Las recientes declaraciones del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, sobre la necesidad de revisión de los museos estatales “para superar un marco colonial” y “visibilizar y reconocer la perspectiva de las comunidades y la memoria de los pueblos de los que proceden los bienes expuestos” han despertado airados debates en los últimos días, a pesar de ser este uno de los temas fundamentales en las citas y exposiciones de arte contemporáneo actual.

Nos sobran ejemplos. De la reordenación de la colección del Museo Reina Sofía que lideró Manuel Borja-Villel en 2020, con un capítulo, el ocho (“Dispositivo 92. ¿Puede la historia ser rebobinada?”) que miraba hacia Latinoamérica con otras lentes, a la última Bienal de São Paulo, Coreografías de lo imposible que, con un 92 % de participantes de origen afrodescendiente y un 76 % nacidos en países de lo que se conoce como Sur Global, reivindicaba la sabiduría de otras culturas no occidentales.

En España, el CAAC de Sevilla dedicaba el año pasado una exposición individual a la artista colombiana Gala Porras-Kim (Bogotá, 1984) que reflexionaba sobre la descontextualización que hacen los museos de los objetos sagrados de otras culturas, de Mesoamérica al antiguo Egipto. Y, sin ir más lejos, la protagonista del pabellón español de la próxima Bienal de Venecia, que abre ya en abril, es la artista Sandra Gamarra (Lima, 1972) con un proyecto, la Pinacoteca migrante, que cuestiona la noción de museo occidental.

"Decolonizar significa reconocer que las colecciones de los museos occidentales han sido un producto de la época colonial"

Olga Fernández López, profesora de la Universidad Autónoma

Como explica Manuel Segade, director del Museo Reina Sofía: “El pensamiento decolonial viene influyendo en las prácticas artísticas desde hace ya décadas y está relacionado íntimamente con la presencia de minorías étnicas y de cosmogonías no occidentales en la estética contemporánea. Es decir: en el arte actual es un asunto ineludible porque las prácticas artísticas no dejan de situarlo en el centro de la creación”.

El arte contemporáneo es, en definitiva, un reflejo de los temas de debate de su tiempo, y el cuestionamiento de cómo mostramos los objetos y las obras de arte de otras culturas, e incluso la legitimidad de su propiedad en nuestros museos, es una discusión abierta en los congresos de ICOM, el Consejo Internacional de los Museos, desde hace años.

Andrés Sánchez Galque: 'Los tres mulatos de Esmeraldas', 1599. Óleo del Museo del Prado en depósito en el Museo de América

“Es un cambio de discurso, de narrativa y de dispositivos -especifica Manuel Borja Villel, exdirector del Reina y actual asesor del MNAC-. Es importante cuestionar cómo se escribe la historia y cómo se cuenta. De nuevo aquí es importante la incursión de los archivos porque nos dan mucha información y permiten rastrear nuestros orígenes”.

“Decolonizar -añade Olga Fernández López, profesora de Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Madrid- significa reconocer que las colecciones de los museos occidentales han sido un producto de la época colonial, en muchos casos saqueos, y que esos objetos al llegar a Europa fueron recontextualizados al mostrarse como objetos exóticos sin reconocer su valor y sus usos dentro de las comunidades que los crearon. Pensadores latinoamericanos como Walter Mignolo hablan de deconstruir el discurso eurocéntrico que se aplica en los museos. Estas instituciones han sido agentes importantes para construir ese sistema de pensamiento que pone a Europa en el centro”.

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En la asignatura de ‘El sistema internacional de las artes’ que imparte Fernández en la universidad habla de las cuatro erres: restitución y repatriación (la devolución de los bienes a sus propietarios u origen), remediación y reparación. La remediación, que posiblemente sea el tema más importante en el debate que se ha encendido ahora en España, tiene que ver con la recontextualización de las obras en los museos a través elementos como las cartelas, el display o forma de presentarlas, la relación y resignificación dentro de la colección permanente.

¿Por qué estamos hablando tanto de la devolución de las obras (restitución) y no de su recontextualización (remediación)? “Está todo unido -explica Manolo Borja Villel-. La decolonizacion es precisamente cuestionar el sentido de propiedad cultural. Cuando se pone el énfasis solo en la restitución es un problema, porque significa que lo crees tuyo. Es un debate fundamental. No podemos caer en la trampa de que este tema solo atañe a los museos de expolios, es más complejo, es un cambio de paradigma”.

Vista de la sala de América del Museo Nacional de Antropología de Madrid

En la conversación, Olga Fernández cita a Clémentine Deliss, que fue directora del Weltkulturen Museum de Fráncfort, y su libro El museo metabólico (Caniche, 2023). Deliss experimentó en el museo invitando a creadores contemporáneos de los países de origen de las obras de su colección a trabajar sobre los objetos.

“Daba voz -continúa Fernández- a artistas que muchas veces no tienen acceso a los referentes de su cultura porque estos están en museos fuera de su país. La reparación tiene que ver con una cuestión moral y da cuenta de la complejidad del problema. No se trata solo de devolver las obras sino de resignificarlas. Aquí la manera en que se presentan y contextualizan puede ayudar a abrir un debate ineludible en la museología contemporánea”.

Un problema global

¿Es este un problema que solo afecta a los museos históricos? ¿Cómo afrontar los conflictos que se producen en torno a piezas que llegaron a las colecciones hace más de cien años? Para Borja-Villel el debate entra de lleno en lo contemporáneo: “Los tres términos de redistribución, restitución y decolonización son fundamentales también en los centros de arte contemporáneo. Es un debate global que nos lleva a replantearnos las instituciones mismas”.

En 2017 el presidente francés Emmanuel Macron anunciaba en Burkina-Faso que una parte del patrimonio africano no podía estar solo en colecciones privadas y museos europeos. “La herencia africana debe destacarse en París, pero también en Dakar, Lagos, Cotonou, esta será una de mis prioridades”. Pidió un informe de todos los bienes patrimoniales que provenían de ese contexto para evaluar la situación y valorar posibles soluciones.

"Es un cambio de discurso. Es importante cuestionar cómo se escribe la historia y cómo se cuenta"

Manuel Borja-Villel, exdirector del Reina Sofía

En 2022 The Art Newspaper recogía en el artículo “What are the next challenges for cultural restitution?” (¿Cuáles son los próximos retos de la restitución cultural?) algunos ejemplos de las devoluciones producidas desde la publicación del informe Sarr-Savoy, que había encargado Macron, por parte de museos europeos y norteamericanos.

“Solo el año pasado, el Museo del Quai Branly de Francia devolvió el Tesoro de Béhanzin a la República de Benín, el Metropolitan Museum de Nueva York y la National Gallery de Washington, los bronces de Benín a Nigeria, y el Gobierno belga se comprometió formalmente a devolver miles de objetos culturales a la República Democrática del Congo”.

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La lista es larga y son muchos los ejemplos de museos operando en esta dirección. En ese sentido no es solo algo aceptado, sino que se fomenta y existen varios protocolos abiertos, desde la Museum Association o la propia Comisión Europea.

En España, el Museo del Prado publicó el año pasado la lista de 25 obras que se habían incautado durante la Guerra Civil española. Y en 2021 celebraba la exposición Tornaviaje. Arte iberoamericano en España que se extendía al Museo de Antropología, el Museo de América y el Museo de Ciencias Naturales con pequeñas intervenciones.

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¿Un ejemplo? La instalación temporal del Museo de Antropología con una selección de obras de arte de los siglos XVIII y XIX en clave decolonial, “una forma de reflexionar acerca del uso de los nombres y sobre cómo la historia de los pueblos colonizados se suele contar desde un punto de vista eurocéntrico”, se describe en la propia web del Museo del Prado.

Por su parte, el Museo Thyssen, que acaba de recibir una sentencia favorable del Tribunal de California sobre el cuadro de Pissarro de su colección que fue expoliado por los nazis, inaugura el 25 de junio La mirada descentrada. Arte y colonialismo en las colecciones Thyssen. Con ella “se propone desentrañar -se explica en el texto de presentación de la muestra- la huella del poder colonial en la iconografía de algunas obras de las colecciones Thyssen-Bornemisza.

“La herencia africana debe destacarse en París, pero también en Dakar, Lagos, Cotonou, esta será una de mis prioridades”

Emmanuel Macron, presidente de Francia

A través de una selección de pinturas se mostrarán historias ‘invisibilizadas’ de dominación racial, cimarronaje y lucha por los derechos civiles, así como la instauración del orden mercantil moderno, basado en el control militar europeo, el empleo de mano de obra esclavizada africana, y la apropiación de tierras y materias primas, americanas originalmente y, más tarde, también asiáticas y africanas”. ¿El objetivo? “Repensar el futuro -continúa el texto- desde los parámetros de la diversidad cultural”.

En el caso español nos faltan datos para valorar la dirección que se tomará en los Museos Estatales. ¿Existe ya un plan de acción elaborado sobre cómo se va a llevar a cabo esta decolonización de las colecciones (nueva contextualización de las piezas, otras cartelas, etc.)?

Sin plan de acción 

Desde El Cultural hemos trasladado estas consultas a la Subdirectora General de Museos Estatales, Mercedes Roldán Sánchez, en busca también de algunos ejemplos ilustrativos del Museo Antropológico y el Museo de América, y nos ha remitido al gabinete de prensa del Ministerio de Cultura: “Todas las consultas de medios derivadas de la comparecencia del ministro hemos de remitirlas a Gabinete de Prensa. Allí están canalizando las respuestas, contando por supuesto con la información, criterio y ejemplos que desde Museos Estatales se han compartido con Gabinete”.

La respuesta que hemos recibido por parte del Gabinete de Prensa ha sido un correo electrónico tipo que han recibido también otros compañeros de El Español que habían planteado preguntas distintas.

Comunicar las nuevas medidas con un mayor rigor de datos ayuda mucho a comprender los cambios y a no distorsionar los objetivos finales. Especialistas como Manuel Borja Villel, sin embargo, reciben el anuncio con optimismo: “El simple hecho de que se ponga sobre la mesa es un paso importante. Es un debate que habría que hacer con calma. No se rompe España con esto, se rompe si no se pueden debatir los temas. La creación es reinventarse, plantearse cosas”.