Agencias

El Museo Thyssen de Madrid se quedará el cuadro Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, una obra de Camille Pissarro que fue expoliada por los nazis. El veredicto emitido de forma unánime por el Tribunal de Apelaciones del Distrito Central de California, y al que ha tenido acceso El País, le da la razón al museo madrileño, asegurando que es el propietario legítimo del cuadro.

El Tribunal ha decidido aplicar en este caso la ley española, ya que "los intereses gubernamentales de España quedarían más perjudicados por la aplicación de la ley de California que los intereses gubernamentales de California por la aplicación de la ley española".

De esta manera, ha justificado que "aplicando la ley española, el tribunal mantiene que la Colección Thyssen-Bornemisza obtuvo título preceptivo del cuadro por el artículo 1955 del Código Civil español", por lo que el museo es el propietario legítimo.

La obra, que tiene un valor aproximado de más de 25 millones de euros, lleva expuesta en el Thyssen desde 1993 y los descendientes del dueño original del lienzo, la familia Cassirer, llevan más de 20 años litigando para recuperarla.

La pintura fue vendida por sus antiguos propietarios, una reconocida familia judía de Alemania, para conseguir un permiso con el que salir del país, escapar del régimen nazi y viajar a Inglaterra, a finales de los años treinta del pasado siglo. En 1976, el barón Hans-Heinrich Thyssen-Bornemisza adquirió el cuadro en una galería de Nueva York, por 275.000 dólares.

Durante el proceso, el Museo Thyssen ha sido defendido por el Estado español, que ha sostenido que el barón compró el lienzo obrando de buena fe.

En agosto de 2020, el Tribunal de Apelación de Estados Unidos determinó que la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza era la legítima propietaria del cuadro, pero el pasado año, los demandantes consiguieron que el Tribunal Supremo anulara esa sentencia y devolviera el caso a los tribunales californianos.

Aunque los demandantes tienen la posibilidad de intentar recurrir de nuevo ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos, sus posibilidades de que la Corte admita por segunda vez a trámite el caso es prácticamente nula, por lo que parece que esta sentencia pone punto y final a un largo proceso judicial.