[caption id="attachment_430" width="560"] Paola Soto[/caption]

"El invierno me sirvió para entender que llevaba años mal abrigada, incluso en el Caribe. Que cuando todo se va, porque todos se van, sólo estás contigo. Que incluso cuando todos se quedan, sólo estás contigo. Pasar frío me hizo hurgar en mi fragilidad. Y un día me desperté cansada de mí misma, de esa víctima pálida que era. Empecé a reunir todo lo que me congelaba, y froté mis miedos uno contra el otro, y froté el dolor uno contra el otro, y froté distancia, silencios, el odio, la desolación, la desilusión, las expectativas. Cada vez con fuerza, modo supervivencia, y me decía que ahora no, que no me iba a morir porque todo se arregla, que todo se explica, que todo es posible. Y cada vez que tenía frío, frotaba el frío contra el frío, cada vez con más fuerza. Esa es la invención del fuego. Las ganas de salvarse. La desesperación de salvarse de uno mismo".

Estas palabras son de Paola Soto (Venezuela, 1991) y las escribe a propósito de su primer libro, Mal abrigada (ed. Peces de Ciudad). A primera vista, no es más que un cuadernito de color neutro, con una tipografía clara y sin ningún ornamento. Sin embargo, uno lo abre y una bocanada de aire gélido le golpea los ojos, sin previo aviso, como una tormenta que se desata en plena montaña.

Conocí a Paola hace unos cuantos años en mi primera Feria del Libro de Bogotá. Habíamos charlado previamente por redes, no recuerdo bien de qué, pero sí que desprendía algo especial. Apareció sola y el abrazo al verla fue sincero, aunque apenas la conociera y mi carácter sea, ciertamente, algo reservado. Me hizo sentir acompañada en una tierra extraña para mí, en un primer viaje fuera de mi país lleno de emociones y experiencias inolvidables. Paola siempre estará ligada a ese recuerdo. Me regaló varios libros muy especiales, de esos que sólo conocen las personas que aman las palabras. Tiempo después, sentí el deseo de leerla a ella, de aprender lo que tenía que contar al mundo. Al poco, me escribió un mensaje: se acababa de mudar a Buenos Aires, movida por un viento ajeno que la colocó en el sitio correcto (aunque ella no lo supiera todavía), y el frío –desconocido entonces para ella– le abrió las páginas de lo que sería su futuro primer libro. Me contó su historia, me regaló sus poemas y me pidió un prólogo. Huelga decir que es uno de los textos que más entusiasmo me ha provocado escribir. Creo que no me equivoco al afirmar que Paola es una gran poeta con muchas cosas que contar.

Para convenceros, mis tres poemas favoritos de Mal abrigada, que podéis conseguir en línea aquí o bien, para mis amigos argentinos, en la Librería Waldhuter. También podéis leerla y estar informados si la seguís en sus redes sociales (Instagram, Facebook,Twitter, Blog).

Ojalá alguna editorial se haga eco del talento de Paola y podamos tenerla pronto en librerías españolas.

#23

Si alguien me pregunta cómo fue tu amor

diré que quisiste salvarme del frío

y no se te ocurrió abrazarme.

 

#9

A quien amas?

le abres el pecho con los dientes

lo desmenuzas?

arrancas la parte que estorba.

No importa lo que dejes dentro

lo que estés sacando.?

Le desproteges?

le agrandas las heridas?

le ahorcas los comienzos.

Sonríes?

como diciendo: esto es el amor.

Y no amas.

 

#31

Me quiero abrazar

tanto?

por la espalda

tanto y subir

hasta el pecho

hasta el cuello

tanto

y apretar?

suavecito?

donde respiraste?

tanto?

si recuerdo cuánto te quería

tanto?

para saber qué hacer

cuando aparezca alguien

que se llame como tú.

Paola Soto no es sólo poeta, también es licenciada en comunicación social y una prometedora periodista narrativa. Es coautora, con la periodista colombiana Yulieth Mora, de un proyecto social llamado «Vidas en obra», inspirado en el libro «Zona de obras», de la periodista argentina Leila Guerriero. Ahí reúnen historias y crean un espacio donde rinden tributo, según sus palabras, "a todas las vidas que se miran diariamente y que se piensan lejanas por diferencias sociales, políticas, religiosas, sexuales, de idioma, racial, de nacionalidad, pero son más –mucho más– las cosas que unen". En otras palabras, cuentan vidas que están en obra. Algo prometedor e interesante, sin duda alguna, que cuenta más del talento de la venezolana.

PaolaSoto no escribe sobre el frío, le escribe al frío para juntarse a él y hacer que pase. Le permite durar el tiempo necesario para que todo tenga un sentido, para que le enseñe lo que necesita y después se marche. Paola sabe que un monstruo que se abraza es un miedo que se pasa y los que la leemos, lo aprendemos. Os invito a quitaros el abrigo y a dejaros abrazar por esta poeta caribeña.