Fran Leal y Pedro Aijón en Tú estás loco, Rebolledo

Como "un proceso casi natural" define el actor Miguel Rellán (Tetuán, 1943) el salto de la actuación a la dirección escénica que dará este mes con el doble estreno de Tú estás loco, Rebolledo, el 9 de diciembre, y Lo que faltaba, el 21 de diciembre, ambos en el teatro OFF La Latina. Un paso que, aunque le había tentado dar antes, se decide a asumir ahora "después de toda una vida ocupado y preocupado por la interpretación" con "dos pequeños proyectos, modestos, simples pero no sencillos, que han llegado a la vez de forma azarosa", indica el intérprete.



Conocido por la popularidad que le granjearon sus intervenciones en la televisión en series como La Regenta, Menudo es mi padre o Compañeros, como actor, huelga decirlo, a Rellán le avala una prolífera carrera en el mundo escénico y su participación en más de cien películas, algunas de ellas bajo las órdenes de directores como José Luis Garci, Fernando Trueba o Luis García Berlanga, entre otros.



"Aparte de que es mi oficio -confiesa-, estoy más que familiarizado con el hecho de ser actor. Doy talleres con frecuencia. Al principio no quería pero, poco a poco, he ido cogiendo confianza e incluso me he ido gustando. De ahí, como un proceso natural, he pasado a la dirección, sobre todo en obras basadas en actores".



Su nueva ilusión llega, por tanto, por partida doble. Primero de la mano de Tú estás loco, Rebolledo, protagonizada por Nati Orozco, Fran Leal, José Ramón Pardo y Pedro Aijón. Cuenta el ahora director de la pieza que su historia comenzó "como empiezan muchas cosas que de pronto se convierten en serias. El marxismo empezó siendo una idea", bromea. En ella tres autores jóvenes construyen cuatro historias de individuos que están al límite en una reflexión sobre el mundo que nos rodea en clave de humor.



La idea, al menos, surgió, "medio en broma", el pasado verano entre amigos. "De un texto de 20 minutos se fue complicando la cosa, llamamos a otros amigos y cuando nos quisimos dar cuenta teníamos un espectáculo de una hora compuesto por varios textos de varios autores" explica. Ellos son Eva Nuño, Santiago Pajares y Juan Cavestani, los guionistas de esta obra sobre la que el propio Rellán escribió "pequeños diálogos, que enlazaban unos con otros" hasta dar con unas piezas "divertidas, caústicas, humorísticas y casi absurdas".



Para ello, apuesta el director por una escenografía muy sencilla basada única y exclusivamente en la presencia del actor, en este caso de sus cuatro intérpretes y poco más. "Yo recuerdo que tuve la fortuna de conocer a Vittorio Gassman hace muchísimos años en el Festival de San Sebastián, que con aquella estatura y aquella voz imponente que tenía se levantaba y, poniendo una mano en un lado y otra en otro, decía: ‘Un attore, uno spettatore, teatro'. Pues eso, con un actor, una historia que contar y alguien que quiera oírla ya tenemos el teatro", reflexiona. Una puesta en escena que él define como "teatro puro y duro".



Ana Soriano en Lo que faltaba

Por su parte, ya el 21 de diciembre, a su estreno en la dirección con Tú estás loco, Rebolledo, le seguirá su segundo proyecto detrás de bambalinas. Protagonizado por la actriz Ana Soriano, Lo que faltaba cuenta la historia de Susana, una mujer de cincuenta años que inicia su viaje soñado a Australia, un trayecto que ya realizó treinta años atrás y que ahora recorre por segunda vez siendo otra. La iniciativa, reconoce Rellán, surgió en esta ocasión de la propia intérprete que le mostró su deseo de que la dirigiera con otro monólogo. Pero "a mí no me convencía y a ella tampoco", afirma. Fue entonces cuando el director le propuso el texto del dramaturgo inglés Peter Quilter y a ella le encantó.



¿Y después? Aunque el actor no se plantea, por el momento, abandonar la interpretación -"estoy como Pavarotti en sus mejores tiempos, no tengo fechas disponibles hasta 2021 que yo recuerde", bromea-, como director confiesa que tiene también nuevos proyectos en mente, uno de ellos en el Teatro Español y otros dos con tono de comedia, sobre los que no se atreve a avanzar mucho más. "Ya soy veterano en esto -recuerda- y sé que muchos proyectos se pueden caer en el último momento, de manera que queda uno, como se dice vulgarmente, con el culo al aire".