Una de las fotografías de la exposición Mirar la arquitectura. Fotografía monumental en el siglo XIX, en la Biblioteca Nacional

La mirada a la ciudad es la protagonista de tres exposiciones estos días en Madrid. Una de ellas la encontramos en la Biblioteca Nacional (Mirar la arquitectura. Fotografía monumental en el siglo XIX), otra en el Museo ICO (Construyendo mundos. Fotografía y arquitectura en la era moderna) y una tercera en CentroCentro (Arquitecturas y espacios en la Colección RAC). Un recorrido cronológico por las muy diversas formas de representar la gran urbe que nos rodea.

De sobra saben ya que esta edición de PHotoEspaña, quizá la más floja en la historia del festival por la escasez de exposiciones temáticas ambiciosas y por la poca atención a los lenguajes fotográficos actuales, se ha dedicado a la fotografía latinoamericana. Sin embargo, una de las muestras más importantes de la sección oficial, en el Museo ICO, escapa a ese ámbito geográfico para abordar uno de los géneros fotográficos de más larga tradición: el arquitectónico. Y se da la coincidencia de que muy cerca de allí encontramos otras dos exposiciones que se complementan muy bien para hacer un recorrido histórico, hasta hoy mismo, que nos brinda diversas perspectivas artísticas sobre la arquitectura, a la vez que posibilitan el examen de tres diferentes concepciones de la programación expositiva y el comisariado. Son Mirar la arquitectura. Fotografía monumental en el siglo XIX, en la Biblioteca Nacional, y Arquitecturas y espacios en la Colección Rac, en CentroCentro.



El itinerario debería empezar en la Biblioteca Nacional, donde les recomiendo que visiten además la excelente muestra dedicada a los dibujos de Carducho. La institución posee la colección más extensa en España de fotografía del siglo XIX y los comisarios, los historiadores Helena Pérez Gallardo y Delfín Rodríguez, han podido encontrar en esos fondos ejemplos relevantes para ilustrar las principales derivas en aquellos tiempos de la fotografía monumental, que fue objeto de una enorme demanda. Los primeros capítulos de la exposición son los que más aportan a la visión que teníamos del género, al indagar, en primer lugar, en los orígenes de la representación de la arquitectura a través de tratados y grabados que reflejan los avances tecnológicos y las preocupaciones estéticas que conducen a esa otra mirada a través de la lente, y al esbozar un análisis de las motivaciones políticas o científicas y de los formatos de las primeras "empresas" de la catalogación fotográfica del patrimonio, liderada por Francia. El peso que cobra luego lo español y la insistencia en dos figuras desde luego esenciales pero ya bastante conocidas, Clifford y Laurent, hace que se pierda un poco ese brillo inicial.



Fotografía de Nadav Kander: Fengjie III (monumento al progreso y la prosperidad), 2007, en el Museo ICO

El principio de la exposición en el Museo ICO casi enlaza con el final de la de la Biblioteca Nacional. Está organizada por la Barbican Art Gallery de Londres, donde se vio hace unos meses, y sus comisarios son Alona Pardo y Elias Redstone. Nos muestra la arquitectura del siglo XX a través de la fotografía con un enfoque muy diferente al historiográfico que encontrábamos en la primera exposición: aquí el discurso (quizá sea mucho decir) se basa en los nombres. Son 18 pequeñas individuales, no todas igualmente pertinentes, que saltan continuamente de país, de década, de estética, de "foco". No es, ni supongo que pretenda serlo, una mirada global sobre el género pero ofrece un pequeño muestrario de aproximaciones y, al tiempo, dibuja algunos trazos de la historia reciente de la arquitectura y el urbanismo como el crecimiento acelerado de las ciudades, la conservación del patrimonio constructivo industrial o rural, la infravivienda, el anhelo por el "edificio emblemático" y el reinado de los star architects o la ruina contemporánea. Los enfoques van de los puramente artísticos (Ed Ruscha, Hiroshi Sugimoto), a los archivísticos (los Becher) o los documentales (Walker Evans, Nadav Kander)... aunque también tenemos algunos casos (Julius Schulman, Lucien Hervé, Hélène Binet) de fotógrafos especializados, al servicio del arquitecto.



Vista de la exposición de la Colección RAC en CentroCentro Cibeles

Arte y arquitectura han estado siempre de alguna manera vinculados por sus respectivos usos sociales pero también han existido desde antaño las correlaciones fundamentadas en las aficiones y las afinidades personales. Carlos Rosón es arquitecto y serio coleccionista, y la selección de obras de su propiedad que presenta en CentroCentro (con comisariado de Pía Ogea) evidencia su predilección por las cuestiones espaciales. Tras la construcción, en la Biblioteca Nacional, de un relato histórico a través de una colección institucional y el "alquiler" (itinerancia) por parte del ICO de una serie de nombres que protagonizan capítulos salteados de una narración a muchas voces, este otro tipo de exposición recurre a un argumento comprehensivo, y ciertamente sustancial en la colección, para justificar el despliegue en un espacio público de una colección privada. Es cierto que al Ayuntamiento no le hace falta adjetivar estas operaciones de promoción y lo ha hecho antes "a pelo", con las colecciones de los Alba, los Masaveu, Helga de Alvear, Juan Abelló y (ahora mismo) su esposa Anna Gamazo... Quizá se refiera a este otro enfoque, o quizá a su menor tamaño relativo, cuando afirma que la exposición "abre una nueva vía (...) de presentación de colecciones españolas", cosa que ya venía haciendo.



No es fácil establecer relaciones entre las obras elegidas (una sexta parte del total de la colección) y sacar conclusiones de ellas sobre su argumento. La diversidad es excesiva y la estructura de la muestra en tres secciones poco precisas (arquitectura, espacio urbano y espacio doméstico) no ayuda a convertir una colección "de mercado" en una lectura coherente de un aspecto tan amplio y complejo de la realidad. Hay obras importantes expuestas, otras menos, como es lógico en una colección privada, casi todas de artistas internacionales de mucho renombre, como Roland Fischer, Candida Höfer, Luisa Lambri (también en el ICO), Tobias Rehberger, Ugo Rondinone, Gregor Schneider... Y algunos españoles: Txomin Badiola, Isidro Blasco, Antoni Muntadas, Miquel Navarro, Diego Santomé, Juan Ugalde, Eulalia Valldosera (ya ven qué variopinto) e Ignasi Aballí, al que Rosón ha apoyado decididamente a través de la Fundación RAC, su más laudable apuesta personal.



@ElenaVozmediano