Martin Scorsese, mejor director por Hugo. Foto: France Press

Mucho se ha hablado sobre la incertidumbre que rodeaba este año a los Globos de Oro. La película favorita del año era The Artist pero partía con dos desventajas, ser francesa y muda. Las predicciones, sin embargo, se han cumplido y The Artist ha ganado como mejor "comedia o musical", actor (Jean Dujardin) y banda sonora. El éxito hubiera sido total si hubiera sumado el premio al mejor director, honor que ha recibido Martin Scorsese por Hugo, una fantasía animada en 3D que aún no se ha estrenado en España y que ya recibió el premio de la asociación nacional de críticos de Estados Unidos. No ha sido así, dejando muchas puertas abiertas de cara a los Oscar de finales de febrero, que son el clímax de esta temporada de premios interminable.



La otra gran vencedora de la noche ha sido Los descendientes, regreso de Alexander Payne a la dirección siete años después de Entre copas. Supone la vuelta de Payne al registro que domina a la perfección, historias basadas en los actores y las emociones, en esta ocasión la odisea de un hombre (el premiado George Clooney como actor dramático) no especialmente simpático y afectuoso que trata de recuperar el afecto de sus hijas despus de la muerte de la madre. Puede indicar una tendencia clara para los Oscar ya que Clooney no era el favorito y sí su amigo Brad Pitt, al que ha elogiado desde el escenario y con el compartía un curioso complemento, un bastón.



El foco de la gala de este año no estaba solo en los premiados sino en su presentador, el incorregible Ricky Gervais, protagonista de series como Extras o The Office. Si el año pasado provocó el escándalo al insinuar la homosexualidad de Tom Cruise o reírse de la película The Tourist, en esta ocasión él mismo decía en el New York Times del domingo que nadie le iba a callar. No hubiera hecho falta porque Gervais no ha dicho nada que pueda ser considerado ofensivo por un niño de ocho años. En realidad, se ha dedicado a repetir los mismos chistes como los supuestos sobornos a esos escasos 100 miembros de la "prensa extranjera" que votan o más chistes a costa de The Tourist que Johnny Depp ha encajado sin mover una ceja. Su supuesta maldad sí ha propinado a Madonna, ganadora por la mejor canción por Masterpiece, un momento brillante cuando le ha replicado que hace tiempo que no besa a una chica, "en la televisión".



El resto de premios ha estado muy repartido haciendo honor a esa "incertidumbre" que viene a significar que este es un año sin una película clara. Meryl Streep ha cumplido quinielas y ha ganado por La dama de hierro, detesto esta película que no es más que una (mala) hagiografa de la ex líder británica así que no voy a lanzar las campanas al vuelo. Está claro, sin embargo, que es difícil superar a Streep en su cetro bien ganado de mejor actriz del mundo. La mejor actriz en "comedia o musical" ha sido Michelle Williams por My Week With Marilyn, en la que se recrean los días que pasó Monroe en Londres rodando El príncipe y la corista. El premio a la mejor película de animacin ha sido para Steven Spielberg por Tintín.



Los premios a los secundarios son difícilmente discutibles. Octavia Spencer está magnfica en Criadas y señoras, un drama sentimental ambientado durante la época de lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, esos convulsos años 60. Y Christopher Plummer, el primero en ganar, está inmenso en Beginners como octogenario que sale del armario. Otra sorpresa, tampoco enorme, ha sido el premio para el mejor guión por Midnight in Paris. El genio del clarinete, como es habitual en él, no estaba en la sala. Y no ha sido ninguna sorpresa que Pedro Almodóvar no se llevara el Globo a la mejor pelcula extranjera por La piel que habito ya que estaba bastante cantado que era para la iraní Nader y Simin, una separación. En medio de grandes tensiones entre Irán y Estados Unidos, las palabras del director, Asgar Farhadi, reivindicando a su pueblo como uno "que ama" han cobrado una especial trascendencia.



En los Globos de Oro la televisión tiene una enorme importancia, algo que muchos cinéfilos agradecen dado el alto nivel de calidad que este medio muestra desde hace ya una larga década. Al contrario que otros años, cuando Mad Men, Los Soprano o A dos metros bajo tierra acaparaban varios galardones, en esta edición no ha habido una ganadora clara salvo, quizá, Homeland, un drama sobre espías y traidores en la CIA que ha ganado como mejor serie dramática y ha dado un Globo por su actuación a Claire Danes. Me ha hecho ilusión la presencia de Michael Cuesta entre los agradecimientos de Danes ya que soy un gran admirador del director de L.I.E. y El fin de la inocencia. En esta ocasión ejerce las labores de productor ejecutivo.



Los premios televisivos han tenido otros protagonistas. La serie británica Downtown Abbey ha ganado como mejor miniserie. Y dos grandísimas actrices han subido al escenario para agradecer sus premios: Kate Winslet ha ganado como protagonista de Mildred Pierce y Jessica Lange por American Horror Story. Y la gran triunfadora de la noche ha sido Sofia Vergara, que ha provocado el delirio cuando ha subido a recoger el premio a la mejor serie de comedia por Modern Family. Otros galardonados han sido Laura Dern por su papel en Enlightened (Iluminada), el actor Idris Elba por la miniserie Luther o Peter Dinklage por Juego de tronos.



Respecto a la gala, dos cosas. Una dicha, Gervais ha estado de lo más comedido e incluso soso. De hecho, ha aparecido más bien poco. Otra, todos los años en España le caen unas broncas tremendas a los Goya y me pregunto que dirán los cronistas si hicieran ceremonias tan aburridas como esta. Una cosa queda clara, en Hollywood son muy guapos. Son guapos todos, o casi, los jóvenes y los mayores. Ha habido muy pocos chistes graciosos, de los pocos, cuando Seth Rogen ha dicho que estaba escondiendo su erección al compartir escenario con Kate Beckinsale. A Elton John le ha caído una pulla de Gervais cuando ha anunciado a la reina del pop y le ha dicho a Elton John que no era él. Se le hubiera podido ocurrir a cualquiera.



El desfile de estrellas ha sido, eso sí, espectacular. Angelina Jolie y Brad Pitt siguen siendo la pareja más glamourosa del mundo y Dios les cuide muchos años. Antonio Banderas ha estado francamente gracioso recitando a Calderón de la Barca después de que Gervais se burlara de su mal acento inglés. Ashton Kutcher es guapo a rabiar y lo de Charlize Theron, con voz cazallera, está más allá de las palabras. Por cierto, critiqué a Pepe Colub por su presentación de las galas de Gijón y debo decir, en honor a la verdad, que su retransmisión en Canal Plus de los Globos de Oro ha sido impecable. De hecho, ha estado mucho más gracioso que el propio Gervais además de demostrar que llevaba la lección muy bien aprendida. Yo también pienso que Midnight in Paris es un poco de "primero de BUP". Y la napia de Owen Wilson, rojo como un cangrejo, merece un biopic. Pero aun más su cara de póquer cuando ha perdido.