Ignacio Cirac. Foto: David S. Bustamante.

No parece exagerado decir que Ignacio Cirac (Manresa, 1965) va a tener mucha culpa de la revolución científica que se nos avecina con los ordenadores cuánticos. Sus simulaciones están poniendo patas arriba el área de los materiales, la química o la Física de Altas Energías. Su reconocimiento es internacional. Desde su laboratorio del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica en Garching (Alemania) ha visto cómo se impulsaba su labor por todas las latitudes, incluida la nuestra, con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2006, el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ciencias Básicas en 2008 o el Wolf de Física en 2013 (antesala del Nobel), entre otros. Este 23 de mayo estará en la Fundación Juan March dentro de su ciclo "Conversaciones", un cara a cara con el periodista Antonio San José en el que pulsarán la situación de nuestra ciencia y la repercusión de sus investigaciones.



Pregunta.- ¿Cómo se ve la situación de la ciencia española desde Alemania?

Respuesta.- Con mucha preocupación. La falta de financiación ha tenido un efecto muy pronunciado en muchos grupos de investigación. En particular, les resulta muy difícil competir con los investigadores de otros países de nuestro entorno. Además, el ánimo de los jóvenes científicos está muy bajo, ya que ven un futuro bastante negro. Todo esto tendrá efectos muy negativos en nuestra ciencia a largo plazo.



P.- ¿Ha vivido la diáspora de talentos científicos de España a instituciones alemanas?

R.- No directamente, aunque soy consciente de ella. Es normal y conveniente que los jóvenes científicos viajen al extranjero, e incluso que algunos se queden allí. Lo que debería ocurrir es que otros científicos extranjeros viniesen a España, y algunos se quedasen. Sin embargo, parece que lo segundo no está pasando tanto como lo primero. Eso conlleva una pérdida de talento y de la inversión hecha en nuestros científicos.



P.- La Fundación Juan March le pedirá tres propuestas para mejorar la sociedad. ¿Nos avanzaría alguna?

R.- Le avanzo la que voy a mencionar con respecto a la mejora de la ciencia en España. No voy a ser muy original, ya que creo que está en la mente de todos los científicos españoles. Que lo que dicen todos los políticos en público sobre la importancia de la ciencia para el futuro de nuestro país, se lo tomen en serio y lo plasmen en un pacto de estado, que se convierta en algo prioritario.



P.- ¿En qué situación se encuentran sus trabajos con los simuladores cuánticos?

R.- ¡Con estas preguntas me siento mucho más a gusto! Los simuladores cuánticos van avanzando muy rápidamente. Ya se han hecho simulaciones con ellos, que no han sido posibles con los ordenadores habituales. Por ahora son simulaciones de procesos que sólo tienen interés académico. Esperamos que, en pocos años, se puedan resolver problemas interesantes desde el punto de vista científico y tecnológico.



P.- ¿A qué áreas concretas van destinadas estas simulaciones?

R.- A aquellas que tratan con muchas partículas microscópicas, y en las que los efectos cuánticos son importantes. Esto ocurre, por ejemplo, en el área de los materiales, de la química, o de la Física de Altas Energías.



P.- ¿Para cuando los ordenadores cuánticos?

R.- Estos avanzan más lentamente. Los prototipos más avanzados tienen unos veinte bits cuánticos, y sólo pueden utilizarse para demostrar que los algoritmos cuánticos funcionan.



P.- ¿Cómo se puede pasar de 15 a 10.000 átomos?

R.- Con 15 átomos, podemos realizar cálculos en los que todos ellos están bien aislados y es muy improbable que se vean afectados por su entorno, con lo que no se producen errores. Con 10.000, esto no es posible. Por tanto, necesitamos llevar a cabo una corrección de los errores que se producen durante la computación. Y esto es bastante complicado, pues necesitamos utilizar otros átomos para ese proceso, y asegurarnos de que todos ellos están relativamente bien aislados.



P.- ¿Se han hecho avances significativos para construirlos a gran escala?

R.- Desde hace unos pocos años, existen dispositivos superconductores con los que se están intentando construir ordenadores cuánticos a mayor escala. Sin embargo, dudo de que, en pocos años, podamos llegar a tener más de 10000 bits cuánticos, que son los necesarios para poder hacer cálculos potentes.



P.- ¿De qué forma pueden revolucionar la economía y la sociedad actuales?

R.- Aquí me sacas de nuevo de mi especialidad... no lo sé con seguridad.



P.- ¿Cómo influyen los superordenadores actuales en nuestra economía y sociedad?

R.- Pues supongo que de una manera indirecta, ya que los cálculos que hacemos con ellos permiten investigar nuevos procesos, materiales, etc, y esto, más adelante, es utilizado en los bienes que disfrutamos. Creo que los ordenadores cuánticos harán algo parecido.



P.- ¿Qué puertas nos abre la comunicación cuántica?

R.- Nos permite comunicarnos con seguridad, de tal forma que nadie pueda escuchar nuestros mensajes sin ser reconocido. También es posible comunicarse de una manera más eficiente, aunque esto último requiere un desarrollo tecnológico parecido al de los ordenadores cuánticos.



P.- ¿Qué inconvenientes impiden su implantación?

R.- Ya hay empresas que venden equipos de comunicación cuántica. Sin embargo, son muy caros, solo funcionan a distancias de diez kilómetros, y son mucho más lentos que los métodos clásicos. Pero esto cambiará, supongo, en un futuro no muy lejano