Image: Tanovic hace terapia

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Cine

Tanovic hace terapia

13 noviembre, 2009 01:00

Colin Farrell en un momento de Triage.

Colin Farrell, Paz Vega y un resucitado Christopher Lee protagonizan Triage, una película en la que Danis Tanovic vuelve al cine para realizar un viaje al sufrimiento humano. Hoy llega a nuestras pantallas.

Pocas existencias tan truncadas por la barbarie como la de Danis Tanovic (Sarajevo, 1969). Muchos de sus amigos murieron en la infame guerra yugoslava y él mismo la vivió en primera línea no como luchador sino con un equipo de filmación que captó muchas de las imágenes más icónicas de ese conflicto, imágenes que hoy perviven como uno de los documentos más brutales sobre la matanza.

En su primera película, En tierra de nadie, ganadora de un Oscar a la mejor película extranjera en 2001, Tanovic abordó el absurdo del horror en clave irónica. Consiguió un gran éxito internacional con un filme que retrataba en toda su crudeza la desesperación y la sinrazón, donde la vida y la muerte jugaban una escalofriante partida de póquer. Después, rodó un guión inédito de Kieslowski, El infierno (2005), en la que penetraba en la psicología de tres hermanas marcadas por el suicidio del padre. Y en su tercera película, la producción española Triage, que llega hoy a nuestras pantallas, regresa al corazón de la guerra para contar las heridas psicológicas de un reportero especializado en conflictos bélicos al que da vida Colin Farrell. "Triage es una historia complicada: cómo sobrevivir a una guerra, los que vuelven, los que no... -señala el director-. Hay que intentar escuchar más a la gente. Me gustan mucho los corresponsales de guerra, son diferentes, no intentan convertirse en héroes, todo les importa... y al mismo tiempo son unos cínicos". Al regresar del Kurdistán, Mark (Colin Farrell) arrastra una cojera y un resto de metralla que dan fe de un oscuro episodio que su mente, sin embargo, se niega a rememorar. Además, hay otro misterio por resolver, la suerte de su mejor amigo y compañero de cuitas fotográficas de uno a otro conflicto, David (Jamie Sives), cuya mujer espera su regreso embarazada. Mark también tiene a una mujer aguardándole en Dublín, a la que da vida Paz Vega. Poco a poco, los hilos del pasado se irán perfilando y las máscaras cayendo, un proceso en el que jugará un papel decisivo un recuperado Christopher Lee, quien a sus 86 años interpreta a un hombre marcado por otro conflicto: la Guerra Civil española. La película, basada en una novela homónima de Scott Anderson, alterna el tranquilo Dublín con el terrorífico Kurdistán de 1988, pocos meses antes de que Sadam Hussein lanzara su tristemente famoso ataque con gases mostaza sobre la población autóctona.

Supervivientes
El filme no evita profundizar en la verdad de las guerras. Empezando por el propio título, Triage, una expresión francesa que se aplica en medicina al método de clasificación de los heridos para calcular sus posibilidades de supervivencia. Una clasificación que en la película alcanza su mayor grado de brutalidad ya que los heridos graves son rematados por el doctor encargado de salvarlos para evitarles una muerte más dolorosa. Pero no sólo hay dolor y desesperación en la película: "Triage trata del amor; aquí el amor es un tema muy importante -explica el director-. Creo que el amor me hizo volver cuando salí de mi guerra de Bosnia. Durante años me sentí como un zombi. Entonces conocí a mi mujer y por primera vez deseé algo. Esto es lo que le ocurre a Mark. Se convierte en un zombi y se siente más vivo -y Dios sabe que le comprendo- en Kurdistán que en Dublín". Sin duda, pocas veces la vida y la muerte están tan cerca como en esta película desgarradora que nos recuerda que el horror, sí, el horror de Conrad, está mucho más cerca de lo que imaginamos.