3 que provocó que el dramaturgo catalán Jordi Casanovas le encargara un texto para estrenar en Flyhard, su minúscula sala de teatro de Barcelona (solo tiene 40 localidades). Crehuet escribió El rey tuerto y la obra fue un éxito inmediato que estuvo rodando por España durante dos años. "Siempre había querido dirigir una película y como este texto estaba funcionando tan bien me decidí a adaptarlo", explica el director, que rodó una versión en catalán y otra en español en tan solo 17 días. "Fue una locura y una marcianada que no le recomiendo a nadie".



El rey tuerto

Cuando se puso a trabajar en el guión, Crehuet intentó que la historia respirase con nuevos personajes y más localizaciones. "Sin embargo me di cuenta de que no me acababa de gustar. Había algo en la obra, sobre todo en la sala original donde la estrenamos, que no se podía perder en su traslación a la pantalla: su ambiente opresivo".



Crehuet finalmente se decidió por situar la acción en una única localización, manteniendo el texto prácticamente igual y solo tratando de aumentar la tensión con elementos puramente cinematográficos. El presupuesto del que dispuso fue muy limitado, pero contaba con una ventaja clara respecto a cualquier otro director primerizo. "Los actores llevaban dos años ensayando, algo que no suele pasar en el cine. Son dos años de bolos… solo tuve que matizar algunas cosas porque el trabajo lo traíamos hecho de casa".



Raúl Arévalo, Nely Reguera, Salvador Calvo y Marc Crehuet se disputan este sábado el privilegio de ser la gran promesa del cine español, pero los cuatro se han ganado ya el derecho a seguir transitando los difíciles e inescrutables caminos de la industria del cine en próximas películas.



@JavierYusteTosi