Detalle de Michio Ito con máscara de zorro diseñada por Edmund Dula, 1915

Fundación Mapfre. Sala Bárbara de Braganza. Bárbara de Braganza, 14. Madrid. Hasta el 8 de febrero.

La pátina del tiempo envuelve las fotografías de Alvin Langdom Coburn (Boston, 1882-1966, Harlech, Gales), deshaciendo con su aura los argumentos de Walter Benjamin en su conocido texto La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica, donde señala a la fotografía como límite para la creación artística de la obra única que nos impone con su aura su lejanía "por cercana que pueda estar", y prefigura la evolución de nuevos medios de producción artística (cine, vídeo...) en los que gracias a su posibilidad de reproducción exacta, ya no existe diferencia entre el original y su copia, acorde al deseo de inmediatez y allanamiento en la sociedad de masas.



Pero si las copias vintage de los pioneros evidencian hoy el carácter todavía bisagra de la fotografía en la evolución de los medios artísticos, y en esta exposición excepto tres bien señalizadas todas lo son, la apreciación de la imagen fotográfica única y original, a semejanza de la pintura, se agudiza ante la tonalidad crepuscular de las platinotipias en ocasiones coloreadas, las impresiones a la goma bicromatada sobre platino donde Coburn utilizaba diversas tintas e incluso ante sus fotograbados, como restos de un naufragio. Tanto más cuando sabemos que destruyó muchos negativos,después de que abandonara la fotografía como profesión.



Figura carismática, Alvin L. Coburn cogió la cámara fotográfica Kodak 4x5 por primera vez cuando tenía ocho años y apenas una década después sus fotografías fueron incluidas en la exposición The New School of American Photography en la Royal Photography Society de Londres, que luego itineraría al Photo-Club de París. Dos años más tarde es elegido miembro del grupo Photo-Secession de Alfred Stieglitz, como también será admitido en el grupo británico de artistas y fotógrafos pictorialistas Brother hood of the Linked Ring. A partir de entonces, como si fuera uno de los sofisticados personajes de Los europeos de Henry James, a quien retrata junto a la pléyade de intelectuales de la época y para quien toma fotografías en Londres, París, Venecia y Roma con el fin de servir de portadas para sus novelas, su trayectoria oscila entre Europa y Estados Unidos. Su despliegue profesional es impresionante: publica en las principales revistas, expone, edita libros, se ocupa del diseño de exposiciones. Hasta que en 1913 se instala en Londres, donde conectará con el grupo vorticista de Windham Lewis para pasar a trabajar con Ezra Pound en las primeras fotografías abstractas conocidas como "vortografías", a partir de múltiples enfoques.



Detalle de La Quinta Avenida desde Saint Regis, c. 1905

Es también la época en la que Coburn escribe su propia música abstracta para pianola. En 1917 su vida da un gran giro: se traslada a Harlech, al norte de Gales, entonces el impacto del contacto directo con la naturaleza se deja notar en pequeñas acuarelas. Primero se convierte en masón, para ingresar después en la Orden Rosacruz y finalmente en la Orden Universal, a la que dedicará el resto de su vida. En 1922 publica su libro More Menof Mark, que pone fin a su brillante carrera como fotógrafo profesional. En poco más de dos décadas, Coburn había discurrido por todos los géneros (paisajes, retratos, arquitecturas...) y explorado los diversos medios de aplicación y difusión para la fotografía artística. Después, la fotografía sería para él una práctica privada, como testimonia la extraña imagen con la que concluye el recorrido de esta exposición.



Comisariada por Pamela G. Roberts, antes conservadora de la British Royal Photographic Society, que posee los fondos principales gracias a la donación en 1930 del propio fotógrafo, presenta una selección temática con casi 170 fotografías para la que han contribuido el Metropolitan Museum, y la George Eastman House, además de la principal coleccionista privada. Puede considerarse la exposición más importante de Alvin L. Coburn en España, desde la que le dedicara la Fundación Barrié de la Maza en el 2000. Por tanto, una gran ocasión para conocer al menos popular entre los pioneros coetáneos Alfred Stieglitz, Steichen y Paul Strand, a pesar de haber sido considerado en su tiempo "uno de los dos o tres mejores fotógrafos del mundo".



Tópicamente asociado a la fotografía pictorialista cuando Stieglitz y Steichen luchaban para que la fotografía fuera reconocida como arte, la rápida evolución de Alvin L. Coburn va desde el simbolismo al impresionismo nocturno de las calles iluminadas de Nueva York y la confrontación con la severidad laboral en su primer viaje a Inglaterra. Desde allí viaja a las principales ciudades de media Europa a comienzos del siglo XX, a la pronta asimilación del cubismo junto a Max Weber, que desarrolla temáticamente en sus eficaces composiciones de arquitecturas fabriles en Pittsburgh y las tomas cenitales de Nueva York hacia 1910. Después, las series en el valle de Yosemite y el Gran Cañón le erigen como original paisajista. Más tarde, epata con sus vortografías, para las que utilizaba espejos y prismas.