El éxito literario de Los asquerosos, novela de Santiago Lorenzo publicada en 2018 (Blackie Books), ha animado su adaptación a la escena y ayer se estrenó por fin en el Teatro Español de Madrid. Una narración de humor tronchante y mordaz convertida en comedia satírica que se meriendan dos cómicos brillantes, Secun de la Rosa y Miguel Rellán. Todo bajo la dirección de David Serrano, que lleva con ceñido pulso y buen ritmo esta producción.

De la novela de Lorenzo se ha escrito mucho, que si la inspira Robinson Crusoe, Walden de Thoreau…, se ha alabado su lenguaje lírico, que suena como a castellano antiguo trufado con una jerga inventada de su autor, y el humor negrísimo y corrosivo. La historia es la de Manuel (Secun de la Rosa), un chaval que hiere con un destornillador a un poli de forma accidental y por consejo de su tío (Miguel Rellán) huye a esconderse a un pueblo abandonado de Castilla. Allí ocupa una casa deshabitada y aprende a disfrutar de lo rural, pero no en el sentido acelga que tanto se estila hoy, sino a engancharse a la soledad y al silencio, a valerse por sí mismo, y en definitiva, a hacerse dueño de su propio destino libre de coacciones. Hasta que llegan los mochufas… ¿quiénes son los mochufas? Vayan a ver la obra, porque como dice Lorenzo, son palabros que se explican por sí solos.

Sí diré que los mochufas son unos seres invasores que vienen a perturbar la nueva vida asilvestrada y autárquica de Manuel, son también la caricatura de la sociedad consumista y borrega, de la panda de inadaptados que rezan y se doblegan al poder. Secun de la Rosa está fantástico y doy fe de que su papel no es nada fácil en esta especie de héroe libertario: da verosimilitud a su personaje largando extensos parlamentos que conservan el lenguaje lírico de la novela y preservando toda la gracia y comicidad que tiene. 

Parece que Secun de la Rosa estaba destinado a protagonizar esta obra. Nadia Corral, productora del espectáculo, me contó el cúmulo de casualidades que unen al actor con el escritor Lorenzo: ambos se conocieron de jovencitos cuando trabajaban en un supermercado, luego estuvieron en la RESAD de Madrid como estudiantes, y cuando Lorenzo se afincó en un pequeño pueblo el único hotel del lugar lo regentaban los padres del actor. Sin embargo, el interés por llevar la novela a la escena ha sido del dramaturgo catalán Jordi Galcerán, que firma la adaptación junto con Jaume Buxó y que ha contado con la supervisión y consulta del propio Lorenzo.

El reto de convertir un texto literario en acción dramática se supera aquí creo que de la mejor manera posible. Narrador y protagonista de la novela pasan a ser los interlocutores de un diálogo que, gracias al poder sugestivo del teatro, se acepta que se desarrolle por teléfono aunque no haya ningún aparato de por medio, y en el que nos van contando sus peripecias. Este diálogo tiene acotaciones, dichas por el tío (Rellán) a modo de narrador, y a través de las cuales va contextualizando la historia y haciéndola avanzar.  

De manera que el resultado es una comedia dramática que no puede evitar su estilo narrativo, con un final especular que no desvelo. Hay que añadir el sencillo dispositivo escenográfico de Alessio Meloni, conserva precisamente ese aire de cuento o fábula: dos volúmenes que los propios actores mueven y que abren y cierran como las páginas de un libro; cada vez que loa abren trasladan al espectador a los distintos ambientes de la historia (fachada de casa de pueblo, decorado de piso de ciudad, cocina de pueblo…). La luz impecable de Juan Gómez Cornejo y Pilar Valdelvira completa esta producción de Octubre Producciones en colaboración con el Teatro Español, a la que le aguarda una larga gira por el país. 

@lizperales1