Misha Bies Golas: Sin título, 2013. Foto: Enrique Touriño
Veraneantes es una buena exposición. De producción propia, reúne a una serie de jóvenes artistas gallegos a modo de mapa o contexto pero sin una intención puramente generacional. Es una muestra que destaca por su frescura, máxime en un museo como el MARCO de Vigo, que en los últimos tiempos ha insistido en un mismo modelo, relacional y forzadamente conceptual, que aunque serio en sus planteamientos, lo ha convertido en previsible y aburrido.Esta exposición se destila con menos pretensiones y acaba por ser más radical, más contemporánea, y el hilo conductor en su recorrido, resulta más abierto. Son artistas que trabajan y viven dentro y fuera de Galicia, contaminando su pensamiento para ampliar la visión de un contexto cada vez más rico. Como punto de partida, el esfuerzo de producción ya merece la pena. Pero es, sobre todo, el resultado final afortunado al que llegan muchos de los seleccionados, lo que nos habla de un buen trabajo curatorial, que debe ser, antes de nada, una guía, un diálogo, un camino común.
El título, Veraneantes, remite a una pieza teatral de Maximo Gorki en la que transmitía la necesidad de cambio en la sociedad rusa pre-revolucionaria, donde los personajes toman conciencia de su capacidad para transformar el mundo que les rodea. Más allá de lo anecdótico y lejos de esta militancia, la selección de artistas es acertada. Algunos de ellos me han sorprendido siempre en sus presentaciones públicas: es el caso de Misha Bies Golas, que desperdiga las obras por el espacio expositivo a modo de anónimas y poéticas notas al pie, mientras coloca un enorme bloque de granito en la entrada del Museo; también Kiko Pérez, que presenta unas esculturas orgánicas basadas en acciones pasivas que abrazan lo absurdo, cosificando el vacío del cuerpo; o Diego Vites, que además de su brancusiana columna sin fin realizada a partir de bajantes de obra para escombros en el panóptico del museo, realizó una acción en la inauguración ironizando el concepto espacial de Luzio Fontana a partir de rasgar un bloque de espuma de poliuretano. En los tres casos, el humor y lo absurdo definen una característica común, en muchos casos ligada a lo real, como sucede con la pareja Arrieta/Vázquez, que reflexionan sobre el espacio social y lo colectivo.
Obras de Rubén Grilo
Atractiva es la manera de reescribir la historia de Olmo Cuña y de auscultar el tiempo presente como pequeño acontecimiento en Manuel Eirís. Otros trabajos reseñables son la confrontación perceptiva entre lo vacío y lo pleno de Doa Ocampo; el dispositivo museístico de Federico Vladimir; la 'instalo-decoración' casi invisible de Olmo Blanco; la tradición culinaria de la abuela de Enrique Lista y, sobre todo, el ambicioso programa de artes escénicas y cine Material Memoria de Pablo Fidalgo Lareo, que desarrolla desde el mes de octubre.
