Paisaje de interferencias, 1993-2014

MUSAC. Avda. de los Reyes Leoneses, 24. León. Hasta el 6 de enero.

Más que la reparación de una injusticia que, en cierto sentido también lo es, esta exposición de Concha Jerez (Las Palmas de Gran Canaria, 1941) es una ocasión inmejorable para aproximarse, conocer y conmoverse intelectualmente con una de las aventuras y procesos artísticos de mayor calado estético y político que han tenido lugar en la escena internacional en estos años.



La árida y concisa arquitectura interior del MUSAC de León, con sus desabridos muros de hormigón y sus alturas imponentes, acoge de manera más natural que pudiese hacerlo el habitual cubo blanco, las estrictas, firmes e intensas obras de la artista, quien no se ha conformado con la sola ocupación de las salas, sino que las extiende y amplía a los patios interiores del edificio, en algún caso vinculando sus propuestas verbales a las exposiciones coetáneas con la suya, la de Carolee Schneemann, que dialoga con Colonia apócrifa. Imágenes de la colonialidad en España. Destacaría, también, la sintonía entre el trabajo artístico de Concha Jerez y la presentación que ha hecho la comisaria Alicia Murría, que ya lo fue de otra gran exposición de la artista en 2012, en la Fundación Telefónica de Madrid, titulada Terra di Nessuno.



Concha Jerez obtiene resultados plásticos y visuales tan incisivos como sugerentes y atractivos.

Entra uno en la primera sala de la exposición y queda alegremente preso de lo que ve, aunque lo que ve sea aparentemente casi nada. Grandes tiras blancas de papel inscritas con textos ilegibles y colgadas cual sábanas, o dejadas despreocupadamente sobre un columpio; fotocopias de artículos de prensa (con titulares políticos o artísticos "autocensurados", sobreescritos y tachados); un extraordinario dibujo de parecida factura hecho pedazos y dividido en seis enmarcados; un vídeo en bucle de la artista caminando... Fechadas en los años 70, cuando en España regía la censura política y cultural, denunciaban sin ambages la autocensura a que se sometían medios informativos y creadores de opinión. Hoy mantienen su vigencia en tiempos en los que los mecanismos represivos y la manipulación han desplazado su eje desde servirse de un antiguo dictador al dictado de leyes y conductas impuestas a las sociedades por poderes económicos ajenos al juego democrático. No en vano esta exposición se titula Interferencias en los medios.





Habitantes de paraísos imaginados,2002-07



Particular importancia adquiere en la obra de Concha Jerez la figura de la mujer y, sobre todo, la invisibilidad de las mujeres en las sociedades contemporáneas. Así la impresionante instalación Caja de cotidianeidad, 1988-2014, dos inmensas cajas trapezoidales de metacrilato, que contienen estrechas lápidas de mármol con los nombres de hombres relevantes (Bach, Einstein, Duchamp, Cage...) y vasos de cristal con noticias de mujeres y sus logros, generalmente desconocidas unas y otros, cuándo no aisladas permanentemente en el anonimato. Tiene algo de monumento, algo así como un "Mausoleo a la mujer desconocida", que debería existir en tantos países.



Esa misma disposición crítica y analítica respecto de lo que se nos quiere vender como realidad caracteriza sus obras, ya sea en el ámbito de la gran política y las vacuas pretensiones civilizadoras que expresan sus dirigentes. Por ejemplo en Mesa de conflictos móviles, 1992-2014, Golden Stars Media Food, 1991-2014 o Estrellas doradas, 1994-2014. También habla Concha Jerez de las grandes utopías y sus sueños incumplidos en la obra Habitantes de paraísos imaginados, 2002-2007, o del secuestro y la tergiversación de la historia en Qué nos roban la memoria, 2002.



Concha Jerez obtiene resultados plásticos y visuales tan incisivos como sugerentes y atractivos. Lo hace con una austera elección de materiales y objetos vulgares y cotidianos, significativamente simbólicos como banderitas y textos políticos. Así lo vemos en la réplica que hace de una escultura clásica dividida por una columna de vídeos, o el fotomontaje de personajes célebres sobre un herrumbroso barco varado. Esta es una de las exposiciones del año, de la que no se debe eludir ni las performances que tendrán lugar durante su transcurso ni las audiciones en Expanded Radio de las obras que ha realizado en colaboración con José Iges hasta 2007.



"Me interesa generar preguntas"

-La exposición hace hincapié en una de las vertientes de su trabajo, la mirada a la prensa.

-Es un interés que viene de lejos, desde 1974. Siempre he intentado ver qué hay más allá de la noticia, qué contenidos se seleccionan y cómo se maquetan. Soy adicta al periódico y al formato papel.



-¿Con qué otros temas trabaja?

-Me muevo entre la música, la poesía, el compromiso, la ironía, la complejidad intelectual. Me muevo entre todos y mi mundo los engloba. Como metodología, trabajo en y a partir del lugar. Lo que me interesa del espectador es generarle preguntas, provocar movimiento en su pensamiento.



-Se define como una artista interMedia. ¿Qué significa?

-Es un concepto oportuno y premonitorio de Dick Higgins, que consiste en usar diversos medios de creación simultáneamente. Aunque, por encima de todo, me fascina la ambigüedad de la palabra.



-¿Se siente valorada en España?

-He desarrollado mucha docencia y, a veces, me conocen más a través de ella que por las exposiciones. En España no se es consciente ni se valora la creación. El apoyo a la cultura apenas existe y hay muy poca visión de futuro por parte de los políticos.



-¿Qué es lo próximo?

-Lo próximo será una exposición en Tabacalera de Madrid, la próxima primavera, con el trabajo que he realizado junto a José Iges desde 1998.