Detalle de Meules, 1890, de Claude Monet. Foto: Shoteby's

Tras la subasta de la pasada tarde celebrada en la sede neoyorkina de Sotheby's se produce un nuevo cambio en la lista de obras de arte más caras del mercado. Y es que desde ayer entra a formar parte de este selecto grupo la obra Meules, uno de los conocidos cuadros de la serie Almiares, pintada por el francés Claude Monet entre el verano de 1890 y la primavera de 1891. Los 110,7 millones de dólares (98,9 millones de euros) la convierten en triunfadora por partida doble, al ser la pieza más cara de su autor y también la más pagada de todo el arte impresionista.



El cuadro, considerado uno de los iconos del impresionismo y primero de esta corriente pictórica en superar los 100 millones de dólares, había sido tasada por los expertos de la casa de subastas en unos 55 millones, un precio que superó pocos segundos después de salir a la venta. Tras una puja en la que se enfrentaron seis postores y que se prolongó hasta casi diez minutos, Meules alcanzó un precio de martillo de 97 millones de dólares, un monto que llega hasta los citados 110,7 millones de dólares tras sumarle impuestos y comisiones.



Monet comenzó a trabajar en el grupo de pinturas que se conocen universalmente como Almiares en 1884, sin embargo, las principales series de lienzos majestuosos que representan cortes de fondo, con un enfoque en los efectos evanescentes de la luz, se completaron a comienzos de la década de los 90 del siglo XIX. Los montones de paja de este Meules se distinguen de otras representaciones de la serie por las franjas diagonales de luz entre formas. Otras destacadas series de obras del pintor francés son los cuadros dedicados a la catedral de Ruan (1892-1895), y los Nenúfares de su casa de Giverny, en los que trabajó desde comienzos del siglo XX hasta 1908.



De entre los veinticinco cuadros que conforman la serie Almiares, Meules es uno de los ocho ejemplos que quedan en manos privadas. Los otros 17 residen en colecciones distinguidas pinacotecas como el Museo Metropolitano de Nueva York, el Musée d'Orsay de París y el Instituto de Arte de Chicago. En particular Meules es especial, además de por sus características pictóricas, por su ilustre procedencia, ya que fue adquirida por los socialistas ricos de Chicago y fervientes coleccionistas de obras impresionistas, el Sr. y la Sra. Potter Palmer, directamente del distribuidor de Monet en la década de 1890.



Se cree que la Sra. Potter Palmer ha poseído hasta 90 obras de Monet a lo largo de su vida, de las cuales ocho eran de la serie Almiares, que a menudo las vendían poco después de su adquisición. Sin embargo, este lienzo permaneció con ella hasta el momento de su muerte en 1918, y fue conservado por sucesivas generaciones de la familia Palmer hasta que fue comprado en una subasta en 1986 por los actuales propietarios por 2,5 millones de dólares.



Tras el éxito de Monet, August Uribe, jefe de Arte Impresionista y Moderno de Sotheby's en Nueva York, afirmó que "fue una noche fantástica para el arte impresionista clásico, destacando, por supuesto, el trabajo extraordinario de Claude Monet que hizo historia de la subasta tanto para sí como para todo el impresionismo". Por su parte, Helena Newman, jefa mundial de Arte Impresionista y Moderno de Sotheby's , apuntó que "con el récord de Monet al frente, el mercado impresionista y moderno es tan fuerte como lo ha estado en mis más de 30 años en este negocio".



Pablo Picasso: Femme au chien, 1962

También triunfó Picasso

Además del récord de Monet, la subasta de ayer dejó otras ventas interesantes. Por ejemplo, la obra La Rue Halévy, de Gustave Caillebotte, que superó con creces su alta estimación de 8 millones de dólares hasta alcanzar los 13,9. También tuvo su papel el arte latinoamericano, que intenta integrar la casa de subastas, representado en esta ocasión por, entre otros, Construcción en blanco del uruguayo Joaquín Torres-García, un cuadro de 1931 que encarna su teoría filosófica del Constructivismo Universal, su contribución más original al desarrollo de la abstracción, que superó el récord anterior de la subasta del artista cuando se vendió por 3,4 millones. Además, Sandías (1980) del mexicano Rufino Tamayo, uno de los últimos lienzos que el artista creó antes de que cesara su producción en 1990, se vendió por 4,9 millones.



El último gran protagonista no fue otro que Pablo Picasso, cuyas siete obras a subasta totalizaron 93,5 millones de dólares, lideradas por Femme au chien (1962), el magnífico lienzo a gran escala que muestra a Jacqueline Roque, su segunda mujer, entronizada en un sillón y acariciando al perro afgano de Picasso, Kaboul. El cuadro se vendió por 54,9 millones en su debut en la puja, un nuevo récord mundial de subasta para cualquier obra de Picasso en los años sesenta. Algo que, como señalaba Julian Dawes, jefe de ventas vespertinas de Arte de Sotheby's en Nueva York, demuestra "que las mejores obras producidas por Picasso en la década de 1960 se consideran iguales a las mejores creadas a lo largo de su carrera, reafirmando la fortaleza perdurable de su mercado".